Ni papel de aluminio ni papel film: el truco para guardar un tomate abierto en la nevera y que no se ponga malo

El tomate es uno de los alimentos más consumidos del mundo, pero guardarlo una vez abierto sin que se reseque o empiece a mostrar señales de deterioro continúa siendo todo un desafío. ¿Cuántas veces has cortado un tomate para prepararte una ensalada, has dejado la otra mitad en la nevera y al día siguiente te has encontrado con la desagradable sorpresa de que se ha puerto mala? Durante muchos años, todos hemos recurrido al aluminio o al papel film para recubrirlo, pero, según expertos en seguridad alimentaria, estos métodos son contraproducentes, ya que favorecen la humedad. Afortunadamente, existe un truco muy sencillo y efectivo para guardar un tomate abierto en la nevera sin que se ponga malo. Este método no sólo conserva la textura, sino que mantiene el sabor y evita la proliferación de microorganismos durante más tiempo.
El tomate es una de las frutas (sí, técnicamente lo es) con mayor contenido de agua: alrededor del 94%. Por este motivo, es especialmente vulnerable a la deshidratación y a los microorganismos. Lo que ocurre cuando cortamos un tomate es que se rompe su barrera natural (la piel), que actúa como barrera protectora frente a bacterias y hongos. La pulpa queda expuesta al oxígeno, lo que acelera la oxidación y el cambio de textura, y el agua se evapora mucho más rápido, provocando que la superficie se reseque y pierda firmeza.
El truco definitivo para guardar el tomate abierto en la nevera
En primer lugar, es interesante conocer por qué no deberíamos utilizar aluminio ni papel film. Durante décadas, han sido la opción más habitual para cubrir alimentos frescos, pero cuando se trata del tomate, no son tan efectivos como creemos.
- El papel de aluminio puede reaccionar con alimentos ácidos, como el tomate. Asimismo, genera condensación en su interior, acelerando el deterioro, y es mucho menos sostenible de lo que parece.
- El principal problema del papel film es que mantiene la superficie húmeda, lo que acelera el crecimiento bacteriano. Además, no impide la oxidación y favorece que la mitad del tomate se vuelva acuosa y pierda sabor.
En ambos casos, el resultado suele ser el mismo: la mitad del tomate fresco acaba en la basura a los pocos días, e incluso horas. Sin embargo, no está todo perdido: existe una manera de conservar un tomate abierto en la nevera. Para ello, basta con colocar la parte cortada en contacto directo con un plato, un cuenco o un tupper, y guardarlo así, sin envolverlo. Toma nota de los pasos a seguir:
- Corta el tomate por la mitad.
- Coloca la parte cortada hacia abajo, apoyada completamente sobre un plato o recipiente llano.
- Guarda el tomate en la nevera tal cual, sin cubrirlo.
- Procura que esté en la parte menos fría del frigorífico; la temperatura ideal es de entre ocho y diez grados.
Este truco funciona por varios motivos clave:
- Al colocar la superficie cortada en contacto con el plato, se reduce la exposición directa al aire. La zona abierta queda «sellada», conservando su humedad interna.
- Al no quedar expuesta la pulpa, los microorganismos presentes en el ambiente de la nevera tienen más dificultades para adherirse y proliferar.
- A diferencia del film o del aluminio, no se crea condensación. La superficie del tomate se mantiene firme y su textura se conserva mejor.
Con este método, un tomate cortado puede durar entre tres y cinco días en buen estado, dependiendo de su variedad, su grado de maduración, la temperatura y humedad de la nevera. Los tomates más carnosos y firmes (tipo rosa, beef o de ensalada) duran más que los cherry o pera, que son más sensibles a la pérdida de agua.
Otras alternativas sostenibles
Aunque el método del «boca abajo» es el más eficaz, existen otras opciones igual de útiles. Por otro lado, las tapas de silicona reutilizables, que en los últimos años se han convertido en uno de los accesorios de cocina más utilizados. Por otro lado, los tuppers herméticos, útiles para evitar olores y proteger el tomate de otros alimentos. Finalmente, algunos cocineros utilizan la parte superior o inferior hueca de otro tomate como tapa natural.
Errores comunes a evitar
Si quieres que el tomate dure más tiempo, éstas son las prácticas que deberías evitar:
- Guardarlo sin más, dejando la pulpa al aire.
- Cubrirlo con film o aluminio directamente.
- Colocarlo en la zona más fría de la nevera (cajón de verduras o bandeja superior es lo ideal).
- Dejarlo junto a frutas que emiten mucho etileno, como manzanas o plátanos.
- Guardarlo húmedo o recién lavado (el exceso de agua acelera su deterioro).
En un momento en el que cada vez buscamos soluciones más sostenibles y menos dependientes de plásticos de un solo uso, conocer este truco para guardar el tomate abierto en la nevera es esencial. El método «boca abajo» no sólo mantiene el tomate en buen estado, sino que ayuda a conservar su sabor.