Fuerzas Armadas españolas

Sánchez trata de convencer a Iglesias de que hay que gastar más en Defensa para no enfadar a Trump

sánchez
Pedro Sánchez, Donald Trump y Pablo Iglesias.
Pelayo Barro

La negociación sobre los Presupuestos Generales del Estado (PGE) entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y sus socios se antoja larga y compleja. Pero Moncloa ya ha iniciado el diálogo con su aliado, Podemos, para establecer lo que serán las líneas maestras. Las primeras fricciones han aparecido al poner sobre la mesa el gasto en Defensa: los de Pablo Iglesias se niegan a aumentar la partida militar pese a que lo exige la OTAN y Estados Unidos.

Sánchez está entre la espada y la pared. Entre el presidente estadounidense Donald Trump e Iglesias. El primero le pide que aumente el gasto militar. El segundo, según ha podido saber OKDIARIO de fuentes del Gobierno, se muestra reticente a aumentar un sólo euro del presupuesto actual. Es más, él mismo considera que es excesivamente alto y que incluso podría reducirse.

En esas primeras sesiones de negociación entre los socios de Gobierno han comenzado a surgir fricciones respecto al asunto del gasto militar. El equipo de Sánchez insiste a los de Iglesias que el gasto en Defensa es una cuestión «de Estado» que se escapa al margen de acción del Gobierno. Que el asunto viene marcado por la agenda de la OTAN y que no supeditarse a ello supondría un grave conflicto con los socios de la Alianza. Especialmente con Estados Unidos.

La fórmula de Iglesias

Por su parte, Iglesias apuesta por una fórmula «revolucionaria» para establecer los presupuestos de Defensa. Propone, según explican estas fuentes, que el Ministerio de Defensa lleve a cabo una auditoría en profundidad sobre todo lo que se ha venido gastando en, al menos, la última década. Un estudio que involucra a otras instituciones públicas vinculadas con el gasto militar como el Ministerio de Industria o el de Hacienda, que han financiado programas de armamento e I+D+i.

Podemos quiere poner negro sobre blanco cuánto queda por pagar en armamento, cuáles son los programas vitales para la operatividad de las Fuerzas Armadas y cuáles son prescindibles. Con esa información, defiende Iglesias ante Moncloa, será posible reducir costes  y permitir que el Ejército funcione con un menor gasto que el actual.

Ese plan de Podemos tiene a corto plazo un impedimento fundamental que admiten ambos socios de Gobierno: una auditoría de ese calibre y una renegociación con la industria de Defensa lleva mucho tiempo, el suficiente como para que no llegue, ni por asomo, a poder aplicarse en los próximos Presupuestos. La solución temporal propuesta por los de Iglesias pasa por congelar o reducir ligeramente los fondos de Defensa este año, aplazando esa reestructuración para años venideros.

Lo que exige la OTAN

Sin embargo, la propuesta de Podemos de congelar el gasto militar no encaja en el actual escenario de compromisos internacionales para España. Más aún cuando la ministra de Defensa, Margarita Robles, acaba de regresar de Bruselas con un mensaje claro de la Administración Trump: aumentar el gasto militar «no es negociable». Una advertencia en tono de ultimátum. 

La OTAN, y especialmente Estados Unidos, exige a sus aliados que deben dedicar al menos un 2% del Producto Interior Bruto al gasto militar. Muchos países incumplen esta norma, pero España está en una situación realmente dramática al respecto: dedica el 0,9% del PIB y es -quitando a Luxemburgo, sin ejército- el que menos gasta de todos los aliados.

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