El arzobispado desvela una deuda de 45.000 € en el convento de Belorado: «Hay impagos de años»
La comisión gestora del convento ha dicho que está atendiendo los pagos de aquellos servicios "más básicos y urgentes"
La comisión gestora de los monasterios de Belorado, Orduña y Derio, dependiente del arzobispado de Burgos, ha desvelado que el convento de las monjas cismáticas tiene un agujero económico de 44.800 € en facturas de suministros y nóminas de trabajadores. Así lo ha asegurado la institución eclesiástica en un comunicado hecho público este miércoles donde ha dicho que algunas facturas «han sido emitidas por proveedores afectados por impagos generados durante meses, incluso años».
«Hasta la fecha, se han recibido más de veinte facturas, por un importe superior a 35.000 € y un total de once nóminas, por importe aproximado de 9.800 €. Con el exiguo saldo obrante en las cuentas a las que hemos podido tener acceso, que no superaba los 6.000 €, es imposible hacer frente a estas obligaciones. No sería posible afrontar ninguno de estos pagos, sin la inyección de fondos provenientes de distintos monasterios de la Federación de Clarisas de Nuestra Señora de Aránzazu», han afirmado.
Asimismo, desde la comisión gestora han asegurado que están atendiendo los pagos de aquellos servicios «más básicos y urgentes». Ahora bien, reconocen que es una labor minuciosa «dado que hay que examinar detenidamente cada obligación de pago». Además denuncian que las monjas se han negado a facilitar toda la información legal, tributaria, fiscal, económica, contable y laboral necesaria para la correcta administración del monasterio. «No solo se han ignorado estas solicitudes de manera reiterada, impidiendo cualquier tipo de comunicación por parte de la exabadesa, sino que además nos consta que ha sido dada una orden expresa por su parte de no facilitar esta documentación a la Comisión Gestora», han dicho.
A pesar de esta obstrucción de las hermanas, desde el arzobispado han defendido que, hasta la fecha, la comisión gestora ya ha afrontado pagos de luz, gas y telefonía que superan los 3.000 €.
En cuanto a la actividad económica que venían desarrollando las monjas con una tienda en el monasterio de Belorado, la comisión ha reconocido «que no tienen constancia de los ingresos que se obtienen con las actividades que se realizan desde las instalaciones del convento, de cuyos gastos la ex abadesa pretende que nos hagamos responsables (materia prima, embalaje, mensajería, etc.)». No sólo esto sino que las religiosas excomulgadas por la Iglesia conciliar están impidiendo al arzobispado el acceso a la información tributaria necesaria para poder presentar los modelos fiscales correspondientes.
Cabe decir que este comunicado ha sido publicado en respuesta a unas acusaciones que la ex abadesa del convento de las monjas clarisas de Belorado lanzó contra el arzobispado de Burgos en el programa Todo es mentira, de Cuatro. Allí la religiosa dijo que las querían «asfixiar» y que el arzobispado no estaba haciendo frente a los pagos desde el 4 de junio. Además denunció falta de comunicación por parte de la institución burgalesa y aseguraron que nunca volverían a «la secta conciliar».
«Ya no son clarisas»
Este mismo lunes el líder de la orden Franciscana, el ministro general Fray Massimo Fusarelli, sentenció que las diez hermanas «ya no son Clarisas ni religiosas» y que sería conveniente «que dejaran el hábito de San Francisco y Santa Clara».
Así lo expresó Fusarelli en una carta remitida al arzobispo de Burgos, donde también lamentó la deriva de estas monjas de Belorado. «Es un momento muy triste y yo mismo siento su gravedad y su peso. Comparto su desconcierto y dolor, y siento que para toda nuestra Orden es un momento que nos obliga a orar y reflexionar», escribió.
En opinión del ministro eclesiástico, las monjas de Belorado «han caído en una lectura distorsionada y gravemente engañosa de los últimos setenta años de vida de la Iglesia», algo que, unido a su aislamiento, las ha convertido «en secta». De esta forma Fusarelli hace referencia a la doctrina «sedevacantista» que han abrazado las religiosas y que niega el Concilio Vaticano II además de reconocer como último Papa válido a Pío XII. La misma Conferencia Episcopal, en el momento de recibir la carta de las monjas abandonando la Iglesia conciliar, se pronunció a este respecto afirmando que se trata de una secta. «El texto parece inspirarse en los principios básicos de esta corriente y, concretamente, entronca con un grupo que es considerado una secta por varios expertos», dijeron en un comunicado el pasado mes de junio.
Fusarelli argumentó que en la historia de la Iglesia, «cada vez que un pequeño grupo se ha aislado, termina por convertirse en secta y pierde así el aliento más amplio de la Iglesia Católica». Un problema que debe aplacarse asegurando «una formación sólida y el vínculo de la fraternidad».
«Vemos que en nuestra Iglesia aún están presentes algunas variantes nostálgicas y tradicionalistas, así como otras de distinto tipo, y esto nos pide reforzar nuestros lazos y cuidar la unidad. Por eso son importantes las Federaciones, para que cada Monasterio sienta la presencia y el acompañamiento de toda la gran familia», dijo.
Por último el ministro de la Iglesia quiso remarcar que estas diez mujeres «ya no son Clarisas» aunque mantiene la esperanza de que regresen al seno de la religión. «Las puertas de nuestros corazones y de nuestra familia siguen abiertas para ellas». Asimismo Fusarelli comentó en su carta que espera que a «las hermanas ancianas se les garanticen los cuidados necesarios, corporales y espirituales».
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