Cien días económicos de Sánchez: de la tesis a la antítesis
Pedro Sánchez ha cumplido en estas fechas 100 días desde que llegó al Gobierno a lomos de aquel engendro parlamentario donde cabían desde el partido de Otegi y lo que se llamó «brazo político de ETA», después ilegalizado como parte de la banda terrorista asesina, hasta los partidos cuyos líderes están en la cárcel por el intento de golpe de Estado en Cataluña, pasando por el apoyo del populismo comunista y de extrema izquierda de Podemos. Eso conformó un Gobierno de 84 diputados, rehén de sus acuerdos, cuyas deudas le exigen ahora al cobro.
Pues bien, durante estos 100 días en el banco azul —no se puede decir que sea gestión lo que han hecho, sino mera estancia en el poder—, Pedro Sánchez ha dibujado un camino que daña lo más profundo de nuestra estructura económica, deshaciendo todo el trabajo que permitió enderezar la economía española desde el estado de hundimiento en el que la dejaron los socialistas, con Zapatero a la cabeza, en 2011.
De esta forma, esquemáticamente, Sánchez ha perpetrado —o pretende perpetrar— lo siguiente:
- Un incremento desorbitado del gasto público, en 6.000 millones de euros. Es decir, 6 décimas del PIB, que elevará el déficit en dicha cuantía.
- Dicho incremento del déficit hará que España incumpla sus compromisos con Bruselas, elemento que dañará nuestra imagen y que hará que España sea poco fiable.
- Ante dicho incremento de gasto, pretende subir cuatro o cinco puntos el IRPF para el tramo de más de 140.000 euros, hecho que empobrecerá a muchos contribuyentes, que son, además, los que aportan más de 8.000 millones de recaudación por ese impuesto. Si muchos, por ello, emigran, se perderá ese sostén recaudatorio. Adicionalmente, aunque permaneciesen, no serviría de nada, pues la propia ministra de Hacienda ya ha dicho que es una medida cosmética para contentar a Podemos, sin impacto positivo en las arcas públicas.
- Esta barbaridad puede ser frenada por el Senado, como recoge la Ley de Estabilidad Presupuestaria, pero Sánchez pretende quitarle la voz a la Cámara Alta a través de una ignominiosa enmienda en la Ley de Género, treta que ha parado la mesa del Congreso.
- Sánchez va camino de hundir el sector del automóvil, tan importante en España, al incrementar el gravamen sobre el diésel.
- Por último, su buenismo socialista pone en riesgo los pactos internacionales de España y las relaciones económicas internacionales, al generar polémica con la venta de bombas a Arabia —llamadas después por los socialistas, para justificar que continúe la transacción, «misiles inteligentes»—, que puede hacer que no puedan venderse corbetas encargadas por dicho país, con el quebranto para España a través de Navantia.
Si en su controvertida tesis exponía que la diplomacia económica jugaba un papel muy positivo para el crecimiento económico de España, sin duda ahora está aplicando la antítesis, pues con sus medidas económicas nos lleva hacia el abismo. Debe convocar elecciones de inmediato y dejar, así, que los españoles decidan.