El campo estalla: jamás una protesta tuvo más argumentos

El campo estalla: jamás una protesta tuvo más argumentos

Durante aquellos larguísimos e inquietantes meses de la gran pandemia todo fueron halagos, parabienes y promesas. El confinamiento de 47 millones de ciudadanos puso en valor el hecho de que el abastecimiento de los hogares españoles se debió a alguien (es). Todo se ha olvidado, especialmente, por parte de quien más reconocimiento les debe: el Gobierno.

La agricultura española, la que fue una de las más potentes de Europa, atraviesa por momentos críticos. Despreciada, olvidada por unos responsables públicos que sólo se acuerdan de Santa Bárbara cuando truena. En el agro español se puede subrayar hoy la felonía de un Gobierno que predica una cosa y hace justamente la contraria.

Aprovechando el malestar supremo de otro sector apaleado por Sánchez y sus ineptos ministros -el transporte por carretera-, los agricultores se han uncido a su movilización en un intento de poner bajo su realidad a un poder político a la deriva.

Pésima negociación en Bruselas de la PAC, con una pérdida importantísima de fondos, con los gastos de producción disparados (gasoil, luz, etc…), con competencias desleales de otros países mientras el Ejecutivo se llama a aldana, los agricultores españoles básicos para paliar la España vacía y vaciada, no pueden más. Miles de explotaciones agrícolas y ganadera han desaparecido y otras muchas se verán obligadas a bajar la persiana.
En estos días, España entera se hace agrícola y ganadera. Con argumentos reivindicativos sólidos y justos, España entera se hace comunera.

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