Poca gente lo sabe, pero en el Mediterráneo catalán se esconde una de las playas más largas y con un faro mágico
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Entre las playas más largas de la costa mediterránea catalana se oculta un paraje que destaca tanto por su extensión como por sus peculiaridades geográficas. No es la Costa Brava ni se trata de una zona urbana con servicios o paseo marítimo. Aquí, el mar se combina con un ecosistema de dunas, marismas y senderos que ofrecen una experiencia diferente.
A pesar de que su acceso no es inmediato y exige una caminata considerable, este territorio ha conseguido mantenerse alejado de la masificación. Es una zona de tránsito restringido en ciertos periodos del año y protegida por su valor ecológico. Al llegar, el paisaje desértico se impone, interrumpido tan solo por una construcción vertical que hoy es todo un emblema del entorno.
Así es una de las playas más largas y con un faro mágico de la costa catalana
Para esta ocasión toca hablar de la Punta del Fangar, radicada al noreste del Delta del Ebro, en la provincia de Tarragona. Este espacio natural protegido destaca por su extensión, su aspecto desértico y por albergar una de las playas más largas del litoral catalán, con más de 6,5 kilómetros de longitud.
A diferencia de otras zonas del Delta dominadas por arrozales y vegetación, aquí el terreno es árido y arenoso, conformado por dunas móviles que configuran un paisaje poco habitual en esta parte del país.
Durante el camino hacia esta playa, es frecuente observar espejismos en la distancia, lo que le ha valido a esta zona el sobrenombre de La Playa de los Espejismos. También es un punto clave para la observación de aves, sobre todo durante la primavera, cuando tiene lugar la temporada de nidificación.
Por esta razón, entre abril y septiembre el acceso está limitado a un solo tramo habilitado frente a la playa.
El faro del Fangar: único en su entorno
Uno de los elementos más llamativos de la Punta del Fangar es su faro, conocido como La Faroleta. Esta torre blanca de hormigón con bandas rojas mide 20 metros de altura y tiene un alcance de 12 millas náuticas.
Se erige como la única edificación visible en toda la península y su presencia destaca entre las dunas y el cielo abierto. Fue construido en 1986 y sustituyó a un faro metálico anterior, ubicado en la isla de Buda.
Además de su función señalizadora, el faro goza hoy de un valor simbólico y fotogénico, especialmente al amanecer o al atardecer, cuando la luz natural tiñe las dunas de tonos cálidos. Es el único punto con sombra de toda la ruta y se suele utilizar como lugar de descanso antes de emprender el camino de regreso.
Este espacio también tiene un componente cultural y mitológico. Según la tradición popular, era el lugar donde habitaba la Cucafera, una criatura legendaria del Delta, emparentada con los dragones y las tortugas gigantes. Algunos relatos locales aseguran que fue atraída por las luces del faro y terminó varada en la playa.
Cómo llegar a Punta del Fangar y qué tener en cuenta
El acceso a esta península es exclusivamente peatonal. El recorrido habitual parte de la Playa de la Marquesa y continúa en línea recta bordeando el mar hasta llegar al faro, situado en pleno corazón del arenal.
Aquí el estacionamiento está regulado y sujeto a pago. Es importante tener en cuenta que, en temporada alta, el control es riguroso y cualquier irregularidad puede derivar en sanciones.
El trayecto, de aproximadamente 8,4 kilómetros ida y vuelta, carece de desniveles y está clasificado como de baja dificultad, aunque la exposición al sol y al viento puede afectar la experiencia.
A continuación, van algunas recomendaciones para quienes se animen a introducirse en una de las playas más largas de Cataluña:
- Usar calzado adecuado para caminar sobre arena.
- Llevar agua suficiente para todo el trayecto.
- Usar protección solar y ropa de abrigo ligera.
- Aplicarse repelente de insectos.
- Respetar a la señalización medioambiental.
Por otra parte, el valor ambiental de la Punta del Fangar es elevado. Las dunas que se encuentran aquí se consideran unas de las mejor conservadas del litoral catalán. Son hábitat de cría y alimentación de numerosas especies de aves marinas, como gaviotas y charranes. Por ello, el acceso a las dunas está prohibido todo el año y los perros deben ir atados en todo momento.
El itinerario peatonal está diseñado para evitar daños al ecosistema. No hay señalización permanente, por lo que se recomienda informarse previamente en los centros de visitantes del Parque Natural del Delta del Ebro.
También está prohibida la acampada fuera de zonas habilitadas, encender fuego, recolectar especies animales o vegetales, y utilizar drones.