El sueño de España sigue vivo: paliza a Serbia y ¡a por el oro!
Las chicas del baloncesto no fallan. La selección española de baloncesto se clasificó para la final de los Juegos Olímpicos de Río después de derrotar a Serbia, vigente campeona de Europa por 68-54. Las pupilas de Lucas Mondelo impusieron su ritmo desde el inicio y administraron su renta haciendo gala de un gran juego. Laura Nicholls y Alba Torrens fueron las más destacadas en las históricas finalistas olímpicas.
Es la primera vez que la selección española femenina de baloncesto se mete en una final olímpica y por ende logrará su primera medalla en unos Juegos.
España y Serbia tenían ya un precedente en estos Juegos, en el que se vencieron las españolas tras un disputadísimo partido que se resolvió en los últimos instantes, con un resultado final de 59-65. España era consciente de la dificultad del reto e iniciaron las semifinales con una intensidad tremenda que le dio las primeras ventajas en el marcador tras unos minutos de tanteo.
El trabajo de Astou Ndour y Laura Nicholls bajo los aros fue determinante para diferenciarse de una rival que tenía casi denegado el rebote gracias a la labor de las interiores españolas. El primer cuarto tenía color español y la mejor noticia eran los nueve escasos puntos que lucían en el marcador serbio.
Pero Serbia no iba a estar dormida todo el partido, y Page y Cado fueron absorbiendo la ventaja de las españolas, que veían como la segunda unidad no podía mantener el sobresaliente nivel de las titulares. España consiguió asentarse y bajar al barro, para frenar a su inspiradas rivales y seguir liderando en el ecuador de partido (33-28).
La defensa debía seguir siendo el camino a seguir y España, tras la salida de vestuarios, mantuvo a su rival más de cinco minutos sin anotar. Esto, sumado a la corrección del gran déficit español hasta el momento, las pérdidas, provocó una ventaja superior a diez puntos liderada por Alba Torrens, que comenzaba a vislumbrar la final olímpica.
Un final para disfrutar
Las canastas comenzaban a llegar y los intentos de reacción serbios siempre eran contestados con una canasta española. La medalla estaba cerca y el banquillo español comenzaba a plagarse de sonrisas y emoción ante lo que venía. Solo había que seguir y entenderse como equipo.
España, uno de los bloques por antonomasia del baloncesto mundial, no tuvo más que administrar una ventaja que incluso permitió disfrutar de los últimos minutos de partido. La bocina final dio paso al delirio con el 68-54 en el marcador. España sigue soñando en oro, las chicas se lo han ganado.