La extraña maldición de Tutankamón: ¿mito o realidad?
A pesar de la falta de pruebas científicas, la maldición de Tutankamón sigue fascinando al mundo y ha sido objeto de libros, documentales y películas.
Verdadera historia de Tutankamón
El faraón que murió en el desierto
Máscara de Tutankamón


Durante más de siete de años de excavaciones en el Valle de los Reyes del antiguo Egipto, el explorador británico Howard Carter, finalmente descubrió la tumba perdida del joven faraón Tutankamón en 1922. Después de decidir que esa sería su última temporada de búsqueda, Carter halló lo que sería el primer escalón para llegar a la tumba del Rey Niño.
En la tumba Carter y su equipo hallaron joyas y riquezas, pero el verdadero tesoro lo encontraron en febrero de 1923, cuando descubrieron la cámara funeraria en la que yacía la momia del faraón. Después de que se abrieron los sellos antiguos por primera vez, se produjeron una serie de eventos trágicos que alimentaron la leyenda de la maldición.
La maldición de Tutankamón
Cuando Howard Carter halló el último sarcófago que se encontraba dentro del ataúd de piedra, quedó encandilado. Estaba construido de oro macizo en su totalidad, con la famosa máscara incrustada en lapislázuli, cuyos ojos parecían haber despertado. A partir de este instante, comenzaron los rumores y supersticiones en torno a una supuesta maldición egipcia antigua. Aquella que castigaba a cualquiera que se atreviera a profanar el descanso eterno de un faraón.
Según esta maldición ancestral, todo aquel que violara la tumba de los reyes egipcios, encontraría la muerte por su profanación. Supuestamente, una inscripción tallada en la tumba de Tutankamón advertía que «la muerte vendría con alas veloces para aquellos que perturbaran el descanso del faraón».
Las víctimas de la maldición
Tanto si se trataba de un mito como si no, lo cierto es que después de su descubrimiento comenzaron a ocurrir varias muertes misteriosas. La primera de ellas, fue la del canario que acompañaba a Carter en las excavaciones, que había sido devorado por una cobra (curiosamente símbolo del poder faraónico).
Dos meses después del famoso hallazgo, el financista de Carter, Lord Carnavon, fue picado por un mosquito en el desierto. La picadura derivó en una infección mortal que afectó su garganta, oído y uno de sus pulmones. En ese mismo día, pero en Londres, murió sin razón aparente su perra fox terrier.
Los rumores sobre la maldición se propagaron en los medios cuando, meses después de visitar la tumba, el financiero estadounidense George Jay Gould murió de neumonía en mayo de 1923. Antes de él, fue el medio hermano de Lord Carnavon, Aubrey, quien apareció muerto en el baño de su casa.
La misma suerte corrieron Arthur Mace, un trabajador de confianza de Carter, sir Archibald Douglas Reid, quien tomó las radiografías de la momia y hasta un amigo del arqueólogo. Todos ellos habían estado en la tumba semanas antes de sus inexplicables muertes.
¿Mito o realidad? Posibles explicaciones científicas
En total, el número de muertes que los medios atribuyeron a la maldición eran de entre 9 y 30 personas, todas ellas relacionadas con los trabajos realizados en la tumba. Incluso tiempo después de su descubrimiento, surgiría un nuevo caso, el del Director de Antigüedades de Egipto, quien en la década del 60 se negó a autorizar el envío de varias piezas del tesoro a París, por temor a la maldición. Tras ser forzado a hacerlo por las autoridades superiores, este murió atropellado ese mismo día.
Más allá de las extrañas y sorprendentes circunstancias en las que se produjeron estas muertes, los científicos comenzaron a analizar los eventos desde un punto de vista objetivo. De hecho, el mito de la maldición egipcia, que la prensa inglesa de la época se encargó de divulgar, comenzó a perder fuerza cuando apareció la teoría de que los hongos presentes en la tumba podrían haber sido la causa de las muertes.
De acuerdo a una carta publicada en “The Lancet” en 2003 por dos médicos, el hongo aspergillus, un moho común que causa tos y dificultad respiratoria, puso haber enfermado a Lord Carnarvon, quien ya tenía una salud debilitada. Sin embargo, investigaciones posteriores constataron que los hongos y bacterias hallados ya no estaban activas, por lo que no representaban una amenaza para los visitantes.
¿Mito o realidad? Lo cierto es que al día de hoy resulta imposible saber si el aspergillus u otros hongos fue realmente una de las causas de la muerte de Lord Carnarvon. En cualquier caso, el número de muertes en relación con eso es relativamente pequeño en comparación al número de personas que visitaron la tumba del faraón Tutankamón.
La importancia del legado de Tutankamón
Independientemente de las circunstancias que rodearon su muerte, el legado de este faraón es innegable. Su tumba, llena de tesoros, ha proporcionado a los investigadores una visión invaluable de la vida y creencias en el antiguo Egipto. Su historia ha inspirado libros, películas y documentales, manteniendo viva la curiosidad sobre su vida y su muerte.
La figura de Tutankamón trasciende su trágico final y se ha convertido en un símbolo de la riqueza cultural y la complejidad de la civilización egipcia. A medida que la tecnología avanza y se realizan nuevas investigaciones, la esperanza de desentrañar el misterio que rodea su muerte se mantiene viva.
Lecturas recomendadas
Temas:
- Misterios