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Las monjas excomulgadas de Belorado echan del convento al obispo y el Arzobispado pagará sus deudas

Las clarisas han expulsado también al cura coctelero tras la decisión de la comisión creada por Iceta de pagar los 20.000 euros

Burgos monjas clarisas Arzobispado
Las monjas clarisas amotinadas.
Paula M. Gonzálvez

Las monjas clarisas excomulgadas de Belorado han expulsado al falso obispo Pablo de Rojas y a su portavoz, el cura coctelero José Ceacero, del convento, justo después de saber que el Arzobispado de Burgos hará frente al pago de 20.000 euros en deudas urgentes de las amotinadas. Así lo ha decidido la comisión creada por Mario Iceta, nombrado por el Vaticano como comisario pontificio.

Las hermanas han cerrado las puertas a Rojas y Ceacero, los dos únicos miembros conocidos de la secta Pía Unión de San Pablo Apóstol, tras 42 días de permanencia en el convento burgalés. Al parecer, el obispo fake habría regresado ya a su residencia de Bilbao y habría dejado de ser el tutor religioso de las 10 monjas, amotinadas desde el pasado 13 de mayo.

Las clarisas han tomado la decisión de echar a ambos después de consultar a un asesor legal. Se han puesto en contacto con el despacho de abogados tras la manifestación del Arzobispado de Burgos del pasado lunes, cuando confirmó que iba a excomulgar a las 10 religiosas, mientras que otras ocho monjas se quedarían al margen de los expedientes de expulsión. Se trata de cinco hermanas mayores y tres más jóvenes, aunque las últimas no se encuentran en el convento, pero pertenecen a la comunidad monástica, que todavía está formada porque ellas no secundaron el cisma.

El arzobispo decidió echarlas de la Iglesia motivado por la negativa de las monjas a comparecer ante el Tribunal Eclesiástico del Arzobispado de Burgos -por no reconocer su autoridad- con el fin de ratificar su deseo de abandonar la institución católica. Fue entonces cuando también confirmó que iniciaría un proceso judicial para ejecutar el desalojo de las hermanas, y así sacarlas del convento que rechazan abandonar.

Ese proceso al que Iceta hacía referencia se podría desarrollar al mismo tiempo que avanza la reclamación de las clarisas con la que intentan evitar la venta del convento de Orduña, en Vizcaya, por 1,2 millones de euros. La operación está motivada por las deudas pendientes de las religiosas.

Pago de las deudas urgentes

Se da la circunstancia de que la expulsión de los líderes de la secta coincide con la determinación de la comisión gestora creada por Iceta, que asumirá el pago de los 20.ooo euros que las amotinadas tienen pendientes por abonar de manera urgente.

El Arzobispado desembolsará 11.000 euros para cubrir facturas de la luz, ingredientes que las religiosas han utilizado para elaborar sus productos de repostería y gastos en cartonería, mientras que 9.800 euros ya los ha destinado al pago de once salarios y cuotas de la Seguridad Social.

Justo en el momento en el que se ha conocido este movimiento de Iceta, las ex clarisas han dado el paso de echar a los que hasta ahora han sido sus tutores, el falso obispo Rojas y su portavoz Ceacero. Además, la expulsión de ambos era una de las peticiones de monseñor Iceta. 

El falso obispo Rojas y el portavoz Ceacero han estado considerados desde el momento en el que las monjas se amotinaron como los cerebros del conflicto y como los líderes de una secta, por incitar a las religiosas a romper con la Iglesia católica por intereses inmobiliarios. Las religiosas se desvincularon de la Iglesia Católica tras firmar su Manifiesto Católico, escrito por la abadesa sor Isabel de la Trinidad, en el que notificaron su incorporación a la secta Pía Unión de San Pablo Apóstol.

Iceta dejó claro que las exclarisas están obligadas a salir del convento, para facilitar también la llegada de otras hermanas de la congregación que se hagan cargo de los cuidados de las cinco monjas mayores que se encuentran al margen de toda esta controversia.

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