La pesadilla de los vecinos de Llucmajor: una macrogranja de gallinas llena de ratas, cadáveres y suciedad
Las gallinas viven entre ratas envenenadas, erizos vivos, cadáveres llenos de gusanos, telarañas y suciedad extrema
Más de 9.000 vecinos denuncian olores insoportables y problemas de salud como afecciones respiratorias, migrañas y vómitos
Esta explotación avícola opera de manera ilegal al no contar con una Autorización Ambiental Integrada


Escándalo en Mallorca por una macrogranja de gallinas ponedoras ilegal. La explotación avícola, ubicada en el municipio de Llucmajor, alberga unas 136.000 gallinas que viven en unas condiciones deplorables entre ratas envenenadas, erizos vivos, cadáveres de múltiples especies repletos de gusanos y suciedad extrema repartida por las siete naves que conforman esta granja de casi 5.000 metros cuadrados, la más grande de todo el archipiélago balear.
Se trata de un estercolero permanente con gallinas postradas, atrapadas y aplastadas por las puertas de la macrogranja. Muchas de ellas están encerradas en la nave durante una semana sin ver la luz del sol y se ven obligadas a convivir con cadáveres en avanzado estado de descomposición de otras gallinas que acaban perdiendo la vida a causa de las condiciones deplorables en las que están.
Los hechos han salido a la luz gracias a una investigación que tuvo lugar en abril de 2025 por parte de las entidades de protección animal y medioambiental ARDE y Satya Animal. Las imágenes tomadas desde el interior de la granja han sido reveladas por un informante anónimo.
Esta explotación pertenece a la empresa Avícola Ballester, la compañía avícola con mayor producción de las Islas Baleares que agrupa la sociedad empresarial Avícola Son Perot S.A, la empresa promotora del polémico proyecto de la macrogranja de gallinas en Sineu donde se pretendía criar a 750.000 gallinas y producir hasta 156 millones de huevos al año.
Esta explotación avícola de 136.000 gallinas vende sus huevos a algunos de los mayores supermercados de Baleares como Mercadona, Eroski o Alcampo. La empresa promotora Avícola Son Perot también dice en su página web que abastecen «la gran demanda que se produce en el sector hotelero en Baleares y grandes superficies».
A pesar de todas las irregularidades, esta granja de Llucmajor cuenta con el sello de bienestar animal Welfair. Además, recibió una ayuda económica procedente del Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural de al menos 381.777 euros para la construcción de un centro de clasificación de huevos.
La granja de Llucmajor es totalmente ilegal ya que no cuenta con una Autorización Ambiental Integrada para operar que necesita cualquier explotación avícola en España que disponga de más de 40.000 aves. La empresa promotora no gestiono dicho trámite antes de su apertura en 2017, por lo que fue sancionada en 2024 por el Govern balear con 150.000 euros de multa por infracción grave.
Avícola Son Perot S.A interpuso un recurso, aunque fue desestimado, por lo que la sanción es firme. El caso fue trasladado por parte de ARDE y Satya Animal a la Fiscalía por presuntos delitos contra la salud pública y estafa, pero desde entonces no ha trascendido ninguna novedad al respecto salvo que la granja continúa operando con normalidad a pesar de su ilegalidad.
Cabe recordar que el Govern balear que preside Marga Prohens (PP) acordó en enero de 2024 prohibir, mediante la aprobación de un decreto ley, las macrogranjas avícolas de más de 160.000 gallinas tras las demandas sociales surgidas a raíz de la macrogranja de Sineu.
Más de 9.000 vecinos de Llucmajor afectados
Son más de 9.000 los vecinos del municipio de Llucmajor afectados por la granja. Todos ellos destacan la falta de higiene y la presencia de ratas, telarañas y cadáveres de gallina en convivencia con gallinas vivas y huevos. También denuncian plagas de moscas, telarañas, olores insoportables y problemas de salud como afecciones respiratorias, migrañas y vómitos.
Por si fuera poco, los vecinos aseguran que centenares de cadáveres de gallinas han sido vertidas en varias zanjas del municipio, una actividad que incumpliría con la normativa en materia de gestión de residuos con riesgos biológicos.
Tanto los vecinos como ARDE y Satya Animal han alertado de que la presencia de otras especies animales en la granja implica riesgo zoonótico de transmisión de enfermedades a humanos como la leptospirosis o salmonella.
«Olores, moscas, dolor de cabeza… Te produce malestar anímico, te limita mucho la convivencia con tus vecinos o con tu familia porque no puedes hacer vida normal en tu casa. En verano estamos encerrados para evitar respirar aire contaminado», comenta Natalia García, una vecina que vive a menos de un kilómetro de la granja.
Por su parte, Xisco Amaya, otro de los muchos vecinos afectados, asegura que «cuando no hay una atmósfera nauseabunda con amoniaco, está todo lleno de moscas. No hemos podido invitar a ningún amigo a casa. No me quiero ir de aquí, quiero que se termine esta pesadilla».
Julia Elizalde, portavoz de ARDE, explica que «esta granja podría estar incurriendo a su vez en un delito de estafa. Hemos enviado a Fiscalía imágenes que demuestran cómo las gallinas camperas no salen al exterior durante 6 días, las puertas de la nave permanecen cerradas. El consumidor paga más por este tipo de huevos pensando que las gallinas tienen acceso al aire libre, pero esta expectativa no se cumple».
Y es que el Reglamento 2023/2465 de la Comisión Europea estipula que las gallinas camperas deben poder acceder de forma ininterrumpida y durante todo el día a un espacio al aire libre.
En Estados Unidos, la empresa avícola Alderfer Egg Farms fue denunciada por publicidad engañosa, tras demostrarse que sus gallinas camperas no tenían acceso al exterior. Por estos hechos, la empresa acordó pagar un total de 287.500 dólares para poner fin al proceso judicial.
Marina Sánchez, la presidenta de la asociación mallorquina Satya Animal asegura que «es alarmante que esta granja tenga el sello de bienestar animal, cuando desde el punto de vista administrativo su actividad es ilegal y penalmente podría estar incurriendo en varios delitos».
Además, explica que «el certificado se convierte en una mera herramienta de marketing. Los consumidores son engañados, creyendo apoyar el bienestar cuando en realidad están financiando la explotación y el sufrimiento animal en una granja en situación totalmente irregular».
Avícola Son Perot se defiende
Avícola Son Perot ha asegurado que todas sus granjas están sometidas a rigurosos controles internos y externos y que reciben inspecciones periódicas por parte de los servicios veterinarios y técnicos de la Administración de la Comunidad Autónoma.
La empresa ha indicado que el pasado martes, 20 de mayo, se llevó a cabo la auditoría anual correspondiente a la granja de Llucmajor y que se superó con normalidad.
También han recordado que sus instalaciones reciben inspecciones periódicas de los servicios veterinarios y técnicos autonómicos, «cumpliendo siempre con los estándares de calidad, seguridad y bienestar exigidos por la normativa exigente».