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Los expertos alertan: es el animal más feliz de la Tierra, pero está en peligro crítico de extinción

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Quokka. Foto: BIOenciclopedia
  • Ana López Vera
  • Máster en Periodismo Deportivo. Pasé por medios como Diario AS y ABC de Sevilla. También colaboré con la Real Federación de Fútbol Andaluza.

En Australia vive un animal que parece sonreír todo el tiempo. Su carisma natural ha conquistado las redes sociales y motivado a viajeros a recorrer miles de kilómetros para verlo en persona.

Sin embargo, esa fama ha traído consecuencias inesperadas. Esta especie se encuentra en peligro crítico de extinción, y los especialistas advierten que podría desaparecer si no se toman medidas urgentes para su protección.

Así es el quokka, el animal más feliz del mundo

El quokka (Setonix brachyurus) es un marsupial endémico del oeste de Australia que, desde 2013, se ganó el apodo de «el animal más feliz del mundo» gracias a su característica expresión facial. Tal y como explica Ecología Verde, su «sonrisa» no responde a emociones humanas, sino a la forma natural de su boca, combinada con un hocico estrecho y mejillas redondeadas.

Su presencia es muy limitada, ya que habita principalmente en la isla de Rottnest, la isla de Bald y la reserva natural Two Peoples Bay. Rottnest, de hecho, debe su nombre a este animal.

El explorador holandés Willem de Vlamingh lo confundió con una gran rata y bautizó la isla como «Ratennest» (nido de ratas en holandés), nombre que con el tiempo evolucionó.

El quokka tiene un tamaño similar al de un gato doméstico (entre 40 y 90 centímetros), pesa de 2,5 a 5 kilos y presenta un pelaje marrón o grisáceo. Pertenece a la familia de los macrópodos, como los canguros, y las crías se desarrollan en la bolsa materna hasta los seis meses.

Amenazas a las que se encuentra el quokka

A pesar de su simpatía, el quokka figura en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Su mayor amenaza proviene de parte de los humanos. Muchos turistas intentan alimentarlo o tocarlo para conseguir un selfie perfecto, alterando su dieta y provocando dependencia.

Las autoridades australianas han impuesto multas de 300 a 2.000 dólares australianos para quienes los atrapen o manipulen. La recomendación oficial es clara: observarlos sin contacto físico, no darles comida y respetar su espacio. Sólo en caso de encontrar un ejemplar herido está permitido intervenir, siempre notificando a la policía o a servicios de fauna autorizados.

Otras peligros para la supervivencia del quokka

El impacto humano no se limita al turismo irresponsable. La invasión de su hábitat altera sus ciclos de alimentación y descanso, y la deforestación reduce las áreas seguras para vivir. A esto se suman depredadores como los zorros, así como fenómenos climáticos extremos (incendios y sequías) que agravan la situación.

Incluso plataformas como Instagram han incluido advertencias cuando se busca el hashtag #quokkaselfie, con mensajes que alertan sobre el riesgo de maltrato animal. Esta acción busca concienciar sobre la fragilidad de la especie y la necesidad de un turismo responsable.

La aparente sonrisa del quokka se ha convertido en un recordatorio urgente: la belleza de la naturaleza no debe ponerse en riesgo por un instante de popularidad en redes sociales.

Su futuro depende de que los visitantes y las autoridades trabajen juntos para garantizar que esta animal siga sonriendo en su propio lenguaje.

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