El alcalde de Palma, quinta cuidad más sucia de España, empieza a privatizar la empresa de limpieza
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El alcalde socialista de Palma, José Hila, inicia la privatización de la empresa municipal de limpieza (Emaya) tras su pésima gestión a lo largo de estas dos legislaturas que ha convertido la capital balear en la quinta ciudad más sucia de España.
El consejo de administración de la compañía presidida por el concejal socialista Ramon Perpinyà ha aprobado la externalización de los servicios de atención telefónica y de la limpieza de contenedores y vehículos, que pasarán a estar gestionados por empresas privadas, una vez que se adjudiquen los concursos para su explotación y a las que esta empresa pública abonará dos millones de euros al año. Ello irá acompañado de una reorganización de la plantilla asignada, hasta la fecha, a su cobertura.
La privatización viene acompañada de la próxima aprobación de un préstamo de 50 millones de euros ante la delicada situación financiera de la compañía tras ocho años de gestión de la coalición de gobierno de socialistas, independentistas de Més y Podemos.
Un crédito que será solicitado en el primer semestre del próximo año y que se terminará de pagar en 2032, pese a que en mayo hay unas elecciones municipales que pueden provocar un cambio en la actual dirección de una compañía municipal que, con este préstamo, hipoteca y ata las manos a sus sucesores en el cargo.
La salida a concurso del servicio de atención al cliente en el que, hasta ahora, estaban destinados siete trabajadores de los once con los que contaba en anteriores legislaturas, fue justificada por Perpinyà por el mal servicio que se está prestando a la población y su contratación supondrá un gasto para esta empresa municipal de casi medio millón de euros anuales.
Un servicio ahora deficiente tras la eliminación de un tercio de la plantilla que estaba asignado al mismo, y que será gestionado una vez que se adjudique el concurso por una empresa privada.
También correrá la misma suerte el servicio de limpieza de contenedores y de vehículos que será privatizado ante la pésima gestión de los recursos humanos de una compañía de 1.400 trabajadores, entre los servicios de alcantarillados y aguas, y el de limpieza y recogida de basuras, que hasta ahora, realizaba la plantilla del área de limpieza.
Estas privatización de servicios se producen en una compañía municipal que bajo la dirección la pasada legislatura de los independentistas de Més y en la actual de los socialistas, se ha caracterizado por el engorde de altos cargos y la contratación de personal directivo en sus oficinas centrales de Son Pacs, congelando la contratación de capital humano de base y de trabajadores para los servicios de limpieza y recogida de basuras a pie de calle.
De hecho la paralización de la contratación de personal de base es paralela a la salida, entre finales de septiembre y este mes de octubre, de más de 150 trabajadores eventuales contratados para reforzar los meses de temporada alta, lo que provoca que haya barrios que se han quedado con la mitad de los barrenderos que tenían asignados el presente verano.
Por contra, en la central de Son Pacs, el concejal Perpinyà ha tenido que habilitar parte de la planta baja para abrir más despachos para altos cargos, ya que en la primera planta del inmueble, no había espacio suficiente.