La deuda española vuelve a manos extranjeras ante el repliegue del BCE y la banca española
Los inversores extranjeros van a ser protagonistas este año como tenedores de deuda española. Las compras de letras y bonos españoles por parte de firmas foráneas serán esenciales para compensar el fin de las compras del Banco Central Europeo (BCE).
Tras un arranque del año marcado por la fuerte demanda de deuda periférica en los mercados, el Tesoro Público prepara esta semana su primera emisión de deuda del mes de febrero. Se trata de una cita en la que los inversores internacionales volverán a ocupar el papel protagonista que en los últimos años venía copando el Banco Central Europeo (BCE) como principal comprador de deuda pública española a través de sus programas de estímulo que llegaron a su fin el pasado diciembre.
El fuerte peso que las firmas de inversión foráneas están tomando en la deuda española se dejó notar con fuerza en la última emisión que el Tesoro celebró el pasado 22 de enero. Una cita en la que colocó 1.456 millones de euros en letras y donde ya se advirtió un cambio significativo en el perfil de los tenedores de bonos y obligaciones del Estado, según fuentes de mercado. Ya entonces quedó claro que el Banco Central Europeo y las entidades financieras nacionales están perdiendo peso como grandes tenedores de deuda pública a favor de los inversores foráneos y las empresas no financieras.
Los extranjeros ya tienen el 43,5% de la deuda
Así venía siendo ya desde finales de 2018, es decir, antes de que el BCE ejecutara el fin definitivo de su programa de compra de deuda pública. Según los últimos datos oficiales del Tesoro (que corresponden a octubre), los inversores extranjeros han aumentado su inversión en deuda pública española hasta alcanzar un 43,55%. Se trata del mayor porcentaje de los últimos tres años.
Con este aumento de deuda soberana española en sus manos, los grandes inversores internacionales normalizan una situación que se vio afectada por la crisis financiera de 2012, un episodio que se superó gracias a la entrada en acción del BCE con sus compras. Según los datos del Tesoro, el porcentaje de deuda que los extranjeros tenían en sus manos en los años previos a la crisis de 2008 rondaba el 50%. Pero se fue reduciendo hasta bajar a niveles de un 34,85% en 2012, coincidiendo con el peor momento de la crisis española. Uno de los países que más ha aumentado su presencia en el mercado de renta fija española es Japón, que duplicó su inversión el pasado 2018, según reconoció San Basilio el pasado enero en una comparecencia en el Senado.
La banca reduce su peso
Marcada también por el contexto económico español se encuentra la inversión en deuda pública de las entidades bancarias. Con anterioridad a la crisis del 2008, los bancos españoles cubrían alrededor de un 22% de las emisiones realizadas por el Tesoro. Sin embargo, con la llegada de la recesión, los bancos tuvieron que acudir al rescate del Gobierno llegando a concentrar el 32% de la deuda pública española, medida que se repitió en todos los países de la zona euro. Actualmente, la presencia de entidades financieras en bonos y obligaciones se ha reducido al 17,29%.
Otro de los datos que se espera que varíe a lo largo de 2018 es la tenencia de deuda pública española por el Banco de España. Desde el inicio del gran programa de estímulos monetarios del BCE de 2015, el peso del Banco de España en bonos y obligaciones del Estadose duplicó, pasando de un 4,5% en 2014 a un 10,09% en 2015. Esta cifra ha ido aumentado hasta alcanzar en octubre de 2018 el 25,31%.
Sin embargo, ahora que Draghi ha puesto fin a esos estímulos monetarios, se espera que esta cifra se vaya reduciendo a lo largo del 2019. Los primeros síntomas de ese fin de compras se detectarán cuando el Tesoro actualice sus datos de enero.
El Tesoro volverá a los mercados este jueves. En esa emisión, ofrecerá a los inversores bonos a tres años y obligaciones con vencimiento en 2026, en 2029 y en 2034. Tras esta, tendrán lugar otras tres pujas más los días 12, 19 y 21 de febrero. En esta emisión, España espera colocar entre 4.000 y 5.000 millones de euros en deuda a medio y largo plazo de varias denominaciones, incluidas obligaciones ligadas a la inflación.