Violencia en Nepal

Revolución de los jóvenes en Nepal: queman viva a la mujer del ex primer ministro y tiran al río a políticos

Algunos políticos de Nepal han logrado huir de la Generación Z colgados de helicópteros

Los jóvenes han tomado las calles contra la censura, la corrupción y el nepotismo con los 'nepo babies'

Ver vídeo
Paula M. Gonzálvez

Los ciudadanos de Nepal han vivido 48 horas en un auténtico campo de batalla, con protestas masivas que han derivado en una violencia sin precedentes. Los protagonistas de la revolución han sido, en su mayoría, los más jóvenes (la Generación Z), exaltados por la censura con el bloqueo de las redes sociales, la corrupción y el nepotismo en la clase política. Han incendiado edificios de medios de comunicación y el Parlamento en Katmandú para representar la caída institucional, han quemado viva a la mujer del ex primer ministro Jhalanath Khanal y han lanzado a varios dirigentes al río, mientras que otros políticos han logrado huir colgados en helicópteros.

La actitud del Ejército, en un principio, no puso freno a la escalada de violencia, con el desarrollo de la contienda ante la mirada impasible de los militares, que en muchos casos no intervinieron. Ni siquiera la dimisión del que era primer ministro, KP Sharma Oli, ni la revocación de la prohibición a las redes sociales y aplicaciones de mensajería logró calmar los ánimos de la población, que irrumpió en el Parlamento para incendiarlo, tal y como hicieron con las casas de ministros y ex dirigentes. Fue en una de esas viviendas en llamas, en Katmandú, donde quedó atrapada la mujer de Jhalanath Khanal, Rajyalaxmi Chitraka, que falleció a consecuencia de las graves quemaduras. En otros de los inmuebles se han encontrado cuerpos calcinados. 

El único político que ha secundado la revolución ha sido Balendra Shah, que alcanzó la alcaldía de Katmandú hace tres años, una victoria que se consideró un verdadero fenómeno: Shah es un rapero millennial de 35 años.

Sustraen las armas a los militares de Nepal

La vida en la calle ha estado marcada por la rebelión, pese al decreto de toque de queda indefinido y el cierre del Aeropuerto Internacional de Tribhuvan. Es más, los civiles portaban armas, munición y granadas tras sustraerlas a las fuerzas de seguridad, y algunos centros penitenciarios han trasladado a los reclusos a otras instalaciones.

El Gobierno decidió bloquear cerca de una treintena de redes sociales y aplicaciones de mensajería (entre ellas Instagram, X y Facebook) en las que se difundían mensajes de denuncia sobre corrupción y enchufismo político de familiares -especialmente hijos, a los que se refieren como los nepo babies-, determinación por la que los jóvenes salieron a la calle para manifestar su oposición a la medida de censura e impedir ser silenciados. La represión policial con la que se encontraron incluía munición real, y se hizo uso también de cañones de agua y bolas de goma. Las protestas dejaron víctimas mortales y heridos, con un balance final de casi 30 y más de 600, respectivamente. Así, la tensión fue a más hasta descontrolarse.

Tras todo ello, los líderes de la revuelta se han reunido con la cúpula militar y han acordado que la ex presidenta del Supremo, Sushila Karki, como jefa de Gobierno interino. En 2016 se convirtió en la primera mujer en ostentar el máximo cargo judicial y ha sido una figura clave en la lucha contra la corrupción. Los manifestantes ya han devuelto algunas de las armas sustraídas.

Las autoridades continúan en alerta para hacer un seguimiento del desarrollo de los acontecimientos después de batallas campales que han sido más significativas que las de 2016 para abolir la monarquía.

Lo último en Internacional

Últimas noticias