El Madrid se rompe en La Cerámica
Año nuevo, males viejos. El Real Madrid se dejó dos puntos y puede que media Liga en La Cerámica ante el Villarrreal. Un doblete de Cazorla salvó un punto para el Villarreal. Los de Solari ya están a siete del Barcelona... más el gol average.
Malamente… como la canción de Rosalía. Así ha comenzado el año nuevo el Real Madrid. Con sus viejos males, su endeblez, su falta de fútbol y las carencias físicas de un equipo mayor en su columna vertebral, los blancos naufragaron en Villarreal en otro segundo tiempo infame. Un doblete del mítico Cazorla, que jamás había marcado al Madrid, hizo inútiles los tantos de Benzema y Varane, que habían encarrilado la victoria del equipo blanco.
Moraleja: el Real Madrid ya está a siete puntos del Barcelona, que en realidad son ocho con el 5-1 del Camp Nou. La Liga no está matemáticamente perdida, pero moralmente sí. Este Madrid ni está ni se le espera y la flauta de la Champions ya ha sonado demasiadas veces como para seguir soplando y que no desafine.
Año nuevo, equipo viejo. Solari ha encontrado un once y se ha puesto a cuidarlo como Golum el anillo. Es su tesoro. En ese equipo no cabe Isco, eso lo saben hasta en Plutón, un hecho no por cierto menos sorprendente. Así que el Real Madrid saltaba al estadio anteriormente conocido como El Madrigal con la alineación estándar: Courtois; Carvajal, Varane, Ramos, Marcelo; Casemiro, Kroos, Modric, Lucas, Bale y Benzema.
Arrancó el duelo con un Villarreal valiente como un autónomo y descarado como el vestido de Nochevieja de la Pedroche. Tanto que a los dos minutos pudo marcar el Villarreal. Fue una galopada de Samu Chukwuece por la derecha que pilló a Marcelo envolviendo regalos de Reyes. Se plantó solito y el pie salvador de Courtois evitó el 1-0. No pudo hacerlo un minuto después cuando otra vez una diagonal del velocísimo Samu pilló a medio Rea Madrid durmiendo (o dormido), la asistencia llegó a Cazorla que, con un toque sutil de quien tuvo y retuvo, batió de tiro cruzado a Courtois.
La salida del Real Madrid al estadio de La Cerámica no podía ser más frágil. Pero el Villarreal está abajo por algo y los blancos igualaron el partido en su primera llegada al área. La jugada se gestó por la derecha en la conexión Carvajal-Lucas Vázquez. El gallego puso el centro al área y allí Benzema, más solo que Susana Díaz, cabeceó picado el 1-1. Respiraba Solari. Respiraba el madridismo. Partido nuevo.
Espabila el Madrid
El gol metió en el partido al Real Madrid, con retraso como un tren extremeño, pero más o menos a tiempo. Bale empezó a percutir por la izquierda y encontró caminos para asomarse al área de Asenjo. Crecían los blancos con un Benzema inspirado y participativo. Lucas tuvo en sus pies el 1-0 pasado el cuarto de hora, pero lo evitó Asenjo. Que no pudo atajar un cabezazo picado de Varane en el 19 que, esta vez sí, se convertía en el 1-2.
El Real Madrid había dado la vuelta al partido en un decir amén. Dominaba, presionaba, se sentía cómodo como un torero en un mitin de Vox. El Villarreal lo intentaba pero su fútbol era un anuncio de disfunción eréctil: impotencia pura. Pero no todo podían ser buenas noticias para Solari. Al filo del descanso Bale se echaba la mano al sóleo. Las alarmas de la enfermería de Valdebebas se disparaban y se montaba automáticamente la camilla que el galés tiene reservada allí. Con todo aguantó hasta el descanso.
Se rompe Bale, entra Isco
No lo hizo en la reanudación. Salió Isco por él, quién sabe si en el inicio de una nueva era para el malagueño en el Real Madrid. De proscrito al menos a jugador número doce. El segundo tiempo arrancó por los derroteros del primero. La pelota era de los blancos, la presión tímida de los amarillos y el partido, pues de nadie. Se empezaba a hacer un poco bola, como los langostinos que llevan en la nevera desde Nochebuena y tienen los ojos como los de Espinete.
El partido se fue enredando con algún rifirrafe hasta llegar a la hora de juego. Lo de juego es un decir, claro. Tonteaba el Real Madrid con el resultado ante un Villarreal incapaz de generar peligro ni fútbol con lucidez. Solari metió a Valverde por un fundidísimo (quién sabe si acabado) Modric. Ahí tiene otro problema serio el equipo blanco.
Y en el 64 a Lucas Vázquez, después de una grandísima galopada, se le apagó la luz delante de Asenjo. Tiró al muñeco en plan Higuaín y perdonó el 1-3 que habría pasaportado el partido. También la tuvo Marcelo y la marró. Quitar a Modric y volver a dominar el Real Madrid fue todo uno. El Villarreal también tuvo la suya en un cabezazo de Álvaro que lamió por fuera el palo izquierdo de Courtois.
De repente el Real Madrid se salió otra vez del partido como los que se salen del bar a echarse un piti. El Villarreal cercó el área de Courtois pero fallaba siempre en la elección final. El cronómetro jugaba a favor de los de Solari, que se plantaban en el minuto 80 con el partido encarrilado por lo menos. Los blancos empezaron a tocar como forma de defenderse con la pelota.
Pero de tanto jugar con fuego el Real Madrid acabó ardiendo. El tanto lo logró el Villarreal en el 82. Lo hizo Cazorla y de cabeza, lo que es casi un imposible. Después de siete años sin marcar en la Liga y sin haber hecho jamás un gol al Real Madrid, pues doblete. Nada, 2-2 y a los de Solari les quedaban sólo 8 minutos para enderezar un partido que se les había torcido.