Donaciones

Importante aviso sobre las herencias: «Todo puede cambiar»

Un economista explica lo que ocurre con las herencias en vida

Las donaciones se rigen por el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones (ISD)

Hacienda está multando a todos los que hayan recibido una donación si superan esta cantidad

herencias
Entrega de billetes.
Blanca Espada

Donar bienes en vida a hijos o familiares o lo que se conoce como «herencias en vida» es una opción que muchos consideran atractiva para asegurar el bienestar de sus seres queridos en el futuro. No obstante, este proceso puede ser más complejo y problemático de lo que parece a simple vista. Aunque la idea de repartir el patrimonio antes del fallecimiento puede dar tranquilidad, los expertos advierten que esta decisión conlleva importantes riesgos, tanto a nivel personal como económico.

En concreto, ha sido el economista Gonzalo Bernardos el que asegura que, «antes de la donación todo parece maravilloso, pero después, todo puede cambiar». Un mensaje que es una advertencia para quienes ven las herencias en vida como una solución fácil. No podemos olvidar, que uno de los principales elementos a tener en cuenta al planificar una donación en vida es el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones (ISD). Este gravamen, que varía dependiendo de la comunidad autónoma en la que se realice la transmisión, puede representar una carga considerable para los herederos. Pero además, el hecho de recibir una donación o herencias en vida, puede complicar las relaciones personales entre quien dona y quién recibe dicha donación. Por lo tanto lo que a priori  puede ser  bien recibido, a la larga puede convertirse en un problema como decimos, económico, pero no olvidemos además el plano personal.

Importante aviso sobre las herencias en vida o donaciones

A menudo el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones (ISD), es decir, el impuesto que se paga cuando se producen herencias o una donación en vida puede ser mayor que el impuesto a la herencia tras el fallecimiento.  Y es que actores como el valor de los bienes y la relación de parentesco entre el donante y el beneficiario son determinantes en el cálculo del impuesto. Sin embargo, a pesar de estas diferencias, la planificación fiscal es esencial para evitar sorpresas desagradables para los herederos.

Además de los aspectos fiscales, las donaciones en vida pueden generar conflictos familiares y complicaciones personales. Gonzalo Bernardos señala que muchas veces, lo que parecía ser un gesto generoso se transforma en una fuente de discordia. Las relaciones entre los familiares pueden deteriorarse una vez que los bienes son transferidos. Los herederos que antes mostraban cercanía y gratitud, pueden distanciarse, lo que deja al donante en una posición vulnerable y emocionalmente afectada. Las donaciones, aunque bien intencionadas, tienen el potencial de alterar el equilibrio familiar.

El riesgo de las donaciones anticipadas

Donar en vida puede parecer una decisión sensata para distribuir el patrimonio de forma anticipada, pero en muchos casos, esta acción esconde más peligros que beneficios. Uno de los problemas más comunes es el cambio en el comportamiento de los herederos tras recibir los bienes. Bernardos advierte que aquellos que, antes de la donación, mostraban interés y cuidado hacia el donante, pueden modificar su actitud tras haber recibido su parte. Este cambio no es sólo una cuestión de afecto, sino que puede afectar gravemente el bienestar emocional del donante, quien podría sentirse desatendido o incluso traicionado.

Por otro lado, las donaciones en vida no sólo afectan las relaciones personales; también están sujetas a complicaciones legales. A diferencia de las herencias que se distribuyen tras el fallecimiento y generalmente respetan la voluntad del testador, las donaciones en vida pueden ser objeto de disputas o incluso revocaciones. Los donantes podrían enfrentarse a reclamaciones o impugnaciones si algún familiar se siente injustamente tratado o si se descubren irregularidades en el proceso. Por estas razones, es crucial contar con un adecuado asesoramiento legal antes de dar este paso.

Implicaciones fiscales de las donaciones en vida

El aspecto fiscal es uno de los más delicados en las donaciones. A menudo, las donaciones en vida implican una carga impositiva mayor que las herencias, lo que puede resultar en un sobrecoste inesperado para los herederos. Las diferencias entre comunidades autónomas pueden ser significativas, lo que añade una capa de complejidad. Además, el hecho de que los bienes donados incrementen de inmediato el patrimonio del beneficiario implica que este deberá afrontar una serie de pagos que, en muchos casos, no están preparados para asumir.

Gonzalo Bernardos enfatiza que muchos donantes cometen el error de no prever el impacto fiscal que una donación puede tener en sus herederos. Al no calcular adecuadamente los impuestos que estos deberán pagar, los herederos pueden encontrarse en una situación económica complicada, incapaces de cubrir los gastos que la donación conlleva. Este hecho puede, paradójicamente, generar más dificultades económicas que beneficios, afectando tanto al donante como a los beneficiarios.

La advertencia de no donar todo el patrimonio

El economista Gonzalo Bernardos es claro en su recomendación: no es aconsejable donar todo el patrimonio en vida, especialmente si se trata de bienes de gran valor. Hacer una donación total puede llevar a problemas financieros y emocionales difíciles de manejar para los herederos. En muchos casos, los beneficiarios no están preparados para gestionar grandes cantidades de patrimonio ni comprenden plenamente las implicaciones fiscales que conlleva recibir bienes en vida. Además, el distanciamiento emocional que puede producirse tras la donación podría generar un sentimiento de arrepentimiento en el donante.

Bernardos señala que, en muchos casos, es preferible mantener el control sobre el patrimonio hasta el final, asegurándose de que los bienes sean distribuidos según la voluntad del testador y no según las dinámicas familiares que pueden cambiar con el tiempo. Así, es posible evitar conflictos, preservar las relaciones familiares y, sobre todo, minimizar las cargas fiscales y emocionales.

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