La irresponsabilidad de los políticos

La irresponsabilidad de los políticos

La semana pasada se aprobaban en el Congreso los Presupuestos Generales del Estado. Hay quien puede decir, y no le faltará razón, que suponen un incremento importante del gasto y que dificulta el cumplimiento del objetivo de estabilidad, pero, con independencia de que sean mejores o peores, se sacaban adelante unas cuentas que podían dar estabilidad a la economía española en unos momentos en los que la propia economía de toda la zona euro comienza a desinflarse y a dar los primeros signos de agotamiento. El Gobierno, exultante, celebró dicha aprobación, ya que la composición del Congreso hizo necesario que al PP y sus coaligados —UPN y Foro Asturias— se uniesen Ciudadanos, PNV, Coalición Canaria y Nueva Canaria, tras intensas negociaciones.

El presidente compareció para felicitarse por ello y para dar a entender que esto permitía agotar la legislatura y conseguir serenidad política durante un par de años, de manera que generase confianza en la economía, bien para crecer más, bien para mitigar la más que probable desaceleración económica que parece asomarse al escenario. Sin embargo, el jueves, tras la sentencia del caso Gürtel, las condenas a los particulares y la indemnización solicitada al PP como beneficiario a título lucrativo —que recurrirá—, Albert Rivera se apresuró a decir que había un antes y un después de la sentencia. Esto animó a Pedro Sánchez, que el viernes registró una moción de censura, que se debatirá este jueves y viernes. El lunes, Rivera dio por roto el pacto de investidura con el PP. ¿Qué es lo que sucede? ¿Por qué todo este teatro?

¿Acaso no conocía cualquier ciudadano español que existe el caso Gürtel desde 2009? ¿No se conocía dicho caso en las elecciones de 2015 y 2016? Y lo más relevante: la semana de aprobación de los Presupuestos en el Congreso se sabía que a finales de esa semana iba a salir la sentencia de dicho caso. ¿Es que Rivera o Sánchez esperaban que fuese muy diferente de la que ha sido? Entonces, ¿por qué Sánchez no se mostraba así de beligerante con el Gobierno y Rivera apoyaba los Presupuestos? Parece la escena de Casablanca, cuando el capitán Renault decide clausurar el local de Rick diciendo “qué escándalo, qué escándalo, he descubierto que aquí se juega”, cuando sobradamente era conocedor de ello. Este juego político debe ser censurado —porque perjudica a España, que es lo importante— por encima de los políticos, sean del partido que sean. No se puede ser tan oportunista como para desestabilizar una economía tal y como lo están haciendo quienes ahora tratan de sacar tajada de la situación. El Gobierno puede merecer, o no, censura por muchas cuestiones, pero no por una mera excusa.

¿Por qué Rivera da por roto el acuerdo de legislatura, si no se ha incumplido? Sánchez y Rivera quieren ser presidentes, y cada cual traza su estrategia para lograrlo: el socialista cree que es ahora o nunca, y plantea la moción pidiendo el voto de todos los diputados; el líder de Ciudadanos quiere elecciones ya, porque las encuestas le favorecen y teme que en dos años se desinfle su opción. Me parece bien que quieran ser presidente ambos, pero no al precio al que quieren lograrlo: la inestabilidad que han generado desde el pasado jueves, ha hecho que la Bolsa haya perdido unos 800 puntos y que la prima de riesgo española se haya casi duplicado, al pasar de 75-80 puntos básicos a 140 puntos a los que cotiza ahora mismo. Eso deberían explicárselo a los españoles. No se trata de defender ni a Rajoy ni a nadie, sino de defender a España, su economía y su bienestar, a los que las ansías de poder de Sánchez y Rivera están perjudicando. Qué lamentable.

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