El Gobierno canario no evacuó a la población pese a movilizar 3 horas antes a centenares de policías
En la reunión del plan de emergencias, celebrada a media mañana del domingo tras erupcionar el volcán se decidió mantener el semáforo amarillo
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Poco después de las siete de la mañana del domingo 19 de septiembre, ocho horas antes de la explosión del volcán Cumbre Vieja de La Palma, varias unidades de agentes de la UIP de fuera de la isla recibían la orden telefónica de movilizarse para viajar a La Palma. El aviso se producía cinco horas antes de que el Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias decidiera no evacuar a la población en zonas de riesgo pese a saber, ya a esa hora, que el peligro de erupción era inminente. Una hora antes, a las once y media, así lo publicaba en primicia OKDIARIO con información de fuentes del Instituto Geográfico Nacional.
Con esta información que revela hoy este periódico, contrastada por diferentes fuentes conocedoras de cómo se transmitió el aviso, se evidencia que el comité de expertos optó por una postura conservadora, aún sabiendo que la erupción del volcán de La Palma era más cuestión de horas que de días. El mantenimiento del semáforo amarillo (alerta) en lugar de pasar al siguiente, el naranja (evacuar a la población de zonas de riesgo) ofrecía una tranquilidad a la ciudadanía que no existía entre los mandos del dispositivo. Con la información de que disponían, según esas fuentes, lo más prudente hubiera sido pasar a la alerta naranja que significaba la evacuación de las zonas con más riesgo. El Pevolca pasó de nivel amarillo al rojo tras la erupción, actuando en ese momento de urgencia para evacuar a la población.
En ese momento, mientras las autoridades transmitían a la mayoría de los palmeros que la situación era normal, y que no cabía alarmarse, se optó por empezar a desalojar a personas dependientes y animales. En ese momento la ministra de Ciencia e Innovación Diana Morant, que tenía previsto viajar a la isla esa misma tarde, decidía cancelar el viaje «por la evolución del volcán». Paralelamente a lo largo de la mañana varios responsables de la vigilancia sísmica, con despacho en Madrid, hacían las maletas para desplazarse de forma urgente a La Palma. Tres muestras que evidencian que los expertos disponían de la información suficiente para saber que tras los terremotos de la madrugada anterior el riesgo de erupción era inminente.
Lo han perdido todo
Esa actitud de los responsables a la hora de tomar las decisiones ha provocado que muchas familias lo hayan perdido absolutamente todo. El día anterior, las autoridades les pidieron preparar una bolsa con los enseres básicos por si tenían que salir corriendo de casa, como acabó ocurriendo. Pero, de haber pasado del semáforo amarillo de alerta al naranja del desalojo de todos los vecinos más cercanos al volcán Cumbre Vieja, a la misma vez que se activaban los cuerpos policiales, los miembros del Gobierno modificaban sus previsiones y los responsables técnicos de Madrid preparaban su viaje a la isla, muchas familias hubieran podido salvar algo más que la ropa básica y las medicinas con las que abandonaron sus casas.
De hecho, este martes, pasado el shock inicial de saber que lo han perdido prácticamente todo, varios de los afectados critican precisamente la gestión de los tiempos. Lamentan que «expertos vulcanólogos decidan qué es lo importante y lo que no lo es para alguien». Un mueble del siglo XIX, el álbum de fotografías familiar o incluso bolsas de dinero bajo el colchón, son sólo algunas de las pertenencias que tuvieron que dejar en el interior de sus viviendas y que ya no tienen.
Un vecino de La Palma con el que habló este lunes OKDIARIO mientras veía cómo la lava que escupía el volcán destruía su casa, le transmitía precisamente eso a un responsable del Involcan que se encontró en el mirador del campo de futbol de El Paso. Varios de los afectados empiezan a organizarse para pedir responsabilidades al Gobierno canario por esa decisión.