Crisis por el coronavirus

El Gobierno piensa en el Ejército para ayudar a cerrar por tierra, mar y aire zonas rojas de coronavirus

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Carlos Cuesta

El Gobierno se prepara para adoptar decisiones drásticas. Medidas con cortes de comunicación y aislamientos de zonas para evitar el contagio expansivo del coronavirus. Y ha diseñado ya un plan que cuenta con unidades del Ejército en labores de refuerzo. La función principal de control público seguirá recayendo en la Policía y la Guardia Civil pero, en caso de necesitar más efectivos, el Ejército podrá garantizar, por ejemplo, que las restricciones a la movilidad se cumplan.

Algunas de esas unidades han recibido ya el encargo de prepararse para esa posible necesidad. Todo bajo la condición de que el avance de los contagios prosiga y escale a ritmos de mortalidad elevados. Todo ello condicionado, igualmente, a que las medidas empleadas ya en comunidades como la vasca o la madrileña no den los resultados esperados. Pedro Sánchez habló de “semanas difíciles” y, efectivamente, así lo pueden ser.

El Gobierno necesita un golpe de efecto. Su inacción ha sido evidente y ha tenido que ser el Gobierno de la Comunidad de Madrid el que espolease al Gabinete de Sánchez para que empezara a adoptar medidas más contundentes contra el coronavirus, como el cierre de los colegios o de los centros de día de los mayores.

Pero Sánchez quiere acabar con esa imagen de falta de decisión e inoperancia y quiere ir a partir de ahora por delante. Y ese ir por delante implica no dejar la iniciativa a las comunidades autónomas.

Por eso sabe que, en caso de proseguir la escalada del coronavirus, acabará teniendo que decretar el aislamiento de zonas del país y medidas similares a las de Italia de prohibición de movimientos. Y, al igual que lo ha hecho Italia, se prepara ya para tener que contar con un buen número de efectivos que exijan el cumplimiento de las medidas más drásticas y pasen a sancionar a quienes desafíen los planes de control.

Con un mes de retraso

Tras negar durante varios días que la situación creada por el coronavirus pudiese tener una impacto grave sobre España, esta semana, por fin, el presidente del Gobierno Pedro Sánchez ha acabado reconociendo que «vamos a tener semanas difíciles, duras». Después de participar por videoconferencia en un Consejo Europeo extraordinario, el jefe del Ejecutivo, calificaba ya de «emergencia sanitaria global» con «una dimensión social y otra económica» la situación que vive España y un buen número de países.

El presidente sigue esperando que «sea una crisis temporal» a la que «podamos poner freno cuanto antes». Pero no oculta ya que «para vencer una crisis sanitaria como la del coronavirus se necesita un sistema sanitario robusto y una respuesta coordinada». Pedro Sánchez quiere dejar de ir por detrás y empezar a liderar de verdad esa coordinación. Algo para lo que su Gabinete admite ya que habrá que hacer “lo que haga falta”.

No sería la primera vez que unidades del Ejército interviene en emergencias. De hecho, recientemente, la UME ha sido ofrecida al País Vasco para ayudar en las labores humanitarias y de rescate tras el derrumbe del vertedero de Zaldibar.

Pero, sea como sea, el Gobierno de Sánchez, en caso de ser necesarias medidas de aislamiento, cierres de ciudades o cortes de comunicaciones más contundentes, no se puede permitir el espectáculo de vulneración de las prohibiciones que se ha vivido en Haro.

Allí un equipo de acción rápida de la Guardia Civil tuvo que acudir, con trajes especiales, a notificar casa por casa a cerca de 30 familias que en caso de violar el aislamiento impuesto de forma obligatoria, tendrían multas de entre 3.000 y 600.000 euros, podrían ser detenidos y trasladados a un hospital especial bajo vigilancia policial. Todo ello, después de confirmar la Guardia Civil que había habido intentos de escapada.

Ahora el Gobierno piensa ya en medios y efectivos más contundentes para poder efectuar cortes, tanto por comunicaciones terrestres, como por vía marítima o aérea.

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