Nutrición

El 67 % de los empleados en España admite comer por estrés o ansiedad laboral

Más de la mitad de los empleados españoles asegura que no dispone de tiempo suficiente para preparar comidas saludables

El 67 % de los empleados en España admite comer por estrés o ansiedad laboral
Personas en una empresa comiendo.
Diego Buenosvinos

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El entorno laboral influye de manera decisiva en los hábitos alimentarios y en el bienestar de los equipos. El estrés, la presión, la falta de tiempo o una organización deficiente pueden condicionar no solo qué y cómo se come, sino también la energía, la motivación y el rendimiento en el trabajo. Con el objetivo de analizar esta relación, Cigna Healthcare España ha elaborado el estudio Hábitos alimentarios en el entorno laboral, donde se destaca que el 67% de los empleados en España reconoce recurrir a la alimentación emocional, es decir, comer para gestionar el estrés o la ansiedad durante la jornada.

Ante esta realidad, un 52,4% señala que la falta de tiempo y de organización impacta directamente en la calidad de su dieta, y casi la mitad admite que cuando trabaja bajo presión tiende a comer con mayor rapidez, a elegir opciones poco saludables o incluso a saltarse comidas. Durante la presentación de este estudio, que ha tenido lugar hoy en el espacio Mr. Fox Estudio en Madrid, también se ha celebrado un triálogo titulado Alimenta lo que importa.

El encuentro ha estado moderado por la doctora Daniela Silva, especialista en Medicina Interna y E-Health Manager de Cigna Healthcare España, y ha contado con la participación de Beatriz Robles (@beatrizcalidad), nutricionista, tecnóloga de alimentos y docente, y de Lorena Rodríguez, cofundadora y COO de Greta Salad Bar.

En este contexto, se ha subrayado que la dieta de los empleados es un factor decisivo para su bienestar físico y emocional, así como una palanca estratégica que repercute en la eficiencia organizativa. Y, es que, una alimentación equilibrada no solo favorece la salud, también refuerza la concentración, la capacidad de afrontar el estrés y el compromiso de los equipos.

En este sentido, un 34,2% de los encuestados reconoce explícitamente que una dieta adecuada mejora su concentración y productividad, aunque la percepción general de los propios hábitos es ambivalente, ya que un 51,2% considera que sus hábitos alimentarios en el trabajo son buenos, mientras que un 42,6% admite que todavía tienen margen de mejora.

Patrones alimentarios

En cuanto a los patrones alimentarios, se confirma que la dieta mediterránea sigue siendo la más seguida en España, con un 55% de adhesión, elevándose hasta el 61,4% entre los mayores de 55 años. Paralelamente, un 83,2% afirma llevar una dieta variada, mientras que las dietas específicas continúan teniendo una presencia muy reducida, como es el caso de la vegetariana (3%), la vegana (1,8%) o la sin gluten (1,9%).

Respecto a la calidad de los alimentos consumidos, son los jóvenes de entre 25 y 34 años quienes destacan por incluir más productos frescos en su dieta (57,8%). En cambio, si se observa a la población general, sólo un 25,6% asegura que más de la mitad de lo que come es fresco, mientras que la mayoría (50,5%) sitúa este consumo entre un 25% y un 50%. Estos resultados evidencian que, aunque existe cierta conciencia sobre la importancia de una dieta equilibrada, todavía persisten carencias en cuanto a la calidad real de los alimentos que se consumen en el entorno laboral.

Más allá del tipo y la calidad de los alimentos, también se muestra que tanto los factores personales como los profesionales pueden condicionar de manera decisiva los hábitos alimentarios en el entorno laboral. Por ejemplo, la edad, el tiempo disponible y las exigencias laborales marcan diferencias claras. De hecho, entre las mujeres y los jóvenes de 25 a 34 años, la falta de tiempo y el estrés son los principales obstáculos para mantener una alimentación equilibrada. Esta dificultad se refleja también en el conjunto de los encuestados, ya que un 25,3% admite que improvisa sus comidas a diario, lo que intensifica la irregularidad de la dieta.

Hábitos alimentarios equilibrados

A estas diferencias se suman las exigencias derivadas de la responsabilidad del puesto. Entre los directivos de grandes y medianas empresas, un 61% admite que no consigue hacer pausas regulares para comer, y un 68,9% reconoce que, en muchas ocasiones, acaba saltándose comidas por la carga de trabajo o la acumulación de reuniones. Estos resultados sugieren que la jerarquía dentro de la organización puede condicionar de manera significativa la posibilidad de mantener unos hábitos alimentarios equilibrados.

La Dra. Daniela Silva, especialista en Medicina Interna y E-Health Manager de Cigna Healthcare España, afirma que «la alimentación no es solo una cuestión de salud física, sino que también influye en el estado de ánimo, en la capacidad de concentración y en la productividad. Este estudio demuestra que las empresas tienen un papel fundamental en facilitar que sus equipos puedan tomar decisiones alimentarias saludables».

Además, añade que “no basta con ofrecer fruta o snacks saludables, es necesario crear una cultura corporativa que eduque, motive y acompañe a los empleados en la adopción de buenos hábitos, tanto en la oficina como en casa. Esto es invertir en el bienestar y el rendimiento a largo plazo”.

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