Alerta entre los dueños de los perros por el producto que pone a tu perro en riesgo: es veneno para ello


Más allá de los accidentes domésticos, en los últimos años ha aumentado la conciencia acerca de los riesgos que enfrentan los perros a la hora de salir a pasear. Recientemente, la comunidad de Doguify, una aplicación especializada en mascotas, ha alertado sobre un veneno invisible que está proliferando en España y puede ser muy peligroso. Se trata de Babosil, un veneno ampliamente utilizado contra las babosas y la caracoles. Su principal ingrediente es el metaldehído, que incluso en cantidades mínimas representa un peligro para nuestros compañeros de cuatro patas.
Lo más preocupante es que la mayoría de veces no hay ningún tipo de señalización en los lugares donde se utiliza. Mientras que otros productos químico se señalizan cuando se esparcen en parques y jardines, con el Babosil no suele haber ningún tipo de advertencia. Y es suficiente con que un perro lo lama para que el veneno empiece actuar en unos pocos minutos, provocando síntomas de gravedad, como vómito, temblores, convulsiones y, en el peor de los casos, parada respiratoria.
¿Por qué es tan peligroso el metaldehído?
Este veneno se utiliza contra babosas y caracoles, pero también es muy tóxico para los perros. Ataca el sistema nervioso y, a diferencia de otros venenos que requieren ingestas considerables para causar un daño severo, en este caso una mínima cantidad es suficiente para poner en peligro la vida del animal.
«Los síntomas de intoxicación suelen aparecer entre una y tres horas después de la ingestión, aunque en dosis pequeñas pueden retrasarse más tiempo y progresar durante varias horas. Cuando la cantidad ingerida es reducida, alrededor de cinco a diez miligramos por kilogramo de peso, se manifiestan signos como salivación excesiva, enrojecimiento facial, vómitos, cólicos abdominales, diarrea y fiebre. En cambio, con dosis mayores, el cuadro clínico puede agravarse con irritabilidad, falta de coordinación, somnolencia, movimientos musculares anormales, rigidez extrema, convulsiones e incluso coma. En algunos casos, las crisis convulsivas no aparecen de inmediato, sino que se retrasan hasta diez o catorce horas, según lo descrito en diferentes informes. Además, la actividad muscular intensa y continua puede desencadenar rabdomiólisis y provocar un aumento crítico de la temperatura corporal, mientras que también se han documentado complicaciones graves como daño hepático y renal», detalla Access de McGraw Hill.
La advertencia sobre el Babosil cobró fuerza después de que Doguify compartiera un post en Instagram alertando a los dueños de mascotas. A raíz de esta publicación, muchos dueños compartieron casos de intoxicación que comenzaron con simples temblores y terminaron en urgencias veterinarias. Aunque algunos animales lograron recuperarse con atención inmediata, otros no tuvieron la misma suerte.
Bekyk hierdie plasing op Instagram
Cuando un perro ha estado en contacto con este veneno, los primeros signos de alerta aparecen en cuestión de horas.
Entre los síntomas más habituales se encuentran los vómitos repentinos, que aparecen porque el cuerpo del animal intenta expulsar la sustancia tóxica, y la salivación excesivo. A medida que avanzan los minuto, la intoxicación empeora y comienzan a aparecer los signos neurológicos, como los temblores. Si no se actúa de inmediato, los temblores pueden evolucionar a convulsiones generalizadas.
La dificultad para respirar es otra señal crítica. Se puede manifestarse como jadeo intenso, respiración entrecortada o incluso la imposibilidad de mantener un ritmo respiratorio estable. En estos casos, cada minuto es vital. Otro signo que suele pasar más desapercibido, pero que resulta igualmente importante, es la descoordinación en los movimientos.
Los veterinarios son tajantes en este sentido: ante la mínima sospecha de que el perro haya ingerido Babosil u otro producto similar, es fundamental acudir a un centro de urgencias veterinarias. El tratamiento, en la mayoría de los casos, incluye la inducción al vómito (si la ingestión es muy reciente), la administración de carbón activado para reducir la absorción del veneno y el soporte con fluidoterapia para proteger órganos vitales como el hígado y los riñones. Además, en los casos más graves, se aplican fármacos anticonvulsivos y medidas de soporte respiratorio para estabilizar al paciente.
Alternativas más seguras
Aunque el metaldehído ha sido durante años el producto más utilizado para controlar babosas y caracoles, cada vez son más los expertos que recomiendan sustituirlo por opciones menos agresivas.
Una de las alternativas más conocidas es el fosfato de hierro, que resulta mucho menos dañino para perros, gatos y otros animales que puedan entrar en contacto con él. Además, no genera residuos tóxicos peligrosos para el suelo ni para el agua.
Otra opción interesante es el EDTA de sodio y hierro, un compuesto que actúa de manera similar al fosfato, pero con un ritmo algo más rápido. Por último, están los métodos ecológicos, como la recogida manual de caracoles y babosas durante la noche. Aunque pueda parecer laborioso, es un sistema muy efectivo en jardines pequeños y no supone ningún riesgo para la salud de los animales de compañía ni para el ecosistema.