Sale a la luz lo que hace la princesa Leonor en su tiempo libre: «Mucho pique»
La princesa Leonor ha adquirido una repercusión internacional
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La princesa Leonor está viviendo uno de los capítulos más intensos de su formación militar a bordo del buque escuela Juan Sebastián Elcano. Durante esta experiencia, está recibiendo una formación académica y técnica rigurosa y ha encontrado espacios de desconexión junto al resto de los guardiamarinas. En esta etapa de navegación, la heredera al trono se encuentra en Santo Domingo, penúltima escala del crucero de instrucción, donde se han revelado aspectos poco conocidos de su día a día en alta mar.
Más allá de las estrictas rutinas formativas, Leonor y sus compañeros han sabido convertir los momentos de ocio en oportunidades para fortalecer la convivencia y el espíritu de equipo. Según explicaron varios guardiamarinas durante un programa especial de Radio Exterior celebrado a bordo, existe un ambiente dinámico y competitivo en las actividades recreativas del barco. Una de las formas más populares de pasar el tiempo libre es el mus, un juego de cartas que ha cobrado gran importancia entre los tripulantes. «Hay competiciones tensas y están regladas y fundamentadas en un reglamento de todo el barco. Hay un torneo de todo el barco y hay mucho pique», ha comentado una de las amigas de la princesa.
Este pasatiempo se ha convertido en todo un torneo oficial dentro del navío, regido por normas claras y con una estructura organizada. Las partidas generan una notable tensión competitiva y según confesaron no faltan los piques amistosos. De hecho, el premio para el vencedor del campeonato ha sido nada menos que un jamón, símbolo del entusiasmo con el que se viven estos duelos de cartas.
Así pasa doña Leonor su tiempo libre
Las competiciones no se limitan a los naipes. El entrenamiento físico también forma parte del entretenimiento. En el mismo programa, los compañeros de Leonor revelaron que se celebran desafíos de fuerza, como las dominadas en barra, alrededor de las cuales se agrupan todos con gran expectación. Este tipo de actividades no solo fomentan el deporte, sino que permiten desconectar del exigente ritmo diario sin alejarse del espíritu militar.
La vida en el Juan Sebastián Elcano se organiza con precisión. Los futuros oficiales deben cumplir con un programa académico muy exigente que se desarrolla en espacios comunes adaptados para ello. Las clases tienen lugar en la cámara de guardiamarinas, un amplio salón que también funciona como comedor y área de conferencias. Es allí donde se imparten materias tanto del ámbito técnico como del militar.
La formación abarca dos grandes bloques. Por un lado, los contenidos técnicos vinculados a la ingeniería mecánica, entre los que se encuentran asignaturas como Mecánica de Fluidos. Por otro, un área dedicada a los conocimientos propios de la vida castrense, como el Derecho marítimo o los sistemas y tácticas de armamento. Todo ello configura una formación integral que combina el estudio teórico con la experiencia directa de navegar y operar un buque histórico.
La princesa está muy integrada
A pesar del elevado nivel de exigencia, los cadetes disponen de ciertos momentos para dedicarse a sí mismos. La gestión del tiempo libre se convierte así en una herramienta para mantener el equilibrio emocional y físico durante la travesía. En ese contexto, leer, hacer llamadas a casa o simplemente disfrutar de una conversación en cubierta son pequeñas rutinas que ayudan a mantener el ánimo.
Uno de los aspectos más destacados por los propios compañeros de Leonor es la facilidad con la que pueden mantenerse en contacto con sus familias. Gracias a los avances tecnológicos implementados en el barco, los guardiamarinas pueden hacer llamadas con regularidad, lo cual ha sido especialmente valorado durante los largos trayectos oceánicos. Aunque la frecuencia de estas comunicaciones varía según las circunstancias, muchos eligen llamar cada día, otros reservan ese momento para los domingos o en función de la diferencia horaria con España.
Esta conexión con el entorno familiar es percibida como un factor crucial para el bienestar emocional de los cadetes. Saber que pueden hablar con sus seres queridos en cualquier parte del mundo refuerza el vínculo con sus raíces, incluso en medio del océano. La combinación entre disciplina naval y cercanía forma parte del modelo de formación que busca cultivar la fortaleza sin perder de vista la sensibilidad personal.
Un barco con mucha historia
El buque escuela Juan Sebastián Elcano, aunque cargado de historia y tradición, también es un espacio donde se promueve la igualdad entre hombres y mujeres. Así lo explicó una de las compañeras de la princesa Leonor, quien quiso dejar claro que no existe ningún tipo de diferenciación entre ellos. Las nueve mujeres que forman parte del grupo de guardiamarinas realizan exactamente las mismas tareas que sus compañeros varones: desde las clases hasta las actividades físicas y recreativas.
La afirmación refuerza el mensaje de una institución que, pese a sus raíces militares, ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos. La presencia femenina en el ámbito castrense ha dejado de ser anecdótica para consolidarse como una parte fundamental del sistema de formación.