¿Se hundirán las bolsas mundiales por culpa de Trump?
La tarde del 8 de noviembre de 2016, el mundo enmudeció. Donald Trump había ganado las elecciones a la presidencia de EEUU. ¿Qué iba a pasar? Las bolsas mundiales se desplomaron. Los economistas más populares, como Krugman, rápidamente emitieron un veredicto hablando de que acababa de pasar algo terrible para las economías mundiales. El miedo era palpable hasta que empezaron a aparecer compradores muy fuertes en Asia hacia las 05.30 horas. Las Bolsas mundiales despegaron y la Bolsa americana acabó con ganancias del 1%. ¿Cómo puede ser? En su precampaña, Trump decía muchas barbaridades, no obstante, siempre dijo que iba a bajar los impuestos, desregular muchas industrias e invertir en infraestructura. También habló de renegociar el pacto nuclear con Irán y de que el miedo al cambio climático era una exageración.
El magnate inmobiliario quiere bajar los impuestos corporativos del 35% actual al 15%. Esto llevaría a grandes corporaciones con grandes cantidades de dinero fuera a repatriarlo y a invertirlo en Estados Unidos. A su vez, este dinero que en muchos casos está parado recibiendo un pequeño tipo de interés sería invertido en innovación y desarrollo para que las empresas puedan crecer. Bajo su plan de impuestos, todos los estadounidenses pagarán menos impuestos. Incluyendo a personas con ingresos de más de 225.000 dólares al año, las cuales pagarían un máximo del 33%. Los inversores intuyeron que bajando los impuestos a todas las clases, pero especialmente a las altas, éstos podrán invertir más dinero en Bolsa. Desregular es una palabra que los mercados financieros saborean con gusto. Las financieras americanas —brokers, bancos, fondos de inversión— y productoras de gas y petróleo subieron de media más de un 4% al cierre de la sesión. Las mineras de carbón subieron un 3%. Trump quiere dejar más libertad a las instituciones financieras para tener más deuda, libertad de invertir en activos financieros y crear sus propias políticas de riesgos. Esto puede sonar a un remedo de 2007 pero también significa más beneficios potenciales y un aumento de crédito para muchas otras industrias, por lo tanto, un cotización bursátil más alta.
Bloquear el pacto nuclear derivaría en precios del petróleo mucho más altos, debido a que Irán tendría que volver a restringir su oferta de crudo. Además, si a las petroleras se les quita la restricción de explorar y producir en zonas hasta ahora prohibidas por las posibles consecuencias ecológicas, ya tendrían a su disposición una nueva fuente de petróleo y gas. Si ya el Acuerdo de París se viene abajo porque Trump no cree en el calentamiento global, las empresas de exploración y producción, las energéticas y las mineras de metales y carbón habrán hecho el agosto. Esto frenaría el cambio a energías alternativas y, seguramente, quitaría regulación sobre emisiones, lo que llevaría a las industrias mencionadas a producir más y con menor coste. Volvemos a la conclusión de mayores beneficios y una cotización bursátil mayor. Las empresas de energía alternativa sufrirían —cayeron un 5% de media— pero, por ahora, son minúsculas en términos de capitalización bursátil relativas a estas otras industrias.
Finalmente, una renovación de las infraestructuras estadounidenses, las cuales están en un estado deplorable, mejoraría las comunicaciones, aumentaría los beneficios de varias industrias —construcción, infraestructuras, materias primas, metales industriales— y daría empleo a muchos trabajadores. También podría tener un efecto inflacionista al estar estimulando directamente la economía y no los balances de los bancos como es el caso de la expansión monetaria de los últimos años. Este efecto inflacionista debería verse reflejado en la acorde subida de sueldos, ya que al poder cobrar más por sus productos y al verse mejorada su eficiencia, tendrán más beneficios y contratarán más. Esto sumado al empleo creado por la renovación de la infraestructura dará un mercado laboral muy dinámico, en el que las empresas se verán obligadas a pagar más a nuevos empleados para contratarlos y a antiguos empleados para retenerlos. Todo esto puede no gustarnos pero a la bolsa americana, hasta el momento, sí. Muchas de estas industrias son de las más odiadas por el público; sin embargo, también son las que más pesan en los mercados financieros de EEUU. Por ello, que estemos viendo este impulso alcista y no el gran hundimiento económico y bursátil que muchos expertos vaticinaban.