El Grupo Peaches acaba de introducir junto al Hospital Universitario de Fuenlabrada la primera Bioincubadora especializada en terapia celular. Su objetivo es investigar la cura del cáncer de páncreas, una de las enfermedades con mayor tasa de mortalidad. «Nuestra colaboración público privado está beneficiando la investigación para la cura del cáncer de páncreas», afirma Juan Carlos de Gregorio, CEO de Peaches Biotech y Fundador de la Bioincubadora.
PREGUNTA: Juan Carlos, ¿a qué nos referimos cuando hablamos de esta Bioincubadura que avanza en la cura el cáncer de páncreas?
RESPUESTA: La Biouncubadora es un proyecto de captación de talento. Tratamos de atraer a los grupos más avanzados a un centro de investigación- que está en Hospital de Fuenlabrada-, en el cual disponemos de una capacidad tecnológica para desarrollar proyectos de investigación vinculados, en este caso al cáncer de páncreas, pero a otros tratamientos que están cerca de lo que ahora llamamos medicina personalizada.
Es decir, de la utilización de las células madre como modelos de tratamiento novedosos que se basan en la inmunología y en la propia capacidad del cuerpo humano de regenerarse. Tenemos que traer ese talento que se nos ha escapado de las magníficas universidades españolas, como el doctor Hidalgo, que se ha ido a trabajar al Hospital Weill Cornell de Nueva York y donde está desarrollando sus experimentaciones sobre el tratamiento del cáncer de páncreas, junto al doctor Muthuswamy.
El cáncer de páncreas tiene un 97% de mortalidad. Es decir, se salvan tres de cada 100 pacientes. Es una barbaridad. El tener un cáncer de páncreas hoy nos limita absolutamente, porque parece que nuestra vida se ha terminado.
P.- ¿Cuál es la peculiaridad de este tratamiento?
R.- Los tratamientos que hay ahora mismo del cáncer de páncreas no son muy eficaces. Éste es un tratamiento patólogo de medicina personalizada. Es decir, es un tratamiento absolutamente innovador y totalmente natural a la hora de tratar. El doctor Hidalgo toma una muestra de ese cáncer de páncreas, saca las células cancerosas y las hace crecer. A su vez, se saca una muestra de sangre del paciente y se aíslan los linfocitos T. Nosotros vamos a ver en ese cultivo que cuáles son los linfocitos T “asesinos” de ese cáncer. Los aislamos y los reproducimos.
Esos linfocitos T están educados, saben dónde tienen que ir y saben qué células tienen que matar y saben cómo matarlas. Eso es lo que ocurre en ratas, en nuestros medios de cultivo y eso es lo que hemos demostrado experimentalmente. ¿Qué queremos hacer ahora? Empezar a hacerlo los humanos.
P.- ¿Cuántos pacientes se pueden beneficiar de este tratamiento y cuándo se va a poder experimentar o tratar en humanos?
R.- No te lo puedo decir. Si me preguntas por una emoción humana, te digo que como emoción humana esperamos salvarlos a todos. Como emoción de investigador, te puedo decir que si sacamos un 50% ya es algo maravilloso. Pero lo más importante de todo esto es que Livings Cells, con la incubadora, nos permite emocionar al doctor Hidalgo, ponerle los recursos y que vuelva a España a investigar.
P.- ¿Esta fuga de talento se debe a que España no es un lugar atractivo para la investigación?
R.- No llega al 1% del PIB lo que gastamos en investigación, mientras que Alemania se gasta el 3%, e Israel se gasta el 6%. Evidentemente, aquí no hay dinero para la investigación y lo demuestran los gobiernos que hemos tenido. En el momento en el que hay una crisis económica, donde primero se recorta en la investigación. ¿Qué ocurre? Los ratios de éxitos se los llevan otras universidades que sí que pagan por esto. Entonces el talento se escapa.
Que un sistema nacional de salud se beneficie y que obtengamos una realidad en los tratamientos humanos, genera mucho valor desde el punto de vista económico y desde el punto de vista humano. Nosotros tratamos de que ese valor se refleje también en los investigadores. Precisamente una de las cosas que pretendemos es que no sólo sea la industria farmacéutica la que genere valor con estos medicamentos cuando los venda, sino que den el tránsito de esa investigación.
P.- ¿Se podría trasladar a otro tipo de cáncer?
R.- El tratamiento funciona con cánceres sólidos. Hemos probado con el cáncer de páncreas y el ‘expertise’ del doctor Hidalgo está en el cáncer de páncreas, pero la ciencia nos dice que si estos linfocitos T que han aprendido de estas células tumorales ¿y si son de color? ¿de mama o de pulmón? Tendremos que experimentar.
P.- Estamos hablando de un proyecto que es fruto de una colaboración entre lo público y lo privado. Es algo que está bastante estigmatizado.
R.- Si en España está muy estigmatizado mientras que en el resto de los países europeos y en Estados Unidos es totalmente lo contrario. Si no invertimos desde lo público en investigaciones privadas se nos va el talento. Si conseguimos que empresas privadas inviertan en lo público y buscamos un escenario en el cual el propio sistema nacional de salud se beneficie de lo que estamos haciendo, estamos teniendo éxito en el proyecto. Y si además somos capaces de sentarnos y negociar que ese producto o ese tratamiento que puede tener un coste, se puede reducir al 50%, pues realmente lo que estamos haciendo es que esa colaboración implique que los pacientes de a pie en este país y que tengan cáncer de páncreas se beneficien.