Operaciones Gol y Alevines

Once detenidos en Granada por estafar a familias de niños brasileños con promesas en el fútbol de élite

Favela
Favela de Río de Janeiro, en Brasil.

La Policía Nacional ha destapado en Granada una trama de estafas a familias de niños extranjeros con falsas promesas en el fútbol profesional. La operación se ha saldado con once detenidos y hay alrededor de 70 familias de jugadores afectadas, principalmente de menores brasileños.

Durante el primer trimestre del año, la Policía ha llevado a cabo dos investigaciones paralelas e independientes sobre dos entramados delictivos creados por sendas escuelas de fútbol en Granada. Además de la decena de arrestados, hay dos personas investigadas como presuntos miembros de ambas organizaciones, clubes de fútbol de categorías juveniles y sénior que estafaban a familiares de menores y jóvenes extranjeros, principalmente brasileños, con la falsa promesa de hacerles futbolistas profesionales de élite.

Según ha detallado la Policía en una nota de prensa remitida este martes, las investigaciones de las Operaciones Gol y Alevines se han desarrollado por parte de agentes de la Brigada de Extranjería y Fronteras, quienes recibieron una denuncia de un jugador y su entrenador que habían sido fichados en su país de origen por un club de fútbol ubicado en un pueblo del área metropolitana de Granada para jugar y participar en competiciones deportivas oficiales.

La familia abonó los 5.000 euros requeridos por los responsables del club que incluían alojamiento, manutención, desplazamientos, seguro médico privado y matrícula en un centro docente oficial para obtener la residencia legal por estudios en España, trámite del que se encargaría la abogada de la escuela-club. Tras varios meses de estancia, comprobaron que nada de lo acordado se cumplía y que los gastos exigidos iban aumentando cada mes.

Las primeras comprobaciones sobre el club-escuela evidenciaron la existencia de unos 30 jóvenes extranjeros de distintos orígenes, predominando los brasileños, de entre 16 y 23 años, a quienes alojaban en dos viviendas alquiladas por el club deportivo en un pueblo del área metropolitana de Granada.

En paralelo, se apreciaron indicios de relación entre los responsables de este club-escuela con otro situado en otro municipio granadino, cuyos jugadores, unos 40, también mayoritariamente de Brasil, residían en una casa propiedad de los directivos.

Además, por parte de responsables de ambos clubes se habían instado multitud de expedientes de regularización en la Oficina de Extranjeros de la ciudad que, de modo sistemático, siempre terminaban inadmitidos a trámite o denegados, ya que, en la práctica totalidad de los casos, la documentación presentada se encontraba incompleta o bien fuera de plazo.

Un dato coincidente entre los jugadores de ambas escuelas era que ninguno de ellos asistía a clases, pese a que en todos los expedientes de regularización se aportaban matrículas de centros docentes.

Además, residían en las casas facilitadas por los clubes en condiciones de hacinamiento, con escasa comida y ninguno de ellos conseguía regularizar su residencia legal, solicitando cada mes entre 1.500 y 1.700 euros más a cada familiar, los cuales venían a sumarse a los 5.000 iniciales entregados.

El engaño a las familias iba más allá, ya que informaban de que no podían federarse, y se ha comprobado que la Federación Andaluza de Fútbol sólo exige un pasaporte en vigor para participar en competiciones oficiales a nivel provincial o autonómico.

Captación en países de origen

El modus operandi empleado consistía en captar en sus países de origen a jóvenes de entornos económicos acomodados, con destacadas habilidades como futbolistas, para venir a España con el gancho de ser futuros futbolistas profesionales, comenzando por jugar en equipos de categorías inferiores, juvenil o sénior, con opciones de ser descubiertos y fichados por clubes mundialmente conocidos.

No obstante, la presunta intención de los entramados delictivos era engañar a los jóvenes y a sus familias para obtener elevadas cantidades económicas en un corto espacio de tiempo, simulando cargos sobreelevados asociados a su regularización, alojamiento y manutención.

Las expectativas de ser futbolistas profesionales concluyen una vez que caducan los visados o periodos de estancia como turistas o cuando la familia no puede asumir el alto coste económico exigido, tras lo que el joven regresa a su país o se queda en situación irregular en España, siendo sustituido por otro jugador captado de igual forma.

Finalmente, han sido once las personas detenidas junto con otras dos más que han sido investigadas, como presuntos integrantes de una trama criminal compuesta por tres eslabones. El primero de ellos estaría formado por los captadores, residentes o desplazados hasta los países de origen de los estafados para contactar con las familias acomodadas de jóvenes con condiciones deportivas, encargados también de facilitar la documentación a los extranjeros.

El segundo eslabón integrado por los propietarios de centros docentes que certificaban falsamente la matriculación de los extranjeros para que pudieran obtener visados y facilitarles las condiciones de acceso en frontera. Y el tercero y más importante, compuesto por el equipo directivo, encargado de diseñar la estrategia, adquirir o alquilar las viviendas en las que alojarlos y simular trámites para estafar a las familias.

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