La crisis sanitaria necesita comunicar bien

La crisis sanitaria necesita comunicar bien

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Viene a nacer la acertada y prometedora apuesta informativa de un diario digital de Salud en un contexto temporal especialmente propicio para que la exigente necesidad ciudadana de disponer de una información imprescindible y diáfana en un ámbito tan crucial como es la política sanitaria se vea saciada. Con esta nueva propuesta digital, la comunicación extiende su compromiso social posiblemente cuando más perentorio resulta. Debemos decirlo cuanto antes: la necesidad de una comunicación mejor al ciudadano, que no únicamente al paciente, constituye una de los principales aprendizajes que nos viene dejando la pandemia en nuestra sociedad, y de manera especial a las Administraciones y organizaciones.

Desde nuestra condición de consultores de Comunicación y Asuntos Públicos, situamos esta mejoría en la comunicación y la relación con los diferentes grupos de interés desde la exigencia de una mayor transparencia, de un suministro de información contrastada, formación y, en definitiva, de un indudable servicio público desde los medios de comunicación, organizaciones y Administraciones públicas.

La sanidad, la respuesta asistencial en suma, requiere de una comunicación sin interpretaciones, transparente y al alcance inmediato de su comprensión generalizada. Nos jugamos la salud y, en buena medida, gran parte del prestigio internacional de nuestro país en la obligada apuesta por cuidar de nuestro bien ganado Estado de Bienestar.

Es evidente, y dicho con dolorosa resignación, que la cruel pandemia que nos sigue castigando humana, sanitaria y económicamente ha producido incalculables desgarros, pero también nos deja enseñanzas que nos hacen crecer en lo humano y en lo profesional, para que sepamos corregir nuestras propias deficiencias. Resulta evidente que nunca podremos ganar al ataque invasor imprevisible e indescifrable, como emergió cruelmente la Covid-19. Pero sí hemos descubierto que la apuesta por los avances científicos, dentro de una adecuada política preventiva, constituyen nuestro escudo más seguro de presente y futuro.

Por medio de esta enseñanza, a base de un coste demasiado elevado de vidas humanas y de desgarros sociales, hemos abrazado la convicción de que la apuesta por la investigación científica debe ser la piedra angular sobre la que se articule la férrea respuesta, no sólo ante la llegada de nuevas pandemias, sino del avance social en general. Una amenaza que nadie niega y ante la que estamos impelidos a encarar mediante una coordinada actuación institucional que el ciudadano visualice.

Resulta obvio señalar, después de tantos meses de sufrimiento, que la salud es uno de los bienes más preciados de cuantos conforma la sociedad. Nunca la generación económica había imaginado los perniciosos efectos que arrastra una pandemia tan demoledora por expansiva. Es por ello que el compromiso por dotarse de esa trinchera científica, y adecuando para ello los medios económicos suficientes, aflora como el clamor exigente del ciudadano.

En la proyección social y constante de ese esfuerzo, donde la iniciativa privada debe disponer -junto al sector público- de un espacio propio con la aportación de sus avances científicos, es donde la comunicación debe desempeñar una función de auténtico colaborador social. Desde los medios y/o cualquier canal de comunicación como catalizadores de la información sobre la progresiva aplicación de avances sanitarios articulados por una política preventiva bien definida, que fluye y se hace comprender. Desde la aportación de nuestro sector de la consultoría, nos correspondería poner en valor todo ese trabajo, tanto de la Administración como de las organizaciones, y contribuir al entendimiento, formación e inspiración que aporte al ciudadano la permanente sensación emocional de que su salud está en buenas manos.

Directora de BeConfluence, Consultora de Comunicación y Asuntos Públicos

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