Antibióticos y vacunas «de toda la vida» para tratar la demencia

Dar nuevos usos a medicamentos ya conocido ofrece la ventaja de un precio más asequible y la mayor experiencia en su empleo

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La demencia es una de las principales causas de discapacidad y muerte.

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La demencia es una de las principales causas de discapacidad y muerte en los países desarrollados, y tiene un enorme impacto en la calidad de vida de los pacientes y de las personas de su entorno.

A pesar de los numerosos esfuerzos que ha hecho la comunidad científica, desarrollar nuevos medicamentos para detener el avance de la demencia o prevenirla está resultado extremadamente difícil. De momento se cuenta con terapias para aliviar los síntomas, con «efectos modestos», según los investigadores.

Dos nuevos medicamentos (lecanemab y donanemab) ha mostrado eficacia para reducir el volumen de las placas amiloides que caracterizan el alzhéimer y ralentizar la progresión de la enfermedad. No obstante, algunas agencias reguladoras han considerado que los beneficios de estos tratamientos son insuficientes para aprobar su empleo.

Numerosos grupos de investigación están centrándose ahora en estudiar si medicamentos ya conocidos pueden tener un efecto sobre la enfermedad. Su perfil de seguridad ya es conocido, de modo que los ensayos clínicos de estas terapias se pueden llevar a cabo con mayor rapidez.

Urgen nuevos fármacos

Ben Underwood, del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Cambridge, explica: «Necesitamos urgentemente nuevos tratamientos para ralentizar el avance de la demencia, o prevenirla. Si podemos encontrar fármacos que ya están aprobados para otras terapias, estudiarlos, estarían a disposición de los pacientes mucho antes de lo que lo harían nuevas moléculas que hay que desarrollar desde cero. El hecho de que los medicamentos ya estén aprobados significa que su coste será probablemente menor y también será más probable su aprobación por parte de las autoridades regulatorias».

En un nuevo estudio que acaba de publicar la revista científica Alzheimer’s and Dementia: Translational Research & Clinical Interventions, Underwood y sus colaboradores de la Universidad de Exeter han llevado a cabo una revisión sistemática de las publicaciones científicas que buscan efectos contra la demencia en medicamentos aprobados con otras indicaciones. Las revisiones sistemáticas son un tipo de estudio que permite repasar análisis previos y extraer conclusiones de ellos eliminando los que no ofrecen suficientes datos o son cuestionables.

Ellos repasaron el contenido de 14 grandes estudios con bases de datos e historias clínicas que incluían información médica de más de 130 millones de personas y un millón de pacientes con demencia. Así, observaron que hay una asociación entre antibióticos, antivirales y vacunas y un menor riesgo de demencia.

Vacunas frente a la demencia

Este descubrimiento respalda la teoría de que las formas más comunes de demencia pueden desencadenarse cuando padecemos infecciones por virus o bacterias, y también refuerza la reciente tendencia entre grupos de expertos a pensar en las vacunas como una herramienta para reducir la demencia.

También otros medicamentos, como los antiinflamatorios, se han asociado con un menor riesgo de desarrollar demencia. Los expertos consideran que la inflamación es un proceso que tiene mucho que ver en un amplio espectro de enfermedades. En el caso de la demencia, se han identificado genes que favorecen la inflamación y que también están presentes en los pacientes con esta condición.

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