Treinta alcaldes de pueblos próximos a la nuclear de Almaraz (Cáceres) piden al Gobierno que no la cierre

Alrededor de una treintena de alcaldes de las localidades situadas en el área de influencia de la central nuclear de Almaraz, en la provincia de Cáceres, se concentrarán este martes, 17 de diciembre, frente a las instalaciones para manifestar su rechazo al cierre programado para 2027 y 2028 por el Gobierno de Pedro Sánchez.

La convocatoria, que comenzará a las 11:00 horas, reunirá a 30 regidores de las zonas 1, 2 y 3 de influencia de la planta nuclear, además de representantes de la Mancomunidad de Campo Arañuelo y otras autoridades de nivel regional y provincial.

El propósito de esta concentración es expresar un firme «no al cierre de la Central Nuclear de Almaraz». Según la organización del acto, el tiempo apremia, ya que «el año 2024 llega a su fin y el reloj corre implacable hacia la fecha límite para revertir el cese de operaciones, previsto para marzo de 2025». El plan de clausura fija el cierre de la unidad 1 para 2027 y de la unidad 2 para 2028.

Advierten que, de no tomarse medidas urgentes, el impacto económico y social en la comarca y en Extremadura será «devastador, irreversible y supondrá un antes y un después para decenas de miles de familias».

Por ello, los alcaldes y otros cargos políticos han decidido movilizarse contra esta decisión. Esta primera concentración incluirá la lectura de un manifiesto en las puertas de la planta nuclear.

Además, se ha programado una segunda protesta para el 18 de enero de 2025, que contará con la participación de la ciudadanía de los municipios afectados. A esta manifestación se espera la asistencia de representantes de la Junta de Extremadura, de las diputaciones de Cáceres y Badajoz, del personal de la Central Nuclear de Almaraz, del Comité de Empresa y de diversos sindicatos.

Apagón industrial

Nuevo apagón a la gran industria del país este año. El jueves, Red Eléctrica -gestor del sistema en España- forzó una vez más y por segundo día consecutivo el corte de suministro a la gran industria ante el alza de la demanda por la bajada de las temperaturas y la falta de generación suficiente para afrontar ese pico de demanda.

Es el cuarto apagón del año. Tanto el corte del miércoles como el del jueves a la actividad de la industria coincide con la parada programada de las centrales nucleares de Ascó I y Ascó II, que impidió que el sistema pudiera responder a ese pico de la demanda pese a que se forzó al máximo el uso del gas y de las centrales de ciclo combinado, según los datos de Red Eléctrica.

Este jueves, Redeia -antigua Red Eléctrica- forzó por cuarta vez este año y por segundo día consecutivo el Servicio de Respuesta de la Demanda (SRAD) un parón en la actividad de la gran industria a las 18.30 h de la tarde ante la falta de electricidad suficiente para hacer frente al aumento de la demanda por el frío.

Según los datos de Redeia, este jueves 12 de diciembre la demanda de electricidad ascendió a 778 GWh, cantidad más alta de lo habitual. La mayor demanda coincidió con una parada programa de las centrales nucleares de Ascó I y Ascó II, lo que redujo la aportación de la nuclear al mix energético a 122 GWh. A ello se unió la escasa producción de las renovables, cuya electricidad no se puede almacenar para responder a picos de demanda, lo que obligó a Red Eléctrica a forzar el parón de la gran industria del país para no reventar el sistema.

La combinación de una baja producción renovable y la caída de la producción nuclear obligó a que el gas y las centrales de ciclo combinado salvaran en parte el día: generaron 323 GWh, la principal energía del día. Incluso hasta se tuvo que recurrir al carbón, que en lo que va de mes ha aumentado su uso para generar electricidad en un 52%.

La foto de lo que ocurrió el jueves es la misma de lo sucedido el miércoles, 11 de diciembre. Redeia forzó el parón de la industria también desde las 18.30 horas de la tarde por falta de suministro por la combinación de alza de demanda y menor producción nuclear y renovable.

De nuevo el gas salvó el día, pero tiene una contrapartida: el precio de la electricidad en el mercado mayorista sube, y sube el precio que pagan las familias por la luz -y sube la inflación-.