El caso Dina ha dejado al descubierto la estrategia del vicepresidente segundo del Gobierno y secretario general de Podemos, Pablo Iglesias: acabar con el director de OKDIARIO, Eduardo Inda, y cerrar su periódico. El falso relato construido por Podemos involucrando a miembros de la Policía y de medios de comunicación ha resultado un fiasco. Un fiasco político y judicial.
Pablo Iglesias ha pasado de personarse como víctima a ser apartado de la causa como acusación. Es más, la Fiscalía Anticorrupción apunta a Iglesias como autor de los delitos de revelación de secretos y daños informáticos (obstrucción a la Justicia), a los que podría añadirse un tercero de fraude procesal.
Mientras el caso amenaza con atraparle judicialmente, el líder de la formación morada ha cambiado de estrategia: atacar cualquier voz crítica. ¿Cómo? Señalando a comunicadores como Eduardo Inda o Vicente Vallés. Cualquier plan es bueno con tal de no que no se hable de lo realmente importante, el caso en sí.