Estados Unidos establece nuevas bases militares en Siria
La agencia estatal turca de noticias Anadolu ha informado de que el Ejército estadounidense ha comenzado a instalar bases militares en campos petrolíferos en territorio sirio, concretamente, en dos zonas de la provincia de Al Hasakah, ubicada al noreste del país.
Las fuentes consultadas por el medio turco aseguran que “los soldados estadounidenses iniciaron el establecimiento de una base en la ciudad de Tel Berrak, en el camino hacia el área de Rümeylan, a 40 kilómetros al noreste de Al Hasakah”. Además, según han informado, las Fuerzas Armadas del gigante norteamericano ya han enviado “equipos y materiales de construcción a Tel Berrak a través del cruce fronterizo de Al-Velid, en la frontera siria con Irak […], han levantado sus banderas en la torre emplazada en el centro de la ciudad […] y han realizado vuelos de reconocimiento con helicópteros”.
Junto con la nueva presencia en Tel Berrak, los analistas Mohamad Misto y Adham Kako han desvelado en Anadolu que el Ejército estadounidense ha empezado a “transformar un edificio ocupado por las milicias armadas kurdas Unidades de Protección Popular (YPG, por sus siglas en inglés) en un complejo militar en el centro de la ciudad de Al Hasakah”.
La agencia explica, en esta línea, que Washington tiene actualmente 11 destacamentos militares en Siria, en las provincias de Al Hasakah, Deir Ezzor -una zona muy rica en petróleo- y Raqqa, que también tienen en común en que están dominadas por las YPG, la milicia armada del Partido de la Unión Democrática sirio, brazo, a su vez, del Partido turco de los Trabajadores del Kurdistán (PKK, por sus siglas en kurdo), considerado como un entramado terrorista por el Gobierno turco.
Cabe recordar, en este punto, que Estados Unidos combatió del lado de las milicias kurdas en la guerra contra Daesh librada en Siria, lo que el mandatario turco, Recep Tayyip Erdogan, ha considerado en reiteradas ocasiones como un “grave error” que ha socavado de manera fulgurante las relaciones bilaterales entre Washington y Ankara.
Por ello, las denuncias por parte de Turquía sobre la proliferación de los efectivos estadounidenses en territorio sirio son una constante. De acuerdo con Anadolu, EEUU “también continúa enviado refuerzos a bases militares y puntos ubicados en campos petroleros ocupados por los terroristas de las YPG”.
La postura oficial estadounidense sobre esta materia se ha dado a conocer recientemente por el propio presidente Donald Trump, quien ha aseverado que una de las prioridades ha sido “asegurar los yacimientos petrolíferos”, por lo que “algunos soldados estadounidenses” se quedarían en dichas instalaciones.
Sin embargo, es necesario considerar una rama más amplia de razones que explicaría la renovada presencia de EEUU en Siria. Coincidiendo con la noticia de Anadolu, el experto Shawn Snow reveló en Military Times cómo las tropas estadounidenses se habían estado enfrentando con los contratistas rusos que, como asevera la agencia turca, también estarían buscando controlar los campos petroleros y, en concreto, el de Rümeylan. De acuerdo con fotografías publicadas por AFP en el pasado mes de enero, los vehículos estadounidenses Oshkosh M-ATV han llevado a cabo misiones de interceptación y bloqueo de blindados ruso a lo largo de carreteras estratégicas el noreste de Siria. De hecho, el principal enviado de EEUU a Siria, James Jeffrey, reconoció la semana pasada que existían serias preocupaciones de que los continuos episodios violentos entre sus tropas y los combatientes rusos se convirtiesen en un auténtico “conflicto”.
La tensión se ha recrudecido en la zona recientemente fundamentalmente por dos motivos: la decisión de la Administración Trump de retirar a sus tropas de Siria y el fortalecimiento militar de Turquía en el noreste de Siria. En el primer caso, cabe destacar que se remonta a 2018, cuando el presidente norteamericano dio la orden de evacuar a sus más de 2.000 efectivos desplegados en territorio sirio. Sin embargo, las reiteradas amenazas del Gobierno de Ankara de atacar a las YPG, que se iban a quedar sin protección de completarse la salida estadounidense, provocaron el continuo aplazamiento del plan de retirada del Ejército norteamericano, si bien es cierto que dicha presencia se ha ido reduciendo gradualmente.
Por ello, las milicias kurdas solicitaron el apoyo sobre el terreno tanto del Ejército sirio como de Rusia, que comenzaron a llenar el vacío que EEUU había ido dejando. Ante este escenario, y ya en relación con el segundo caso, cabe resaltar que Turquía, tradicionalmente enfrentada en esta contienda al presidente sirio, Bashar al-Assad, ha ido moviendo ficha para proteger sus intereses. El pasado 9 de febrero, Reuters reveló que Ankara había enviado importantes refuerzos a la región de Idlib, en el noroeste, para detener los rápidos avances de las fuerzas del Gobierno de Damasco. Según explicó un funcionario turco, unos 300 vehículos llegaron a dicha provincia siria durante este fin de semana, lo que eleva el total a cerca de 1.000 equipos. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos desveló, en este sentido, que la renovada presencia turca es mucho mayor que la que se asegura desde las fuentes oficialistas. Así, 1.240 vehículos militares, junto con 5.000 soldados, habrían llegado a Idlib en la última semana, de acuerdo con la organización con sede en Reino Unido.
Cabe recordar que está previsto que delegaciones de Moscú y Ankara se reúnan durante esta semana para rebajar la escalada de tensiones y violencia en la región que, hasta el momento, ha forzado el desplazamiento de más de medio millón de personas.
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