‘El guapo’ sonríe, su ‘troupe’ cae y la UCO se llena de informes

En esta tragedia institucional que el Gobierno se empeña en presentar como simple «normalidad democrática», la aparición de nuevos actores secundarios revela un paisaje cada vez más descompuesto. Ahí está el putero, quien combinaba negocios opacos con ocio explícito; el paleto, quien gestionaba contratos públicos con la ligereza de quien desconoce el peso del Estado; el tonto, siempre sorprendido por la corrupción como si fuera un fenómeno meteorológico imposible de prever; y, al fondo, una retahíla de nombres (y empresas): Ábalos, Koldo, Cerdán, Leire Díez… todos girando en la órbita de una única estrella política: el guapo.
Porque sí, en toda historia hay un guapo. Uno que jamás aparece manchado, que nunca supo nada, que siempre pasaba por allí.
La realidad, sin embargo, es tozuda: los casos no paran de emerger, los contratos se investigan, las agendas se revisan, y cada semana aparece otro eslabón del círculo de confianza gubernamental más cerca del precipicio de lo que se admitió.
Y justo cuando el relato oficial intentaba dar por amortizado el escándalo del rescate a Plus Ultra, la Justicia le pega otro bocado al decorado. Plus Ultra: aquella aerolínea minúscula, con cuatro aviones alquilados, rescatada en 2021 con 53 millones de dinero público como si fuera el pilar estratégico del país. Lo que ayer era «apoyo a una empresa estratégica golpeada por la pandemia», hoy tiene otro nombre: sospecha de blanqueo internacional de capitales.
La Fiscalía Anticorrupción investiga si aquella lluvia de millones procedentes del fondo del rescate (FASEE) sirvió para devolver préstamos a sociedades vinculadas a una red criminal dedicada a lavar dinero del chavismo.
No se trata ya de que el Gobierno se empeñara en rescatar a una compañía que no cumplía los requisitos, con informes internos en contra y una cuota de mercado irrisoria. Se trata de que ese rescate podría haber funcionado como lavadora de dinero negro venezolano con el logo del Reino de España estampado en la puerta. Por eso, el registro de la sede de la aerolínea y la detención de su presidente y de su consejero delegado no son una anécdota policial: son el reconocimiento de que aquí puede haber algo mucho más grave que un error político.
Y cuando uno tira del hilo aparece el mismo rostro, el del zapaterismo. Ábalos señala directamente al ex presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero como responsable de las «presiones» recibidas para facilitar el rescate… y ahí cabe hacerse varias preguntas: ¿pudo su conocida cercanía política con el chavismo generar un clima favorable para que ciertos intereses venezolanos encontraran facilidades en España?, ¿se benefició alguien de su entorno político o personal de la operación de rescate o de los movimientos de la aerolínea durante la pandemia?, ¿hubo contactos, visitas o comunicaciones que aún no se han explicado públicamente y que podrían aclarar por qué Plus Ultra obtuvo un trato tan singular?
En paralelo, otro hilo se tensa en Navarra. Porque la trama que hoy tiene a Santos Cerdán en el centro de todas las miradas no nace en un despacho ministerial de la Castellana, sino en bares y ayuntamientos del norte del país. Allí, según la UCO, se fragua la alianza entre Cerdán, el empresario Joseba Antxon Alonso (Servinabar) y Koldo, con pequeños proyectos que servirían como laboratorio de lo que luego se convertiría en un modelo exportable: empresa amiga, obra pública millonaria… y lo que sigue. Cuando Cerdán da el salto a Madrid, el esquema se hace grande.
Navarra como taller, Madrid como fábrica. Y mientras tanto, la UCO va levantando alfombras en el corazón mismo del aparato estatal: hoy los agentes han entrado en la sede de Correos y en los ministerios de Hacienda y Transición Ecológica para requisar expedientes de contratos y subvenciones bajo sospecha, en lo que ya todo el mundo llama operación Leire (o mejor dicho, trama PSOE).
Los registros se producen tras la detención de Leire Díez, del ex presidente de la SEPI Vicente Fernández (protegido de María Jesús Montero) y del empresario Joseba Antxon Alonso, socio y amigo de Cerdán, y se extienden a Cofivacasa y empresas vinculadas a Servinabar y Forestalia, investigadas por presuntas contrataciones amañadas y posible blanqueo.
A esto se suma el eco persistente de otros nombres propios: la esposa y hermano del presidente, Begoña Gómez, con sus contratos y convenios bajo la lupa judicial; el hermano del presidente, David Sánchez, con su peculiar encadenado de puestos públicos; la presidenta de Navarra, María Chivite, con un PSN temblando ante la mención reiterada de su comunidad en los informes de la UCO. El puzzle se agranda y la pregunta se hace inevitable: ¿Cuántas casualidades pueden acumularse antes de que dejen de parecer casualidades?
Mientras tanto, el guapo sonríe. O posa. O comparte su Spotify Wrapped. La estrategia es siempre la misma: siempre hay un malo en el relato… pero nunca está en su entorno inmediato, aunque la geografía de los casos diga lo contrario.
Tal vez por eso la ciudadanía empieza a sospechar que, si todos los secundarios están implicados, el guapo no puede limitarse a hacer de estatua de jardín… Porque si anda como un pato, nada como un pato y hace cuac como un pato… ¡será un pato!
Hasta entonces, seguiremos asistiendo al espectáculo: los puteros, los paletos, los tontos… desfilando ante los focos. Y el guapo, impecable, observando desde su pedestal cómo se derrumba el decorado que sostiene su propio personaje.