España da el cambiazo
Después del bajonazo ante Suiza y de una hora insulsa frente a Portugal, España dio el cambiazo y se llevó la victoria de Braga. Lo hizo desde el banquillo cuando Luis Enrique se dio cuenta de que tenía que meter a sus tres centrocampistas titulares, Busquets, Gavi y Pedri, y al jugador más en forma de la selección: Nico Williams. El extremo del Athletic cambió el partido y dio una asistencia de cabeza a Morata con la que La Roja selló su triunfo en Braga y su presencia en la Final Four de la Liga de las Naciones.
Luis Enrique, un tipo capaz de enrollar todas las críticas en un canuto y fumárselo, tenía muy claro que contra Portugal iba a cambiar media selección. En unos casos para proteger a los jugadores titulares del Barça de su alma –Busquets, Gavi y Pedri– porque estos partidos los carga el diablo y en otros porque los que cometieron el crimen (entre comillas) ante Suiza merecían su castigo. Los siete cambios en el once de España lo constataban.
Guillotinados de la lista Azpilicueta y Eric García, que vivieron un partido canalla en La Romareda, la defensa era a estrenar: Carvajal y Gayá en los laterales con Hugo Guillamón y Pau Torres en el centro. Bajo palos repetía Unai Simón, un portero que ofrece más dudas que la declaración de la renta de Shakira, pero en el que Luis Enrique confía como Tamara Falcó confiaba en Iñigo Onieva: ciegamente y sin tener necesidad.
Para suplir a los culés Busquets, Gavi y Pedri entraban Rodri, Koke y Carlos Soler, tres jugadores fiables que demuestran que la mejor línea de España no es la defensa sino el centro del campo por mucho que Luis Enrique se crea que nos chupamos el dedo. Arriba, también repetían Ferran y Sarabia, mientras que Morata, reservado en La Romareda, ocupaba su puesto como delantero centro más en el punto de mira que Isabel Díaz-Ayuso para el PSOE.
Enfrente la Portugal de Cristiano Ronaldo. Todavía. Cada vez son más las voces que claman fados porque CR7 haga sitio a los jóvenes. Por ejemplo, ante España eran suplentes Joao Félix y Rafael Leao, uno de los jugadores más en forma de Europa. Sí que estaban tipos talentosos como Bruno Fernandes o Bernardo Silva y un delanterazo como Diogo Jota.
Arrancó el partido y España salió a presionar como si un asteroide fuera a estrellarse contra la Tierra y no hubiera un mañana. Portugal replegó en busca de las contras. Les valía el empate a nuestros vecinos. Un lío defensivo de los lusos nos regaló la primera ocasión a eso del minuto 7. Morata presionó, se encontró el rechace en el área y asistió a Sarabia. El remate del jugador del PSG lo sacó en el área pequeña su compañero de equipo Danilo Pereira.
Manda España
A Portugal no le sonrojaba nada agruparse, replegar y defender. España manoseaba la pelota con los pies. Pintaba a batalla de desgaste en busca del error. La paciencia podía ser nuestra mejor virtud. Nos regodeábamos, toque va, toque viene, en una posesión infinita y algo inocua. Los muchachos de Fernando Santos parecían más aburridos que incómodos ante el dominio territorial de La Roja.
Pasado el minuto 20 nos llevamos el primer susto en un balón al área que prolongó Diogo Jota y remató Cristiano Ronaldo, que reclamaría penalti en la siguiente jugada en un pequeño lío que se hizo con los pies el meta español Unai Simón. Un minuto después el propio Unai tuvo que estirarse para desviar un disparo envenenado de Neves. Fueron tres minutos que dispararon el pulso a los aficionados españoles en general y a Luis Enrique en particular.
España se asustó y se encogió. Portugal, lo contrario. Empezó a dominarnos con ese Bernardo Silva que es un clon de Modric. Filtraba pases con cualquier superficie del pie para un Cristiano Ronaldo que parecía más oxidado que los tornillos de la Torre Eiffel. La velocidad que tuvo es un mero recuerdo. En el 32 el maravilloso Bernardo Silva se inventó un pase imposible para encontrar en el área a Diogo Jota. El delantero del Liverpool se sacó un disparo que despejó con una palomita Unai Simón.
Perdona Cristiano
Bruno Fernandes también enseñó su cañón con un disparo en el 37 que dio la sensación de gol por el efecto óptico. Portugal merecía el gol ante una España que se había diluido. La mejor noticia para Luis Enrique fue que alcanzamos la orilla del descanso sin daños en nuestra portería y, por tanto, con nuestras opciones de ganar en Braga absolutamente intactas.
Tan poco le gustó a Luis Enrique el primer tiempo que metió a Busquets por Guillamón en el campo y retrasó a Rodri al puesto de central. Pero tardamos menos de un minuto en conceder la primera ocasión. Fue un regalo de Carvajal ante la presión de Diogo Jota, la pelota llegó a los pies de Cristiano Ronaldo, que perdonó en el mano a mano ante Unai Simón. La rápida salida del portero español evitó el 1-0.
El partido seguía teniendo el claro color rojiverde de Portugal. Luis Enrique lo vio y metió de golpe en el 56 a Pedri, Gavi y Yeremi Pino. Fuera los intrascendentes Koke, Soler y Sarabia. Algo espabiló España y algo se despistó Portugal. Nos quedaba media hora para hacer un gol que nos llevara a la final a cuatro de la Liga de las Naciones.
La presencia de los tres últimos cambios de Luis Enrique cambió el escenario del partido en Braga. España comenzó a presionar más arriba y a Portugal se le encogieron los pies. Pero aún les dio para meternos otros susto en el 68 con un tiro de Rubén Días que sacó bajo palos Carvajal. Respondió Morata con una maniobra en el área resuelta con un tirito de zurda. Y a él un desconocido CR7, que se durmió en el área cuando recibió una pelota franca y dejó que se la robara Gayá.
Nico Williams por Ferran fue el último cambio de Luis Enrique. Y en un minuto ya había disparado a puerta. Luego Morata en el 76 disparo desde la frontal e hizo estirarse abajo al meta Costa. El partido, en sus postrimerías, era claramente de España. Con Pedri, Gavi y, sobre todo, Nico, era otra cosa. Puede que fuera demasiado tarde, pero Luis Enrique se lleva una lección de Braga.
España tocó a rebato y encerró a Portugal, asfixiada ante la parsimonia en los cambios de Fernando Santos. Los de Luis Enrique llevaron el cántaro a la fuente lusa y así, al filo del 90, llegó la jugada del gol. El pase lo dio Carvajal al segundo palo. Por allí apareció Nico Williams para prolongar de cabeza y que Morata marcara en boca de gol.
Aún le dio a Cristiano Ronaldo para fallar su enésima ocasión. Esta vez fue la rodilla de Unai la que salvó a España, que acabó llevándose con sufrimiento y contra pronóstico una victoria de Portugal que nos mete directos en la Final Four de la Liga de las Naciones y nos devuelve la esperanza con vistas al Mundial de Qatar. Aunque esa ya será otra historia.