Apoteosis de Ferrera en Badajoz: corta seis orejas en una encerrona épica

Antonio Ferrera en Badajoz (Foto: EFE)
Antonio Ferrera en Badajoz (Foto: EFE)

Llegaba el gran día de Antonio Ferrera esta temporada, en una cuidada encerrona celebrada en su plaza de Badajoz ante seis toros de la ganadería de Zalduendo, hierro propiedad de sus apoderados.

El primer toro, de nombre Pueblo, girón chorreado, de 546 kilos, un animal al que Ferrera toreó muy bien por verónicas antes y después del tercio de varas. El diestro brindó al respetable, llevando a media altura al toro y consiguiendo por ese lado momentos de magia ante un animal muy repetidor y que mantuvo la emoción durante toda la obra del extremeño. El astado se descomponía en el momento en el que echaba arriba del todo la muleta, pero la experiencia del torero supo adueñarse de la situación a media altura y componer para llegar al tendido. Por el lado izquierdo Ferrera logró compendiar una tanda de buen trazo ante la movilidad de su oponente en el epílogo muleteril. Remató con una estocada entera y se le premió con una oreja.

Al segundo Ferrera lo saludó con la variedad capotera del toreo mexicano para después estirarse a la verónica que remató con una revolera. Al animal le costaba ir al caballo, por lo que el diestro en una decisión controvertida ordenó a su picador José María González que picase fuera de las dos rayas, lo que provocó alguna protesta en los tendidos y que el toro en el encuentro con el peto derribase al caballo. En la segunda vara, también en los medios, sí pudo sujetar al astado, lo que desató la ovación del respetable que despidió al picador entre aplausos. El animal de la ganadería de Zalduendo en la faena con la muleta mostró el mismo carácter reservón que había exhibido en varas. Ferrera, por medio de la voz y dejando siempre la muleta en la cara del animal, tiró de él en series con la mano diestra en una faena en la que mostró sus dotes de gran lidiador y un excelente manejo del toreo al natural con el que culminó su actuación. Finalizó con una estocada entera. Cortó la segunda oreja de la tarde.

El tercero de la tarde, Primoroso, bragado meano mulato, de 542 kilos, un animal al que Ferrera cerró el saludo con una larga con la rodilla genuflexa. El torero fue prendido en la segunda de las tandas por el pitón izquierdo. Lo zarandeó por los aires y, tras la voltereta, se repuso. Lo toreó como pudo ante la peligrosidad del animal, matando rápido con dignidad a un dificultoso astado. Recibió una ovación.

Ferrera saludó al cuarto de la tarde con una larga en el tercio. El animal tenía muy poco ritmo pero era obediente, lo que permitió una obra muy del nuevo concepto del extremeño, con muletazos de trazo relajado y adormecido, incluso con la izquierda con la muleta montada y con la derecha sin ayuda del estoque. Remató la faena con una gran estocada en el hoyo de más agujas. Se le premió con dos orejas.

Ofuscado fue el quinto, un animal al que Ferrera dejó maravillosos detalles capoteros en su inicio de faena. Más apagado que sus hermanos anteriores, no logró conectar con el tendido. Antonio logró una tanda al natural de muletazos aislados. Tuvo que demostrar su capacidad lidiadora ante el animal. Abrevió rápido y se le premió con palmas.

Al sexto de la tarde lo saludó en los medios de la plaza a portagayola en unos segundos que se hicieron eternos por lo incierto del toro antes de llegar a la jurisdicción del torero. Ferrera sufrió una espeluznante cogida al intentar poner las banderillas siendo lanzado por los aires. Se repuso y dejó una faena de vergüenza torera que acabó premiada con una oreja.

Ficha del festejo

Plaza de toros de Badajoz. Lleno en el aforo permitido.
Seis toros de la ganadería de Zalduendo.
Antonio Ferrera en solitario: oreja, oreja, ovación, dos orejas, palmas y oreja.

Lo último en Toros

Últimas noticias