Energías renovables

Un agricultor de Jaén pone el grito en el cielo en directo: quieren expropiar sus olivos para instalar placas solares

Instalar placas solares
Agricultor preocupado por sus olivos. Foto: ilustración propia.

Jaén, con millones de olivos que tapizan su paisaje, se ha convertido en el nuevo epicentro del debate sobre la transición energética en España. La creciente demanda de energías limpias ha llevado a numerosas empresas a interesarse por terrenos agrícolas de la región para instalar placas solares, una estrategia que, supuestamente, prometería desarrollo económico.

Y más allá de los beneficios, esto genera preocupación entre los agricultores. En la misma línea, el testimonio de Antonio Miguel, olivarero jiennense, ha visibilizado el choque entre el progreso tecnológico y la defensa de un modo de vida tradicional. Su intervención en directo ha reabierto la discusión sobre las expropiaciones y los contratos de arrendamiento.

La presión por instalar placas solares llega al olivar andaluz: el caso de Antonio Miguel

Antonio Miguel cultiva varias hectáreas en Lopera, donde algunos de sus olivos superan los trescientos años. La llegada de empresas privadas con proyectos para instalar placas solares ha puesto en riesgo el futuro de su explotación.

Según contó en el programa Espejo Público, la única opción que se le ofreció fue arrendar sus tierras durante 40 años o enfrentarse a una expropiación.

“No quiero ni dinero ni alquileres. Sólo deseo seguir con mis olivos, vivir de ellos como he hecho siempre”, declaró el agricultor, visiblemente afectado. La situación que describe refleja la que viven decenas de familias en la provincia, que sienten que las decisiones sobre sus tierras se toman sin contar con su opinión.

La expansión de las plantas solares en Jaén responde a un impulso nacional por aumentar la generación de energía renovable. Sin embargo, el proceso de cesión de fincas ha generado dudas sobre los derechos de los propietarios y sobre el equilibrio entre sostenibilidad y respeto por el patrimonio agrícola.

Acuerdos forzados y expropiaciones en la Campiña jiennense

Según las declaraciones del propio agricultor, la Junta de Andalucía les ofreció “acuerdos amistosos” con las empresas promotoras, aunque en la práctica, quienes se negaban corrían el riesgo de perder su terreno por la vía de la expropiación. “Nos dicen que es voluntario, pero si no firmas, te lo quitan”, explicó.

Casos similares se multiplican en otros municipios de la provincia. Greenalia, la compañía promotora de varios proyectos en Marmolejo, Arjona y Lopera, ha confirmado la construcción de siete parques solares. La empresa asegura que cuenta con acuerdos voluntarios para el 86% de los terrenos, aunque los agricultores sostienen que la presión ha sido constante.

Las cifras oficiales indican que se verán afectados unos 36.000 olivos, frente a los 100.000 que denuncian las plataformas locales.

Aun así, el impacto es considerable: familias enteras que dependen del olivar tradicional están viendo alterado su sustento, y cooperativas como La Loperana calculan pérdidas anuales de hasta tres millones de euros entre sus socios.

El dilema rural de instalar placas solares: sostenibilidad frente a tradición

Para Antonio Miguel y otros agricultores, la posibilidad de instalar placas solares sobre sus tierras representa una ruptura con su modo de vida. El alquiler de las fincas se paga a unos 3.000 euros por hectárea, una cantidad que iguala, pero no supera, los ingresos de la producción oleícola.

“Es lo mismo que gano ahora, pero sin trabajo y sin jornales para los vecinos”, explicó otro afectado de Lopera.

Las plataformas Campiña Norte contra las Macroplantas Solares y SOS Rural insisten en que no se oponen a las energías limpias, sino al modelo de expansión que arrasa con el olivar. En el Parlamento andaluz, ambas organizaciones han entregado más de 56.000 firmas para frenar la tala de miles de olivos centenarios y exigir una planificación más equilibrada.

Por su parte, Greenalia defiende que la construcción de los seis parques generará más de 2.000 empleos temporales y que se destinarán 176 millones de euros en inversiones, además de ayudas para la protección de especies autóctonas.

La empresa asegura que las plantas son una “oportunidad de desarrollo” para la provincia y que el impacto ambiental ha sido evaluado positivamente.

Una provincia dividida por la transición energética

Jaén vive hoy una contradicción profunda: ser motor de la energía verde mientras pierde parte de su patrimonio agrícola. Los proyectos para instalar placas solares se justifican por la necesidad de reducir las emisiones y avanzar hacia la independencia energética. Sin embargo, en el terreno, muchos vecinos perciben que el cambio se está haciendo a costa de la identidad rural.

Las denuncias presentadas en los tribunales de Andújar investigan posibles delitos medioambientales por la tala de miles de olivos. Las autoridades aseguran que los informes técnicos avalan los proyectos y que la afectación real no supera el 0,4% del total de superficie agrícola.

Aun de esta forma, la polémica sigue abierta, y los agricultores reclaman un equilibrio entre innovación y preservación.

Mientras tanto, los trabajos para levantar los parques continúan. La Junta ha señalado que los proyectos cuentan con todos los permisos, aunque reconoce que las líneas de evacuación (necesarias para conectar las plantas a la red eléctrica) también implican cesiones de terreno adicionales.

En palabras de la portavoz de SOS Rural, Natalia Corbalán: “Queremos energía verde, pero no a cualquier precio”. Una frase que resume el sentimiento de cientos de familias jiennenses que temen que el progreso tecnológico acabe borrando la historia de sus campos.

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