Castilla y León

El líder de los Franciscanos avisa a las monjas de Belorado: «Sería conveniente que dejaran el hábito»

El ministro general de la Orden Franciscana ha dicho que "es un momento muy triste"

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La secretaria de la Federación de las Hermanas Clarisas de Ntra. Sra. de Arantzazu, la hermana Carmen Ruiz. (EP)
Rodrigo Villar

El caso de las monjas clarisas de Belorado continúa dando de que hablar en el seno de la Iglesia Católica. El último en pronunciarse sobre el cisma de las religiosas burgalesas excomulgadas ha sido el líder de la orden Franciscana, el ministro general Fray Massimo Fusarelli, quien ha sentenciado que las diez hermanas «ya no son Clarisas ni religiosas y sería conveniente que dejaran el hábito de San Francisco y Santa Clara», aunque reconoce que «no creo que lo hagan».

Así lo ha expresado Fusarelli en una carta remitida al arzobispo de Burgos y a la que ha tenido acceso OKDIARIO, donde también ha lamentado la deriva de estas monjas. «Es un momento muy triste y yo mismo siento su gravedad y su peso. Comparto su desconcierto y dolor, y siento que para toda nuestra Orden es un momento que nos obliga a orar y reflexionar», ha escrito.

En opinión del ministro eclesiástico, las monjas de Belorado «han caído en una lectura distorsionada y gravemente engañosa de los últimos setenta años de vida de la Iglesia», algo que, unido a su aislamiento, las ha convertido «en secta». De esta forma Fusarelli hace referencia a la doctrina «sedevacantista» que han abrazado las religiosas y que niega el Concilio Vaticano II además de reconocer como último Papa válido a Pío XII. La misma Conferencia Episcopal, en el momento de recibir la carta de las monjas abandonando la Iglesia conciliar, se pronunció a este respecto afirmando que se trata de una secta. «El texto parece inspirarse en los principios básicos de esta corriente y, concretamente, entronca con un grupo que es considerado una secta por varios expertos», dijeron en un comunicado el pasado mes de junio.

Fusarelli argumenta que en la historia de la Iglesia, «cada vez que un pequeño grupo se ha aislado, termina por convertirse en secta y pierde así el aliento más amplio de la Iglesia Católica». Un problema que debe aplacarse asegurando «una formación sólida y el vínculo de la fraternidad».

«Vemos que en nuestra Iglesia aún están presentes algunas variantes nostálgicas y tradicionalistas, así como otras de distinto tipo, y esto nos pide reforzar nuestros lazos y cuidar la unidad. Por eso son importantes las Federaciones, para que cada Monasterio sienta la presencia y el acompañamiento de toda la gran familia», ha dicho.

Por último el ministro de la Iglesia ha querido remarcar que estas diez mujeres «ya no son Clarisas» aunque mantiene la esperanza de que regresen al seno de la religión. «Las puertas de nuestros corazones y de nuestra familia siguen abiertas para ellas». Asimismo Fusarelli comenta en su carta que espera que a «las hermanas ancianas se les garanticen los cuidados necesarios, corporales y espirituales».

La renuncia

Las monjas clarisas de Belorado y Orduña renunciaron el pasado 13 de mayo, a través de un comunicado, al Papa de Roma abandonando así la Iglesia Conciliar. Las religiosas argumentaron en su momento que la causa residía en la «persecución» que sufrieron y porque se habían «puesto palos en las ruedas» a su comunidad. Las religiosas acusaron a Roma de tenerlas «bloqueadas» al no otorgarles la licencia de venta del convento de Derio y «querer quedarse» con sus propiedades, motivo por el que aseguraron que rompen con la Santa Sede. «Nos van a denominar herejes y cismáticas, locas y muchas cosas más, muy calumniosas y desagradables. No los creáis, al menos por esta vez, que no os engañen», dijeron en el comunicado.

La comunidad de monjas clarisas manifestó así su intención de abandonar la Iglesia Católica, «situándose bajo la tutela y jurisdicción del Sr. D. Pablo de Rojas Sánchez-Franco, excomulgado en julio de 2019» y no someterse al Papa Francisco, como refleja la documentación enviada en su momento. Ahora bien, el pasado mes de junio decidieron que tampoco se iban a someter a la tutela de este obispo excomulgado por lo que en la actualidad obedecen únicamente a la madre abadesa sor Isabel de la Trinidad.

En el escrito explicaron que Roma no quiere concederles la «licencia de venta del convento de Derio» y  aseguraron que no les permiten «cumplir con los pagos» del Monasterio de Orduña y les rescinden el contrato de compraventa «sin previo aviso» después de tres años.

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