Aumentan los casos de acoso sexual de Silicon Valley

Aumentan los casos de acoso sexual de Silicon Valley
Silicon Valley (Foto. Flickr)
María Villardón

Hace apenas unas semanas que el CEO de Uber, Travis Kalanick, dejó su puesto presionado por los accionistas y con la compañía sumergida en un escándalo por acoso sexual tras la denuncia de una exempleada, Susan J. Fowler. Sin embargo, parece que se trata de solo la punta del iceberg de un asunto más numeroso de lo que se piensa y que está empañando la reputación positiva de Silicon Valley. Un elevado número de mujeres se han manifestado y han decidido hacer públicas sus propias experiencias con respecto al acoso sexual y la discriminación en estas empresas tecnológicas.

De hecho, Uber está intentando recomponer su reputación y llevar a cabo una importante reforma cultural para poder salvar la tecnológica. A mediados de junio, David Bonderman, consejero de Uber y presidente del fondo TPG, presentó su dimisión en la firma de transporte después de afirmar que “con más mujeres en las reuniones se alargarían porque son muy habladoras”.

David McClure, CEO de la incubadora de negocios 500 Startups, se ha visto obligado a pedir disculpas públicamente y dejar su liderazgo en la compañía tras salir a la luz la denuncia de acoso sexual de Sarah Kunst. Este mismo sábado, el diario New York Times publicaba un informe en que se detallaba un patrón de conducta inapropiado con las mujeres por parte del empresario.

Al directivo del campus de California no le quedó más remedio que pedir disculpas a Kunst, la historia ya había saltado por los aires, y admitir que “en algunas de sus acciones pasadas ha herido y ofendido a varias mujeres, probablemente merezco que me tomen por loco y soy digno de ser llamado desgraciado”.

McClure reconoció haberse acercado de manera “inapropiada hacia múltiples mujeres en situaciones relacionadas con el trabajo” y “egoístamente me aproveché de ciertas situaciones donde debería haber sabido actuar mejor”.

La cofundadora de la firma de inversión californiana, Christine Tsai, declaró que “su comportamiento era inaceptable”. De hecho, la directiva cree que “el cambio que quiere ver debería orquestarse en todo el mundo, el acoso sexual y la discriminación no deberían impedir al talento crear un gran impacto”.

Dave McClure, CEO de Startups 500.

La declaración de este directivo es solo es una acusación más en la lista ya existente, un hecho que muestra una amarga realidad dentro de uno de los lugares más admirados del mundo por su continua innovación y por ser, supuestamente, el bastión de los valores progresistas. Es más, las empresas de Silicon Valley son las más admiradas para trabajar por los jóvenes millenials, según el ranking ‘Most Admired Employers’.

Actualmente, el mundo tecnológico es un sector dominado por hombres, aunque poco a poco nacen propuestas para equilibrarlo como ‘Mtech’, una asociación del sector tecnológico que busca despertar y potenciar el talento femenino y que, según los expertos, están haciendo un gran trabajo de concienciación.

Antonella Fayer, psicóloga y coach especializada en desarrollo del Liderazgo, cree que aún hay mucho camino por recorrer. “El problema no es sólo la poca representación femenina, sino que últimamente nos llegan noticias de acoso sexual y discriminación de muchas de las compañías tecnológicas más importantes entre las que se incluyen Twitter, Apple, Oracle, Google y Tesla. Y, cómo no, el sonado caso en Uber”, recalca.

Un elevado número de mujeres se han manifestado y han decidido hacer públicas sus propias experiencias con respecto al acoso sexual y la discriminación en estas empresas tecnológicas. Unas confesiones que han puesto, ponen y, afortunadamente, podrán poner en jaque a las compañías y fondos de inversión más valiosas del mundo.

Este fin de semana, en New York Post se han relatado historia de diversas mujeres que habían sido sometidas a acoso o comentario sexistas en el ambiente tecnológico de Silicon Valley. Una empresaria denunciaba que le habían hecho proposiciones incómodas cuando hacía una entrevista en un fondo de capital riesgo del campus, otra de ellas mostró mensajes que había recibido de un inversor como McClure o Chris Sacca. Sin embargo, ninguna de ellas comentó nada al considerar que podrían estar condenadas al ostracismo.

Uber
Travis Kalanick, CEO y fundador de Uber (Foto: Getty)

Otro de los directivos señalados ha sido Justin Caldbeck, durante la última década ha trabajado en Bain Capital y Lightspeed, antes de fundar su propia firma. El inversor ha sido acusado de acoso por parte de algunas empresarias que se reunían con él para presentarle sus proyectos. Ante tal denuncia, Reid Hoffman, fundador de LinkedIn, pidió a los inversores firmar un “compromiso de decencia”.

Fayer explica a este periódico, además, que ha leído algunos comentarios sobre muchas mujeres se sienten infravaloradas si no salen de copas con sus superiores y que se fomenta una cultura festiva en la que los jóvenes ejecutivos animan a salir y a beber. Y no solo eso, los comentarios de ejecutivas en Silicon Valley han comentado que en “este ambiente, las mujeres son vulnerables a todo tipo de abusos, que van desde los comentarios obscenos hasta proposiciones indeseadas, toqueteos y ataques”.

Fayer reconoce que estos relatos le han dejado “preocupada” porque en ningún momento ‘salir de copas’ “tiene que terminar con un acto de abuso ni comportamiento incómodo”. Y añade: “Salir de copas o alargar la jornada laboral en actividades sociales y lúdicas, nunca debería ser una obligación sino una elección y nunca debería ser motivo de peligro. Salir y beber no es el problema, no nos desviemos”.

Justin Caldbeck, inversor en Silicon Valley

Pero, además, la experta señala un aspecto más que, a veces, no se toma en cuenta y es la ausencia de un departamento de Recursos Humanos (RRHH) en las startups. “Parece que se plantea como uno de los problemas por los que los acosadores quedan indemnes de sus actos, pues no se les despide ya que no hay departamento que lo regule. Y no es así, si quedan indemnes es porque el fundador o los inversores no hacen nada y también por el resto del equipo que callando es cómplice de lo que está pasando. Ahí radica el problema más grave, no en los departamentos de RRHH”, concluye Fayer.

Algo debemos estar haciendo mal, cuando en la tierra de la innovación, la modernidad, la juventud, defensor de valores progresistas como es Silicon Valley, estamos dando pasos de gigante pero para atrás”, termina la experta.

Esta oleada de denuncias públicas sugiere, desde luego, que el problema no asola a una sola compañía, sino que se ha convertido en un síntoma endémico dentro de un sector controlado fundamentalmente por hombres.

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