El Santiago Bernabéu recibió a Zidane con una calurosa ovación
Zidane volvía al banquillo del Santiago Bernabéu y la afición le recibió con una tremenda ovación.
Como sucede cada vez que el Real Madrid juega en el estadio Santiago Bernabéu, en los minutos previos al encuentro por la megafonía del coliseo madridista se corea el nombre de los 18 jugadores elegidos para el choque, los once titulares y los siete suplentes. Después, llega el turno del entrenador. Y fue en ese momento donde Chamartín se rompió la cuerdas vocales para gritar bien alto el nombre de Zidane, el hombre que invadió al madridismo de felicidad -también conocida como felizidane- durante dos años y medios en los que se ganaron tres Champions y una Liga, entre otros títulos.
«Entrenador… Zinedine», dijo el speaker. «¡¡¡Zidane!!!», se desgañitó el Santiago Bernabéu. Nunca antes un entrenador había sido recibido con tanta euforia por los aficionados del Real Madrid. El francés tiene un aura especial que se contagia y provoca que los aficionados blancos se rindan ante su figura. Lo hicieron en su etapa de jugador y lo repiten ahora, como entrenador. A continuación, por los videomarcadores del estadio se proyectó un vídeo con los mejores momentos de su primera etapa como entrenador.
La relación entre Zidane y el Bernabéu siempre ha sido muy especial. Aunque en los primeros meses hubo algún roce transformado en pitada -Chamartín no perdona a nadie- poco a poco la magia del futbolista más elegante que ha pisado el césped del Bernabéu fue conquistando a un público que subió al cielo el 15 de mayo de 2002 con su volea en Glasgow. La Novena de Zizou. Después, la historia de amor sería única. La afición se entregó a la figura del francés y éste se hizo madridista. Se enamoró del club, de una ciudad de la que nunca se marchó y de una gente que le adora.
El 7 de mayo de 2006 Zidane jugaba su último partido como futbolista del Real Madrid, aunque todavía le quedaría por delante el Mundial de Alemania con Francia. La despedida que el Bernabéu le regaló fue única. Pocos recuerdan un adiós tan emocionante como el que se vivió aquella tarde por Concha Espina, en un partido en el que los blancos empataron ante el Villarreal. Zizou, visiblemente emocionado ante la tremenda ovación que su público le regaló, ni pudo contener las lágrimas ni hablar tras el choque. Nueve años, siete meses y 25 días después, y tras ayudar en la época de Mourinho y ser entrenador del Castilla, hacía el camino inverso para volver al césped, aunque ya no iría vestido de corto y sí luciría traje.
Como entrenador Zidane se convirtió en muy poco tiempo en leyenda. Tres Champions, una Liga, dos Mundiales de Clubes, dos Supercopas de Europa y una Supercopa de España, es su palmarés en menos de tres temporadas. Pero lo que más se valora es la estabilidad que siempre dio al club. Ahora, cuando más falta hacía, ha vuelto para ayudar a un equipo que le dio muchas cosas, pero sobre todo la posibilidad de ganar la Champions. La que más deseaba. Y el madridismo no puede estar más feliz.