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La increíble historia de la mujer que tiene fobia a las aceitunas: «Me da ansiedad»

Fobia a las aceitunas
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Las aceitunas son un símbolo indiscutible de la gastronomía española. Presentes en celebraciones y reuniones familiares, pocas personas pueden imaginar tomarse un vermut sin un plato de aceitunas verdes o negras en la mesa. Sin embargo, para Lorena Moreno, una joven andaluza de 27 años, este encurtido se ha convertido en un verdadero suplicio. Tiene fobia a las aceitunas, lo cual le condiciona su vida diaria. «Si mi novio come aceitunas, no le puedo besar hasta que no se lave los dientes», confiesa.

Uno de los datos más llamativos de esta historia es que la joven proviene de una familia de productores de aceitunas con décadas de experiencia en el sector. Lorena asegura que su fobia a este encurtido no es un simple capricho pasajero, sino algo que la acompaña desde que tiene memoria: «si me las ponen en la mesa, tengo que taparlas. Si las veo o las huelo, me entran ganas de vomitar».

La historia de la mujer con fobia a las aceitunas

@yahorasonsoles 🗣️ Lorena Moreno tiene fobia a las aceitunas: «Voy a un sitio a comer y como me las pongan en la mesa las tengo que tapar». 📲 Al completo en la web de #YahoraSonsoles. \\\\\\\\\\ 📺 ‘YAS verano’ todas las tardes con Pepa Romero en Antena 3 a partir de las 17:00h. 👉 WhatsApp del programa en la descripción del perfil. #YAS #Fobia #Aceituna #SaludMental ♬ sonido original – Yahorasonsoles

La joven contó su testimonio en el programa «Y Ahora Sonsoles», donde confesó que el simple hecho de ver un plato de aceitunas le provoca una respuesta física que no puede controlar: sudor frío, náuseas y un deseo irrefrenable de salir corriendo. Lo más curioso es que nunca las ha probado: «soy incapaz de llevarlas a la boca. Solo la idea me da pánico».

El caso de Lorena encaja con lo que los psicólogos denominan misofofobia alimentaria, un rechazo extremo hacia un alimento concreto. Los expertos señalan que este tipo de condicionamiento es muy habitual en las fobias alimentarias, ya que el cerebro asocia un determinado estímulo con una amenaza y provoca una respuesta de rechazo.

La fobia a las aceitunas contrasta con su historia familiar, ya que lo Moreno son conocidos en su localidad como «maestros aceituneros», con una empresa que lleva más de cuatro generaciones elaborando aceitunas aliñadas y exportando parte de su producción a varios países europeos.

Sin embargo, lo que para sus padres y abuelos era motivo de orgullo, para ella se convirtió en una pesadilla. «Me dan asco cuando están fermentadas y tienen ese aliño tan fuerte. No puedo ni entrar en la nave de la empresa», confesó. «Jamás podría ponerme al frente. Ni aunque fuera la única opción. Preferiría dedicarme a otra cosa».

Otro dato curioso de esta historia es que, según reveló en televisión, su bisabuela y una tía también tenían fobia a las aceitunas. Este detalle, lejos de ser una simple anécdota, plantea la cuestión de si puede haber un componente genético en las fobias alimentarias. Hasta la fecha, la ciencia no ha logrado demostrarlo de manera concluyente, pero los investigadores sugieren que podría haber una base hereditaria detrás de los miedos irracionales, vinculada a la forma en que el cerebro procesa los sabores y olores.

«La neofobia alimentaria es el trastorno restrictivo de la alimentación que se caracteriza por el miedo irracional a probar nuevos alimentos. Este trastorno se ha incluido en la última edición del DSM-5 (el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales editado por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría)», detalla el Canal Salud IMQ.

Las fobias más raras del mundo

Una de las fobias más extrañas es la coulrofobia, el miedo a los payasos. Quienes la padecen pueden experimentar ansiedad intensa, palpitaciones, sudoración e incluso ataques de pánico al ver un payaso en persona o en pantalla.

Por otro lado, la ablutofobia es el miedo irracional a bañarse o lavarse. Generalmente se detecta en niños pequeños, pero en algunos casos persiste en la edad adulta, causando problemas graves de higiene y aislamiento social. Las personas con ablutofobia pueden experimentar ansiedad intensa ante la idea de acercarse al agua.

En plena era digital, la nomofobia es el pánico a quedarse sin teléfono móvil o sin cobertura. Sus síntomas incluyen nerviosismo extremo, sudoración, palpitaciones y una ansiedad que interfiere con la vida cotidiana.

Quizá una de las fobias más extrañas de la lista sea la omfalofobia: el miedo al ombligo propio o ajeno. Quienes la padecen no soportan tocar, ver o incluso pensar en esta parte del cuerpo, y pueden experimentar ansiedad intensa ante situaciones donde se vea su ombligo o el de otra persona.

La espectrofobia es el temor a los espejos o a mirarse en ellos, provocado por el miedo a ver reflejos «extraños» o distorsionados. Quienes la padecen pueden evitar habitaciones con espejos, baños públicos o incluso el simple hecho de mirarse al rostro.

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