Edad Media

La costumbre más repugnante de la Edad Media: la Reina Isabel de Castilla también lo hacía

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Dos personas de la Edad Media jugando backgammon. Foto: ilustración propia.
Gemma Meca
  • Gemma Meca
  • Licenciada en Historia, máster en Periodismo y Comunicación Digital. Redactora en Ok Diario. Cuento historias, soy amante de los astros, sigo a la luna, los TT de Twitter y las tendencias en moda. Experta en noticias de consumo, lifestyle, recetas y Lotería de Navidad.

La Reina Isabel de Castilla compartía una costumbre muy extendida en la Edad Media que, vista desde la actualidad, resulta difícil de comprender y hasta algo repugnante. En aquella época la vida cotidiana era radicalmente distinta a la de hoy. Con el paso de los siglos, la historia ha transformado no solo la organización política y social, sino también la manera de vivir. Las comodidades actuales, que damos por hechas, eran impensables entonces.

El simple hecho de disponer de una vivienda con ventanas, higiene básica y cierta intimidad constituye un avance enorme respecto a lo que existía en la Edad Media. Las casas eran precarias y carecían de elementos que hoy consideramos indispensables. Muchos hábitos, que en aquel momento formaban parte de la rutina diaria, hoy se ven con sorpresa y rechazo.

Los historiadores recuerdan que estas costumbres, aunque ahora puedan parecernos chocantes, respondían a la realidad de una época marcada por la escasez de recursos, la falta de higiene generalizada y una concepción de la vida muy diferente a la actual. Lo que hoy consideramos inadmisible, entonces era parte natural de la vida cotidiana.

La Reina Isabel de Castilla también lo hacía

Las costumbres de hace cientos de años es importante estar en consideración algunos elementos que serán claves. Las películas han hecho mucho daño, por lo que, nos acabamos imaginado el pasado de forma muy distinta a como realmente acabó siendo.

Seguramente cuando nos intenten mostrar nuestros días, también les parecerá desde el futuro costumbres realmente sorprendentes las que tenemos. Es importante conocer algunos detalles que quizás hasta ahora no hubiéramos ni imaginado en muchos sentidos.

El pasado fue un poco más distinto de lo que quizás nunca hubiéramos pensado que podríamos tener. Estaremos muy pendientes de una serie de situaciones que quizás nos pueden sumergir en lo peor de unas costumbres que ahora nos parecen imposibles.

Vivimos en un tiempo diferente de lo que vivían los que estuvieron en nuestro lugar en la Edad Media. Hasta los reyes o las reinas tenían que acatar unas costumbres que relataban con orgullo y hoy en día nos parecen imposibles de llevar a cabo. La higiene era muy distinta en aquellos tiempos en los que el agua potable no era una opción, los contras eran superiores a los pros a la hora de lavarse.

Esta es la repugnante costumbre de la Edad Media

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Lavarse o ducharse no era algo habitual en la Edad Media, no sé lavaban ni lo más mínimo. Por lo que, quizás estaremos muy pendientes de una serie de elementos que en aquellos tiempos eran habituales. Esa falta de higiene se relacionaba con los medios de que disponían.

Es decir, no había agua potable, ni forma de conseguir que el agua estuviera más caliente. Lavarse en pleno invierno era una misión imposible que podría acabar en una pulmonía que acabaría significando la muerte de la persona, por lo que, eran más importantes los contras que los pros.

Las casas no tenían ventanas, por lo que la mayoría del año, el frío y la lluvia hacían de las suyas. El olor de las personas era bastante intenso, aunque eso sí, se intentaba disimular con flores. Las jóvenes caminaban con un ramo en la mano para evitar olores tan comunes como los de una menstruación que no incluía un buen lavado o productos adaptados a esa higiene natural.

Las muertes por infecciones acababan siendo mucho más destacados que quizás hasta el momento no hubiéramos ni imaginado. Es algo que acompañaba a una época que quizás todo puede acabar siendo posible en estos días en los que la fecha nunca hubiéramos tenido en cuenta.

Esos tiempos fueron lo que nos impulsaron ante una serie de detalles que pueden acabar siendo vistos desde hoy en día como algo realmente sorprendente. Pensar en no lavarse es algo que los Reyes nos han transmitido, a través de sus crónicas, en las que se detallan las pocas veces en su vida en las que se lavaban.

Los sombreros eran esenciales para evitar que los piojos saltasen a los platos o las pelucas se hacían indispensables para unas melenas que acababan de desapareciendo por completo. En especial, si tenemos en cuenta que era muy complicado de gestionar, de una manera que quizás hasta ahora no hubiéramos ni esperado.

Tocará ver qué es lo que puede pasar en estos días en los que quizás optamos por no invertir demasiado tiempo en unos elementos que hasta la fecha nunca hubiéramos ni imaginado. Es importante ver la realidad en una historia en la que Hollywood ha hecho de las suyas, quizás no eran tan idílicos esos castillos que debían oler y no precisamente a rosas, incluyendo la ausencia de baños.

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