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¿Qué es la hiperpaternidad?

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Paternidad

La educación de los hijos no es tarea fácil y es que hay que tener en cuenta no solo que cada niño tiene un carácter y una personalidad sino también que cada hogar y cada familia son diferentes. No obstante, eso no quita para que los padres intenten hacer todo lo posible por educar a sus pequeños de la mejor manera posible. Y eso da lugar a que surjan métodos de crianza de lo más variopintos, entre los que se encuentra la llamada hiperpaternidad. ¿Quieres conocer de qué se trata? Te lo contamos todo a continuación. Toma nota.

Lo primero es tener muy claro qué es la hiperpaternidad. Pues bien, como indicado antes, se trata de un método de crianza surgido en Estados Unidos que se basa en proteger al máximo a los hijos y por prestarles una atención exagerada. Y es que esos adultos consideran que es vital, en pro de los pequeños, que estén siempre pendientes de ellos, que puedan adelantarse a los problemas que puedan surgirles.

De la misma manera, hay que establecer que los padres que apuestan por criar a los menores de esta manera tienen claro que quieren que esos sean los mejores y que tengan la mejor vida posible. Por eso, no escatiman en buscarles los mejores centros de educación, en apostar por conseguir que tengan la formación más completa tanto escolar como extraescolarmente, les compran los mejores juguetes y la ropa más cara…

De esta manera, surgen dos tipos de progenitores a partir de esa hiperpaternidad: los llamados apisonadoras, que se encargan de aplastar los posibles inconvenientes u obstáculos de sus hijos, y los helicóptero, que están continuamente alrededor de sus hijos.

Consecuencias de la hiperpaternidad

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Consecuencias de la hiperpaternidad

Si importante es conocer qué es este método de crianza que nos ocupa, también lo es saber qué consecuencias tiene el mismo. En concreto, entre las más significativas podemos encontrar algunas como estas:

    • Los niños no desarrollan su autonomía ni su independencia, ya que tienen en todo momento a los adultos organizándoles e incluso, como se suele decir comúnmente, “sacándoles las castañas del fuego”.
    • De la misma manera, hay que establecer que si muchos educadores rechazan la hiperpaternidad es porque evita que los menores aprendan lo que es la frustración. Y eso puede traer como consecuencia que, conforme vayan creciendo e incluso de adultos, sean personas que no están preparadas para afrontar la vida. Sí, porque se “romperán” y no serán capaces de hacerle frente, por ejemplo, a situaciones que sean obstáculos para conseguir sus objetivos.
    • Los menores van a ser completamente dependientes de los demás, no sabrán hacer prácticamente nada por sí solos.
    • Serán personas con muchos miedos, debido a esa sobreprotección que han tenido en todo momento por parte de sus padres.
    • Por supuesto, hay que tener en cuenta que los menores criados de esta forma no aprenderán lo que es la capacidad de esfuerzo ni la de trabajo. Y es que sin hacer nada sus padres siempre les han dado todo lo mejor.
    • De la misma manera, hay que establecer que también los niños van a ser personas engreídas, altivas y con un más que notable ego. Eso sin pasar por alto que eso les puede generar grandes problemas para socializarse.
    • No saben qué es la responsabilidad y, además, pueden presentarse serios problemas para trabajar en equipo.
    • Además, no son personas solidarias.

¿Cómo evitar caer en la hiperpaternidad?

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Fundamental es evitar la sobreprotección

Teniendo en cuenta las consecuencias negativas que trae consigo la hiperpaternidad, se hace necesario proceder a tomar medidas para evitarla en pro de los hijos. ¿Cómo lograrlo? Haciendo que los padres lleven a cabo medidas como estas:

  • Evitando la sobreprotección.
  • Estando pendientes de los hijos, pero no saliendo a solucionarles todos los contratiempos al segundo de que sucedan. Hay que vigilarles pero dándoles la oportunidad de que aprendan a solventar esos problemas por sí mismos.
  • De la misma manera, es necesario que los progenitores empiecen, por ejemplo, a darles a sus pequeños tareas en casa que deben realizar por sí solos.
  • No menos importante es que los adultos deben darse cuenta de que no pueden pretender que sus hijos sean, tengan y logren los objetivos que ellos no lograron. Cada persona es un mundo y debe tener la libertad necesaria para decidir su camino en la vida.
  • No deben estar a su lado todo el rato mientras hacen los deberes. Deben ser los niños los que los realicen y los adultos solo les ayudarán a resolver dudas.

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