Los fabricantes de cemento avisan: la crisis puede ser peor que la de 2008 si el Gobierno no actúa
La crisis de coronavirus podría tener un impacto mayor que la crisis financiera de 2008 en el negocio cementero si el Gobierno no actúa cuanto antes. Es el aviso que dejan desde Oficemen, la patronal del cemento, que ha cuantificado en un 13,4% el desplome del consumo de polvo gris en los ocho primeros meses del año debido al frenazo de la construcción y la actividad inmobiliaria. A la caída en picado del consumo y de la producción se suma un problema añadido: España ha perdido competitividad en el mercado exterior, lo que dificultaría aún más la recuperación.
“Esta crisis puede ser peor. En la de 2008 el sector se protegió y defendió gracias a su proactividad en el mercado internacional. De hecho, España se convirtió en el mayor exportador de Europa, pero ahora -tanto el país como el resto del Viejo Continente- han perdido competitividad, y otros países como Turquía están por delante. Si el consumo sigue cayendo estaremos en una situación mucho peor que antes porque además de no poder tirar del consumo nacional, tampoco tendremos las exportaciones para defendernos”, explica Aniceto Zaragoza, director general de Oficemen.
El consumo de cemento llegó a los 56 millones de toneladas en 2007. Ese fue el mayor momento de esplendor de la industria cementera, pero después, la crisis financiera hundió la producción a poco más de 10 millones de toneladas para estabilizarse hasta los 14,7 millones años después. Ahora -y teniendo en cuenta que la actual previsión es terminar el año en el entorno de 13 millones de toneladas- los fabricantes de cemento reconocen que todos los escenarios son posibles. Para evitar un empeoramiento de la cifras, piden al Gobierno que actúe cuanto antes y que reduzca los niveles de incertidumbre. Además, señalan al plan de recuperación europeo como un elemento fundamental para decidir el futuro de la construcción española, que ahora está sufriendo de lleno el parón de la iniciativa privada y pública.
«El nivel de indefinición que existe sobre el fondo europeo de recuperación es grande. No sabemos cómo se va a gestionar, cómo se van a incorporan los proyectos. Cuando el Gobierno mande el plan a Bruselas veremos la voluntad que tiene de ayudar a la construcción. Hay que reducir los niveles de incertidumbre. Operar un tejido industrial sin saber lo que va a ocurrir el año que viene no es positivo. El Gobierno debería explicar su programa en este campo cuanto antes», destacan desde la patronal, que también cree que hay tiempo para revertir la situación y evitar el peor de los escenarios.
Desplome de la vivienda
La caída en picado del consumo de polvo gris en los ocho primeros meses del año se explica por el retroceso de la actividad inmobiliaria y en la obra civil. Los datos de Oficemen desvelan que mientras que en 2019 se iniciaron 106.000 viviendas y se desarrollaron proyectos de infraestructuras por valor de 11.275 millones de euros, se prevé que en 2021 estos datos caigan a 72.500 viviendas y 9.600 millones de euros la obra civil.
Hasta el momento, el impacto del confinamiento decretado en marzo se saldó con una caída del 50% del consumo de cemento, registrando así mínimos históricos. No obstante, en junio, el fin del estado de alarma impulsó un 5,2% la actividad, confiando en una recuperación de la actividad que, finalmente, se ha visto frustrada con la llegada de continuos brotes del virus y, solo en agosto, cayó otro 5,1%.
Por ello, Oficemen ha tenido que actualizar sus previsiones. Ahora no cree que la recuperación de la actividad será en ‘V’ durante 2021, sino que la caída seguirá siendo de hasta el 5% respecto a este año, pudiendo llegar a crecer un modesto 1% en el mejor de los casos.
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