Hacia una nueva Guerra Fría mediática

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La Plaza Roja de Moscú ha acogido esta semana un festival de bandas militares (Foto: Getty)
Rafael Gallego

Como en los tiempos de la guerra fría, la dialéctica propagandística vuelve a cobrar una singular importancia entre Rusia y los medios occidentales. Como en los años soviéticos, la actual Rusia de Putin lleva tiempo apostando por la fortaleza mediática para expandir su mensaje, a nivel interno y externo: RT –lo que antes era Russia Today- es el gran medio internacional.

Ha sido especialmente a raíz de la crisis en Ucrania cuando Rusia ha pisado el acelerador para, en palabras de Vladimir Putin, “luchar contra el monopolio anglosajón” en los medios internacionales. En 2015 la inversión en RT ha subido un 75%, hasta un presupuesto total de unos 300 millones de euros. Además, cuenta con una agencia de noticias internacionales, Rossiya Segodnya –Rusia Hoy-, paralela a las locales Ria Novosti –la moderna- e Itar Tass –clásica y venida a menos-. En su caso, el presupuesto actual ha aumentado a unos 100 millones de euros.

Por otro lado, pese a ese aumento en el presupuesto, Rusia se ha encontrado con un no tan inesperado enemigo ‘por las audiencias’, puesto que la versión internacional de la qatarí Al Jazeera está creciendo mucho más rápido por todo el globo.

Competición por la influencia

Esas son las grandes estaciones dirigidas al mundo en general, pero las batallas más importantes pueden estar jugándose en las zonas de influencia de la antigua Unión Soviética. En los países bálticos, por ejemplo, Rusia cuenta con canales controlados por ellos que abarcan una audiencia del 25%, lo que preocupa a occidente ante el renovado afán expansionista de la nación de Putin.

Estos países están tomando sus medidas a pequeña escala. Letonia y Lituania están gestionando diversas regulaciones televisivas para luchar contra esta influencia, mientras que el plan de Estonia ha sido crear un canal dirigido a los 350.000 ruso-hablantes en sus fronteras para combatir la información a gusto del Kremlin.

En Rusia, según una encuesta realizada por una institución pública local, el 45% de los habitantes no solo aceptan sino que apoyan la censura a los medios extranjeros, mientras que sólo el 2% de los encuestados afirma nutrirse en primer lugar de fuentes extranjeras.

Grandes medios europeos están desplegando sus alas para entrar con fuerza en Rusia. La británica BBC va a desplegar un nuevo servicio vía satélite en varios lugares, incluyendo Rusia. La alemana Deutsche Welle también está impulsando su presencia en Moscú, así como la norteamericana Radio Liberty –la misma que jugase un importante papel durante los años más duros de la Unión Soviética-, o Euronews, sufragada por fondos de la Unión Europea.

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