Los ‘All Blacks’ se citan con la historia tras ganar a Sudáfrica
Con sangre, sudor, lágrimas y un rugby lleno de talento y corazón, los All Blacks se metieron a la gran final del Mundial de Inglaterra 2015 después de vencer en Twickenham a Sudáfrica en un partido memorable que permanecerá para siempre en la memoria de los aficionados al rugby. El marcador final dibujaba un apretado y angustioso 18-20, el segundo guarismo con menor diferencia en la historia de las semifinales mundialistas, después de aquel pírrico 9-8 de Francia sobre País de Gales en el torneo de hace cuatro años.
Nueva Zelanda está a un sólo paso de convertirse en la mejor selección de rugby de todos los tiempos. Si los All Blacks ganan la final, conseguirán lo que nadie ha logrado jamás en la historia de la RWC: revalidar el título mundial. Su rival en la final, que se jugará el próximo 31 de octubre, también en la Catedral del rugby europeo, saldrá del duelo que disputarán hoy, en Twickenham a partir de las 17.00 horas, otras dos selecciones del hemisferio sur: Argentina y Australia.
Los Springboks dominaron el primer tiempo gracias a su fuerza en la delantera, sobre todo en las melés, y a un espectacular acierto a palos para castigar las faltas de los neozelandeses: seis de seis entre Handre Pollard (5) y Pat Lambie (1). Los All Blacks supieron contrarrestar a los sudafricanos con sendos ensayos de Jerome Kaino y Beauden Barrett.
Al inicio del segundo tiempo Nueva Zelanda recuperó la ventaja en el marcador, hasta que un gran drop de Carter y el ensayo de Beauden Barrett, tras una soberbia acción de Ma’a Nonu, ponían un 12-17 que parecía definitivo. No lo era. Sudáfrica no estaba dispuesta a rendirse y Pollard apretó el marcador con un nuevo golpe (15-17), pero Carter respondió enseguida a la hora de partido (15-20).
Lambie puso el partido en un puño con un nuevo golpe (18-20) a falta de doce minutos. Sudáfrica apretaba y apretaba, dispuesta a dejarse hasta el último aliento por llegar a la final, pero los All Blacks supieron sufrir, prietas las filas, para aguantar bajo el diluvio londinense. Y lo hicieron liderados, cómo no, por su gran capitán: un Richie MacCaw que se ha convertido en el jugador que más veces ha sido capitán en la historia de la RWC, con 12 partidos.