Messi no tiene plagio
El Barcelona inició la reconquista de la Champions con una goleada (4-0) ante el PSV Eindhoven
Leo Messi volvió a ser decisivo anotando tres tantos y dando otro recital. Dembélé hizo el segundo.
La ley de Messi. El Barcelona inició la reconquista de la Champions con una victoria (3-0) ante el PSV Eindhoven. El líder indiscutible del triunfo culé volvió a ser el argentino que, como suele ser habitual, dio una exhibición anotando tres goles. Más que por la cantidad, fue por la calidad y el momento en el que lo hizo. El primero fue un lanzamiento sublime de falta para abrir el marcador y los otros dos golazos sirvieron para sentenciar un partido donde también brilló Dembélé.
Y eso que la hora era rara, el estadio estaba medio vacío pero poco le importó esto a un Barcelona que tiene una cuenta pendiente con la Champions League. Y además no se niegan en recordarlo cada vez que alguien menta la competición más importante del mundo. Ganar una de cuatro es un bagaje demasiado pobre cuando en tu mano tienes los dos ases que representa Messi constantemente. Y cuando tu rival más acérrimo gana tres seguidas más.
Además, la herida de Roma aún sigue sangrando. Porque el tiempo no lo cura todo. Tras salir por la puerta grande en Liga y Copa, la eliminación en el Olímpico dejó el poso de temporada frustrada en el ambiente culé, aunque muchos quisieran elevar la pasada temporada a la categoría de epopeya. Aquí lo importante es la Champions y, conscientes de ello, la dirección deportiva culé le metió millones al fondo de armario para no llegar al mes de mayo sin aire en los pulmones.
Poniendo de manifiesto que para el Barcelona la Champions de este año es una obsesión, Valverde rotó en un partido importante como el de Anoeta para poder alinear a su equipo de gala en el estreno ante el PSV Eindhoven, que se presentó en Barcelona con Van Bommel, en el banquillo. Sí, aquel holandés que le quitó el puesto a Iniesta en la final de París y cuatro años más tarde le sacudió hasta la extenuación al héroe de Sudáfrica en la final del Mundial. Pero a lo que vamos, el entrenador culé puso sobre la hierba del Camp Nou a los mejores: Messi, Coutinho, Suárez, Busquets, Piqué, Rakitic…
Siguiendo las leyes de la lógica, el Barcelona elevó líneas e intentó arrinconar al PSV pero la primera fue de los holandeses. Y además fue clarísima porque Gastón Pereiro se presentó al borde del área con el balón botando y cuando lo tenía todo a favor la mando centímetros altas. Primer aviso y también hubo segundo. Porque al cuarto de hora, en un contragolpe, Bergwijn tocó el esférico de forma deliciosa con rosa y el balón estuvo a punto de colarse dentro de la red. El Barcelona tenía el control del esférico y amenazaba el área rival pero las dos más claras eran del equipo tulipán.
Y a los 20 minutos llegó la primera ocasión del Barcelona. Y llevaba el nombre de Messi. El argentino hizo magia filtrando un pase excepcional a Luis Suárez que estrelló el balón en el lateral de la red. Después Sergi Roberto lo intentó con un manso remate de cabeza y un disparo lejano. Al menos ya creaban peligro aunque el cuadro de Van Bommel con faltas lejanas o contras rápidas seguía creando incertidumbre en el área de Ter Stegen.
Cuando más espeso estaba el Barcelona, como viene siendo habitual desde más de la última década, apareció Messi. El argentino volvió a deleitar en un sutil lanzamiento de falta que superó la barrera y se coló mansamente en la escuadra rival. El ’10’ acompañó el balón como le aconsejó en su día Maradona. Sólo la aparición estelar del astro sirvió para arreglar una primera parte poco brillante.
Otro recital de Messi
Tras el paso por los vestuarios había una cosa obvia: el Barcelona iba a necesitar un segundo gol porque si no iba a pasar apuros. Messi y Coutinho tuvieron la sentencia en sus botas pero el PSV no se achicaba, ya que Hirving y Angelinho también provocaron miedo en el área culé. El temor a un posible empate del conjunto holandés pululaba en el ambiente. ¿El motivo? El equipo de Valverde no estaba bien y el equipo holandés, con poco, llevaba peligro a la zona de Ter Stegen. Incluso después Lozano tuvo una ocasión de oro que acabó en nada porque Piqué se cruzó en el área de forma sobresaliente.
Después Luis Suárez respondió con un balón al larguero. Podía pasar cualquier cosa. Pero ahí apareció Dembélé para hacer una obra de arte y sentenciar el partido. El francés salió de una presión con una maniobra sobresaliente y después la puso en el palo largo con un buen golpeo de interior. Mientras el delantero se llevaba todos los halagos, ahí apareció Messi para hacer su doblete y poner el 3-0 para estrenarse con matrícula en una competición que es su cuenta pendiente. Pero el recital del ’10’ no había terminado, ya que también llegaría el tercero tras recibir una buena asistencia de Luis Suárez. El Barcelona inicia el camino a la reconquista con otra exhibición de un Messi que quiere la Champions más que nunca.