Asesinato

La tía de Luis Lorenzo era una «paciente sana» un mes antes de su traslado a Madrid

Luis Lorenzo
Isabel Suárez, su sobrina Aránzazu y Luis Lorenzo.
  • Alfonso Egea/ Luis Miguel Montero

María Isabel Suárez Arias, tía de la esposa de Luis Lorenzo, -Aránzazu Suárez-, era una “paciente sana/sin enfermedades”, según recoge el informe elaborado por los agentes de la Guardia Civil que investigaron la muerte violenta de Isabel, por la que fueron detenidos y acusados de asesinato el actor Luis Lorenzo y su pareja, que cuando llamaron al 112 para comunicar el fallecimiento de la mujer, cuatro horas después de producirse el óbito, dijeron que tenía una grave enfermedad diagnosticada hacía tiempo. A primeros de marzo de 2021 se trasladó a Madrid y comenzó a tener pronósticos médicos cada vez más graves hasta su fallecimiento a finales de junio.

El informe que dice que Isabel era «una paciente sana/sin enfermedades» al que se refiere la investigación policial fue emitido por un hospital ovetense, el Hospital Naranco, que tiene fecha de 4 de febrero de 2021. Supuestamente la víctima, María Isabel, fue trasladada por su sobrina carnal Aránzazu y su pareja, el actor Luis Lorenzo, a principios de marzo de 2021 al domicilio de ambos en la localidad madrileña de Rivas. Hay que recordar que Isabel Suárez murió a causa de una intoxicación masiva con cadmio y manganeso, el 28 de junio de 2021, según su autopsia definitiva. Es decir, que en sólo cuatro meses de ser una «paciente sana» pasó a fallecer. Tanto el actor Luis Lorenzo como su esposa, sobrina de la víctima, sostuvieron ante los médicos y en los interrogatorios que la mujer de 85 años padecía un avanzado estado de alzheimer en fase terminal y que ésta debía de ser la causa más probable de su rápido deterioro cognitivo y fallecimiento.

Pero las contradicciones entre los médicos asturianos y madrileños que trataron a la mujer llamaron la atención de los investigadores porque era muy diferentes. Un informe emitido por el hospital Naranco de Oviedo el 4 de febrero de 2021 le retiraba a Isabel Suárez su dosis de Reminyl, un medicamento para tratar la demencia que se le había diagnosticado con fecha 16 de octubre de 2020, al no considerarlo necesario y la consideraban una «paciente sana».

También los investigadores de la Guardia Civil reconocen que “sobre todas las asistencias médicas que la fallecida tuvo, nos encontramos divergencias claras en lo que se refiere a su estado de salud y dolencias mentales, ya que los profesionales sanitarios de Asturias parece que no advirtieron que María Isabel (la víctima) sufriera enfermedad mental alguna”. Esto era una clara contradicción con la medicación que recibía Isabel en Madrid en lo que “parece ser una alternancia en el consumo de medicación en virtud del lugar donde se encontrase María Isabel”, aseguran los documentos elaborados por la investigación.

Tantas fueron las dudas sobre el estado de salud de María Isabel que los investigadores llegaron a entrevistar a cuatro médicos y tres cuidadores de la empresa contratada durante un tiempo para atender a la fallecida, además de interrogar a la mujer que estaba 24 horas con ella.

Una de los médicos que trató a Isabel en el Centro Médico Santa Mónica de Rivas-Vaciamadrid, la doctora M.L.L.L. fue interrogada por los agentes, y dijo que “no ha tratado personalmente con la fallecida (…) sólo a través de consulta telefónica con la que dijo ser su sobrina, por motivo de las prescripción de un medicamento (quetiapina)” y que “sabe por el historial médico que María Isabel parecer ser que tenía demencia”. Pero esta información contrasta claramente por la ofrecida por los familiares más cercanos de la fallecida que siempre explicaron en la Guardia Civil que Isabel gozaba de excelente salud, «que se valía sola e incluso iba a vender huevos a la plaza (…) de Oviedo». ¿Es posible que hubiera un deterioro de salud gravísimo entre marzo y junio de 2021? Eso es lo que la instrucción judicial trata de aclarar.

Es cierto que los datos recogidos por los investigadores sobre la mujer arrojan innumerables visitas al médico en la Comunidad de Madrid hasta el extremo de que existen 21 visitas a hospitales, centros de salud y Urgencias en Madrid entre el 12 de marzo y el 16 de junio de 2021. El 15 de marzo le diagnosticaron “empeoramiento progresivo del temblor y fallos amnésicos, dificultad manejo dinero, encontrar cosas ocasionalmente, suspicacia (…) limitación en la comunicación”. El 29 de abril le diagnosticaron en Urgencias, donde había acudido por una caída,“demencia severa con trastorno de conducta, politraumatizada”, es decir, que tenía varias heridas por el cuerpo. Sin embargo, el 7 de mayo la propia paciente fue capaz de explicar, según la documentación en poder de la juez, que “el neurólogo dice que tiene demencia de cuerpos de Lewy y varias caídas en el último mes”. Si sufría una demencia tan avanzada ¿cómo dice el informe que ella misma hizo referencia a esta enfermedad?

La autopsia tras su violento fallecimiento determinó que María Isabel presentaba en su organismo “una concentración de cadmio 200 veces superior al límite considerado como normal y la concentración de manganeso es 20 veces superior al límite normal”, algo que no tenía nada que ver con las medicinas que tomaba.

La familia de la víctima siempre constataban que cuando Isabel estaba en Asturias parecía tener mejor salud que cuando estaba en Madrid. Consuelo, la cuñada de Isabel, fue uno de los familiares entrevistados por los investigadores de la Guardia Civil y su declaración es importante por la profusión de detalles médicos sobre la fallecida que ofreció a la Guardia Civil: «Isabel tenía algo de varices, sordera y nada más» y «psicológicamente no tenía ninguna enfermedad, en marzo de 2021 estaba bien, no recuerda que tuviese que ir a Urgencias nunca». Ahora será la Justicia quien tenga que aclarar si la mujer agravó tanto su estado de salud en tan poco tiempo, en concreto cuatro meses.

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