Psicología

¿Cómo dar malas noticias a los niños? : Pautas y consejos

Entender las reacciones de los niños o llevarlos a un momento de tranquilidad son algunas de las pautas para saber cómo dar malas noticias a los niños.

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Pautas para saber cómo dar malas noticias a los niños

Tras un año 2020 que ha sido duro para todos, la esperanza está puesta en este 2021 que hemos estrenado hace poco, pero eso no quiere decir que las cosas malas no sigan pasando a nuestro alrededor. Algo en lo que a veces ni pensamos cuándo se trata de los más pequeños de la casa. Veamos a continuación, algunas pautas y consejos para que saber cómo dar malas noticias a los niños.

Cómo dar malas noticias a los niños

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Los niños dependiendo de la edad que tengan, son más que conscientes de todas las situaciones que se desarrollan alrededor de su vida e incluso de forma general en todo el mundo, por lo que debemos tener a mano herramientas o mecanismos que nos hagan más liviana la tarea de darles malas noticias en el caso de que ocurran.

Evidentemente, si el niño es un bebé o apenas llega a los tres años, puede que no sea consciente de lo que les decimos, por lo que puede que sea incluso aconsejable no dar esa mala noticia, pero en el caso de niños más mayores, sí que tenemos que hacerles partícipe de la situación, por mala que sea con el fin de que no se sienta excluido, o extrañado si la mala noticia implica un cambio en su rutina.

Ir con cuidado y elegir bien el momento

Eso sí, tendremos que ir con mucho cuidado a la hora de elegir las estrategias que vamos a utilizar para comunicar las malas noticias a los niños ya que de lo contrario, corremos el riesgo de que no nos entiendan o mucho peor, que acaben traumatizados. Puede que como padres o madres conozcamos bien a nuestros hijos, pero no siempre es posible predecir las reacciones de los niños más pequeños a las noticias que pueden alterar su equilibrio emocional.

Para afrontar la tarea de la mejor manera, es necesario ante todo conocer cuáles son los comportamientos más probables que asumirán los niños cuando reciban una mala noticia para estar preparados y apoyarlos en un momento de confusión y desesperación.

Además, es necesario comprender cuál es el mejor enfoque para «dosificar» las malas noticias para que no lleguen sin previo aviso, provocando un gran shock al que la psique del niño puede no responder bien.

La estrategia en forma de U

Una estrategia de comunicación que se suele utiliza mucho en la comunicación con adultos es la denominada estrategia en forma de U, que es un enfoque discursivo capaz de rodear las malas noticias con notas positivas.

El concepto es comenzar con una nota positiva o una buena noticia, y luego pasar gradualmente a comunicar las malas noticias al niño «compensándolo» inmediatamente con un impulso positivo.

Un ejemplo práctico de este enfoque podría ser: «Cariño, déjame abrazarte, porque tengo algo importante que decirte. El abuelo no va a volver casa y sé que vas a estar triste, pero no estás solo y yo siempre voy a estar aquí para consolarte».

Pautas y consejos

Además de la estrategia U, podemos recurrir también a estos otros consejos para saber cómo comunicar malas noticias a los niños:

  • Claridad y brevedad: tenemos que dar al niño solo la información necesaria, sin forzar su mente con información inútil o simplemente irrelevante
  • Decir siempre la verdad: no importa lo difícil que sea, lo mejor es dar al niño una versión de los hechos lo más cercana posible a la verdad, sin proporcionarle información confusa, incompleta o contradictoria.
  • Aceptación de las emociones: expresar emociones como tristeza, confusión o desesperación siempre debe ser posible y se debe enseñar al niño a no reprimir las emociones en cuestión, ya que todos los estados de ánimo son aceptables y cada individuo debe sentirse cómodo en probarlos todos, incluso los más dolorosos.

Entender la reacción de los niños

Al margen de estos consejos, tenemos que asumir que las estrategias de los niños para manejar el estrés emocional son muy diferentes a las que esos mismos niños desarrollarán en el transcurso de su vida adulta, por lo que la forma en que reaccionan ante las malas noticias puede parecer superficial o incomprensible a los ojos de los adultos, que actúan como meros mensajeros.

Por ello debemos entender todas y cada una de las reacciones que el niño va a tener cuando sepa la mala noticia. Y en primer lugar, es estrictamente necesario tener en cuenta que los niños se mueven para liberar la agitación. El movimiento es una parte integral de la gestión de sus emociones y, por esta razón, es posible que se levanten, caminen, o se comporten de formas que parecen tontas para los adultos.

El enfoque correcto para este tipo de situación es simplemente dejar que el niño se exprese como quiera y se sienta libre de moverse.

El niño también podría alternar momentos de escucha y atención a momentos de juego en los que parece ignorar al adulto y las malas noticias que está recibiendo. Este es un comportamiento completamente normal: con toda probabilidad, el niño se está ayudando a sí mismo a sobrellevar el impacto emocional de la mala noticia a través de actividades agradables gracias a las cuales es capaz de liberar el estrés.

No dejará de escuchar aunque parezca absorto en otras actividades y no dejará de prestar atención a lo que le dices aunque parezca ignorar por completo la presencia del adulto: solo necesita su tiempo.

Después de darle la mala noticia, podría ser una buena idea hacer algo con tu hijo que siempre haya disfrutado. Salir a pasear, ver juntos una película o comerse un trozo de tarta pueden ser ideas excelentes: lo importante es conseguir devolverle de inmediato un momento de serenidad para que el niño pueda recuperar el equilibrio emocional que estaba en peligro por la mala noticia que acaba de recibir.

Poder superar un mal momento en familia o con una figura adulta positiva es un paso fundamental en el crecimiento de un niño: aprender a manejar el dolor que viene de una mala noticia sin sucumbir a ella es una de las lecciones más importantes que se deben enseñar en el camino hacia la edad adulta.

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