Juan Bravo: «Del fútbol sala aprendí a encajar golpes, trabajar con presión y no ponerme nervioso»
"Aprendes a entender que esto no depende de uno sólo jamás, sino de un grupo. Feijóo es un gran capitán"
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Juan Bravo recuerda perfectamente el día que ETA asesinó a Miguel Ángel Blanco. Juan Bravo era jugador profesional de fútbol sala: «Estábamos en un torneo en Alzira, comiendo en un restaurante al lado del pabellón donde teníamos el partido. Dieron la noticia por televisión y se hizo el silencio. Nadie hablaba. No nos mirábamos. Todos rompimos a llorar. No se me olvidará jamás».
26 años después, Juan Bravo juega en el equipo de Miguel Ángel Blanco, el PP, por cuya militancia fue asesinado. Alberto Núñez Feijóo está al frente. El domingo disputan un partido crucial, una final, para echar a Pedro Sánchez y su Frankenstein bilduetarra del poder. En juego, muchísimo para España. Ser o no ser.
Juan Bravo recuerda en la entrevista en OKDIARIO aquella etapa en el fútbol sala. Jugaba como portero «con 5.000 personas -recuerda- detrás, en la grada, criticándote». Cuenta que le enseñó el valor del trabajo en equipo, bajo presión, aguantando insultos y dominando los nervios. Pero siempre con pasión. Podría estar describiendo lo que le espera si Feijóo le nombra ministro de Hacienda o le sitúa al frente de la Agencia Tributaria.
Juan Bravo admira a Feijóo. “Es un gran capitán”, dice. Y hace suyas las palabras que los padres de Feijóo le repetían de joven y que Juan Bravo cree que le definen: “Trabaja bien, sé serio y sirve a los demás”.
Pregunta.- ¿Qué le enseñó el fútbol sala para la política?
Respuesta.- Me enseñó a encajar balonazos. A encajar golpes.
A saber que no siempre aciertas, que te equivocas. Y sobre todo a vivir en un vestuario, a entender que esto no depende de uno sólo jamás. Que no hay nadie ni tan bueno ni tan malo, sino que depende de un grupo. Eso es muy importante. Y a esa responsabilidad de que si tú te cuidas colaboras con tus compañeros. Pero, si no, les estás perjudicando. En este proyecto con Feijóo tenemos una responsabilidad individual enorme, pero sobre todo colectiva con él. El deporte siempre enseña valores y principios.
P.- Usted jugaba de portero. Si falla el portero… eso es gol.
R.- Cuando dicen, me dicen …: ‘No te pones nervioso…’. Yo era un portero muy activo, muy dinámico. Me movía mucho y es difícil que yo me esté quieto. Es mi forma de ser. Me gusta vivir las cosas con mucha pasión, pero creo que no me pongo nervioso porque asumo que me voy a equivocar, que me van a meter un gol y va a ser culpa mía. Asumo que hay una grada detrás, que como no eres de su equipo, pues no te va a aplaudir, te va a criticar o te va a insultar. Y cuando tienes 5.000 personas criticándote, pues aprendes a vivir con presión. Y luego ser opositor y jugarte ante un tribunal tu futuro, el de tu familia, pues te hace aprender a relativizar, a llevar la presión de otra manera, a disfrutar. Mi mujer dice que yo disfruto de esos momentos de tensión porque es donde más cómodo me siento y quizá sea así. Quizá vivo mejor en la tensión que la relajación.
P.- ¿Feijóo es un buen capitán?
R.- Feijóo es un gran capitán, de verdad. Siempre hago la broma de que posiblemente Sánchez sea más guapo y habrá otros más simpáticos. Pero lo que mejor le define es ese vídeo en el que recuerda lo que le dijeron sus padres: «Trabaja bien, sé serio y sirve a los demás». Yo creo que Feijóo es eso. Un enorme trabajador con ganas de ser objetivo y preciso. Es serio porque cuando trabajamos para los demás hay que ser serio. Y el servicio público es su vida. Y lo ha demostrado renunciando a hacer otras cosas en mejores condiciones por estar al servicio de los demás. Yo lo que quiero es que sea el presidente de mi Gobierno.