Sánchez desafía a Trump: la nueva Directiva de Defensa Nacional descarta aportar más dinero a la OTAN
La futura aportación española a la OTAN se realizará en base al «compromiso» y «esfuerzo» en misiones internacionales, tal y como anuncia la nueva Directiva de Defensa Nacional firmada por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Un documento que no hace mención alguna al aumento del gasto militar hasta el 2% del Producto Interior Bruto como reclama insistentemente el presidente estadounidense, Donald Trump, y otros socios de la Alianza Atlántica.
La OTAN, y Estados Unidos principalmente, reclaman a España que gaste más dinero en su protección militar. Que alcance el 2% del PIB, a lo que se comprometió el Gobierno en 2014 en un plan a diez años. Sin embargo, el Gobierno de Sánchez, lejos de aumentarlo, va camino de reducirlo.
Este jueves, Pedro Sánchez firmaba en La Moncloa la nueva Directiva de Seguridad Nacional, en un acto oficial en el que le acompañaba la cúpula militar de las Fuerzas Armadas y la ministra de Defensa, Margarita Robles. En ese documento de once páginas se recogen las líneas maestras de lo que deberá ser la defensa militar de España de la próxima década.
Entre los 16 puntos sobre los que gira el documento, hay dos que han llamado especialmente la atención de los militares: los que desarrollan la relación y cooperación con la OTAN (el 8 y el 9). En ellos se contempla el modelo por el que apuesta el Gobierno de Sánchez y no hay mención alguna a un esfuerzo presupuestario extra.
El «esfuerzo», en misiones
Lo que sí mencionan esos dos apartados son, en síntesis, los argumentos que ha esgrimido España en las últimas cumbres de la OTAN para tratar de suavizar las exigencias de Donald Trump: España aporta ‘cualitativamente’, con militares y medios para misiones, en lugar de ‘cuantitativamente’ en base a sus presupuestos. Una argumento con el que no ‘tragan’ ni la propia Administración Trump ni tampoco muchos de los socios que cumplen con ese horizonte del 2% del PIB en gasto, pero que queda reflejado en esta nueva Directiva de Defensa Nacional 2020.
«La OTAN, con 70 años de historia, constituye un fundamento importante de nuestra Defensa Colectiva. Nuestra contribución se materializará mediante una aportación solidaria de capacidades y fuerzas a sus estructuras y operaciones», advierte el documento en su punto 8.
El mismo enfoque de aportación ‘cualitativa’ queda apuntalado en el punto 9, en el que dice textualmente que «se tratará de encontrar un equilibro apropiado en la contribución de las Fuerzas Armadas a las misiones y operaciones apostando por la concentración de esfuerzo en nuestros despliegues y atendiendo al valor añadido de las distintas misiones, con especial atención al entorno europeo cercano: al Mediterráneo, al Sahel Occidental y al Océano Atlántico».
España, señalada por ‘morosa’
En enroque del Gobierno español en el asunto del 2% ha provocado que tanto la ministra de Defensa como especialmente el presidente del Ejecutivo hayan tenido que pasar por malos tragos en diversas cumbres de la OTAN. En una de las últimas grandes reuniones de líderes, la celebrada en Londres el pasado mes de diciembre, Estados Unidos dejó al margen de las reuniones periféricas de la cumbre a España y a otros países en su misma situación, a quienes calificó de «morosos».
Sánchez quedó así fuera de las reuniones bilaterales que Trump mantuvo con con Alemania, Francia, Italia y Dinamarca. Tampoco tuvo una silla en el almuerzo de trabajo con Reino Unido, Grecia, Rumanía, Bulgaria, Polonia, Estonia, Letonia y Lituania, naciones que se han encaminado ya hacia ese compromiso de gasto.
España acudía a esa cumbre un año después de la anterior, la de junio de 2018, en la que Pedro Sánchez se comprometió con Donald Trump a asumir la subida del gasto militar que exigía insistentemente la Casa Blanca.
Sin embargo, transcurrido un año de su llegada al poder, el gasto militar en España no había experimentado cambios. No había subido ni una sola centésima: en 2018 suponía un 0,92% del PIB y en 2019 se repite ese mismo 0,92. Es el único país de la cola que no ha aumentado ni lo más mínimo sus ratios, como refleja la última auditoría de la OTAN. Sólo Luxemburgo, sin ejército como tal, gasta menos que España en toda la OTAN.
Iglesias, el ‘freno de mano’
Las posiciones frente a este asunto del Gobierno de Pedro Sánchez han pasado por varias fases. En un primer momento, justo a su llegada, Sánchez asumió la táctica de ‘vender’ en la Alianza el enorme esfuerzo militar español en las misiones (es uno de los países que contribuye con más medios humanos y materiales a las operaciones internacionales de la OTAN).
Sin embargo, el ‘castillo de naipes’ de Moncloa se vino abajo en esa primera cumbre de 2018, cuando Trump repitió que el compromiso de gasto es ineludible. Sánchez cambió el discurso en la propia cumbre y Margarita Robles asumió la promesa de aumentar el presupuesto militar.
Tras la cumbre de diciembre de 2019, Sánchez fue investido presidente. Según ha revelado OKDIARIO, cuando los equipos técnicos de ambas formaciones comenzaron a negociar sobre la elaboración de los nuevos presupuestos, los primeros del Gobierno de coalición, apareció el escollo del gasto militar.
El PSOE, orientado hacia un aumento que complaciese la exigencia de la OTAN y calmase los ánimos de Trump, se encontró con la negativa frontal y directa de Podemos a gastar más dinero en las Fuerzas Armadas. Y más aún, para contentar a Estados Unidos y a la OTAN, de la que originariamente proponían retirar a España. Los socialistas trataban sin éxito de flexibilizar la posición de su socio, y lo hacían tras recibir -el pasado febrero- el último ‘recado’ al respecto de la Administración Trump: el aumento de gasto es innegociable.
Pulso Robles-Iglesias
De ese pulso interno han podido verse muestras en las últimas semanas. Como cuando el vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, advirtió en una entrevista con la radio pública catalana que «nadie piense que la prioridad es comprar tanques», en referencia al contrato recién firmado por Defensa para la adquisición de vehículos de transporte blindado 8×8. Una compra señalada como esencial por las Fuerzas Armadas, que llega con una década de retrasos y cuya factura final asciende a más de 2.100 millones de euros.
Robles, preguntada posteriormente por las palabras de Iglesias, advirtió que «algunos hablan desde la mejor intención, pero quizá sin conocimiento».