Los andaluces de la Almería ‘vaciada’, los primeros en acariciar la inmunidad de rebaño y la normalidad

El alto nivel de vacunación en las pequeñas localidades del interior, poco pobladas y de avanzada edad, permite a sus alcaldes planear un verano con piscinas municipales abiertas y algunos festejos locales

Los andaluces de la Almería ‘vaciada’, los primeros en acariciar la inmunidad de rebaño y la normalidad
Una calle del municipio almeriense de Suflí (EUROPA PESS).

En Andalucía, comunidad líder en vacunación en España, la inmunidad de rebaño ya es casi una realidad en algunos municipios, principalmente aquellos pequeños y poco poblados y cuyos habitantes son, en su mayoría, de avanzada edad.

En la provincia de Almería, más del 40% de la población cuenta ya con al menos una dosis de la vacuna contra el Covid-19, pero algunos pueblos enmarcados dentro de la Almería ‘vaciada’ acarician ya el 70% de vacunados.

Es el caso de municipios como Alcudia de Monteagud, Laroya -ambos sin ningún positivo registrado en toda la pandemia- Beires, Castro de los Filabres, Suflí o Velefique, que ya piensan en recuperar poco a poco la normalidad durante el verano con la apertura de sus piscinas municipales y la celebración de algún espectáculos en festejos locales.

La inmunidad de rebaño, más cerca

«Lo mismo ahora tenemos a unas cinco personas que están sin vacunar», ha señalado en declaraciones a Europa Press el alcalde de Alcudia de Monteagud, Juan Blas Martínez, quien ha apuntado que la mayoría de las personas que habitan de manera regular en este pueblo en el que hay empadronadas unas 138 personas han recibido ya, por lo menos, el primer pinchazo. «Hay muy poca gente sin vacunar porque hay muy poca gente con menos de 47 años», ha indicado.

Sólo por el rango de edad y conforme a los datos del censo de población relativos a 2020 que ofrece el INE, el 67,39% de la población de Alcudia de Monteagud ya podría haber sido, como mínimo, citada para inyectarse la vacuna, puesto que solo 45 de sus vecinos cuenta con menos de 47 años, aunque en este otro grupo de menor edad podrían darse profesionales esenciales como agentes de policía, cuidadoras de la dependencia o docentes, y otros grupos de riesgo como los trasplantados o enfermos de riñón, a los que también se habría administrado la vacuna, lo que incrementaría esa inmunidad.

No obstante, el padrón no siempre se corresponde con los habitantes ‘reales’ del municipio, lo que puede dificultar el cálculo. El propio delegado territorial de Salud y Familias de la Junta de Andalucía, Juan de la Cruz Belmonte, reconocía esta semana ante los medios que aún no se había realizado ningún estudio que permitiera conocer qué zonas o localidades habían alcanzado firmemente dicha inmunidad de grupo. «Vamos a un ritmo bastante grande de vacunación», aseveró en cualquier caso el titular provincial de Salud.

A pesar de la ausencia de dichos estudios, varias localidades ya intuyen que esa inmunidad grupal, si no se ha producido, está bastante cerca. Es el caso también de Laroya, la cual, al igual que Alcudia de Monteagud, no ha registrado ni un solo caso de Covid-19 durante toda la pandemia debido a la «prudencia» de sus vecinos. «De 50 años para arriba ya todo el mundo tiene su segunda dosis. Me atrevería a decir que al menos el 60% de los vecinos del pueblo ya tienen una vacuna», ha indicado su alcaldesa, Dolores Moreno.

El alto nivel de vacunación entre estos pequeñas localidades de interior, que apenas superan los 200 habitantes censados, supone sobre todo un alivio para sus alcaldes y vecinos ahora que comienza la temporada estival y con ella, el aumento de las visitas de familiares, allegados y algunos turistas que, con el fin del estado de alarma y el aumento de la movilidad, ya se han dejado caer durante los últimos fines de semana en busca de espacios abiertos y de esparcimiento.

«Para primeros de julio ya vamos a estar todos vacunados y eso es una tranquilidad para el pueblo», ha asegurado la alcaldesa de Beires, Carmen González, quien apunta que más de la mitad de sus 130 vecinos superan el medio siglo de vida mientras que aquellos que tienen menos de 40 años «serán 18 ó 16 personas», incluidos los trabajadores de la dependencia «que están vacunados».

A pesar de todo, algunos regidores han reconocido que el proceso para conseguir protegerse del coronavirus no ha sido del todo fácil debido a cómo se ha planteado la vacunación, lo que ha obligado en algunos casos a desplazar a gente mayor sin medios de transporte a otros puntos. «A los pueblos pequeños tendrían que haber venido a vacunarnos», ha opinado el alcalde de Castro de los Filabres, Francisco Martínez, para quien se deberían haber dado más facilidades a los 77 vecinos de más de 50 años que oficialmente aparecen en el padrón que refleja 120 personas.

Sin fiestas pero con espectáculos

La seguridad que ha aportado el proceso de vacunación frente al Covid-19 ha llevado a muchos municipios a plantearse de cara a este verano la recuperación de actividades al aire libre y algunos festejos, aunque sin grandes celebraciones y manteniendo «todas las medidas de precaución», ya que ha sido precisamente la ausencia de «fiestas» o «reuniones familiares» lo que ha alejado el virus de sus términos municipales hasta el momento. «No vamos a hacer fiestas de verbena ni bailes, pero sí espectáculos en los que la gente esté al aire libre. Hay que ir recobrando el pulso para volver a la actividad normal», ha aventurado el alcalde de Alcudia.

En Suflí, donde su alcalde, Raúl Guirao, estima que «más de un 50%» de las personas ya están vacunadas debido a la avanzada edad de la mayoría de sus 160 vecinos, se plantean ya la apertura de la piscina municipal y la celebración de algunas actividades al aire libre para el mes de agosto, aunque el año pasado ya se realizaron algunos encuentros con público sentado y respetando el distanciamiento social.

«Aquí la gente se ha portado muy bien, solo tuvimos un caso y era de una persona que no vivía en el pueblo», ha valorado el primer edil suflireño, quien ha disfrutado de un municipio «Covid free», según dice, al igual que Velefique, cuyo alcalde, Rafael García, tampoco reconoce el único caso que la estadística oficial achacó a su localidad de 230 habitantes, 190 de los cuales son residentes habituales.

Ahora, coincidiendo con la llegada del buen tiempo, Velefique ha decidido desde el pasado día 1 de junio volver a poner en marcha sus viviendas turísticas rurales que permanecían cerradas desde octubre del pasado año, con el repunte de la segunda ola. «Las hemos empezado a abrir otra vez y también estamos esperando más instrucciones para las piscinas municipales, a ver qué viabilidad tienen», ha valorado el regidor, en cuyo pueblo predominan los vecinos con edades comprendidas entre los 60 y 80 años.

Los representantes municipales ha coincidido en que, a pesar de que la ausencia de contacto les ha prevenido de virus, les ha desgastado psicológicamente. «La soledad es muy dura», ha lamentado uno de alcaldes que, como el resto, ha reclamado más atención, recursos y medidas por parte de todas las administraciones y poderes económicos para evitar que sus pueblos terminen por desaparecer. «¿Por qué no puede tener Velefique un centro tecnológico o un laboratorio? Aquí hay calidad de vida y limpieza en el aire pero no hay conciencia de traer a los municipios inversiones que puedan generar empleo», ha lamentado el regidor desde la comarca de Los Filabres.

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