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Qué es un SSD y por qué acelera tanto tu ordenador

SSD
Nacho Grosso
  • Nacho Grosso
  • Cádiz (1973) Redactor y editor especializado en tecnología. Escribiendo profesionalmente desde 2017 para medios de difusión y blogs en español.

Un SSD o unidad de estado sólido es un tipo de almacenamiento que, a diferencia de los discos duros tradicionales (HDD), no tiene partes móviles. En lugar de utilizar discos giratorios para leer y escribir información, los SSD funcionan con chips de memoria flash, muy similares a los que encuentras en una tarjeta SD o un pendrive, pero mucho más rápidos y avanzados.

El secreto está en cómo accede a los datos

Este cambio de tecnología permite que los datos se accedan de forma casi instantánea, lo que se traduce en una mejora radical en el rendimiento general del sistema: el arranque del sistema operativo, la apertura de programas, la carga de videojuegos y la copia de archivos se vuelven mucho más ágiles.

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Diferencias con los discos duros tradicionales

Los discos duros mecánicos llevan décadas en el mercado y, aunque han mejorado en capacidad y precio, siguen siendo más lentos por naturaleza. Cuando un HDD busca datos, una aguja mecánica tiene que posicionarse sobre el plato giratorio en el punto exacto donde se encuentra la información. Esto genera un retardo conocido como tiempo de acceso.

Con un SSD, ese retardo desaparece. Todo el contenido se encuentra distribuido electrónicamente, permitiendo accesos en milisegundos. Esa simple diferencia multiplica la velocidad de lectura y escritura por 5, 10 o incluso más, dependiendo del modelo.

Mejora notable en tareas cotidianas

El cambio más evidente se nota nada más encender el ordenador pasar de esperar un minuto a tenerlo listo en 10-15 segundos no es raro. También se notan mejoras en tareas tan comunes como:

  • Abrir el navegador o aplicaciones de todo tipo.

  • Copiar archivos grandes o instalar programas.

  • Arrancar juegos y reducir tiempos de carga en escenas.

Incluso los ordenadores más antiguos ganan una segunda vida con un SSD. Muchos usuarios se sorprenden de cómo un portátil viejo vuelve a ser perfectamente funcional solo con cambiar este componente.

Tipos de SSD que puedes encontrar

No todos los SSD son iguales. Existen principalmente dos tipos que marcan diferencias en rendimiento:

  • SATA: son los más comunes y económicos, ideales para sustituir discos duros en equipos antiguos. Ofrecen velocidades de hasta 550 MB/s.

  • NVMe (PCIe): mucho más rápidos, alcanzan varios miles de MB/s y se instalan directamente en la placa base. Son ideales para usuarios exigentes o para tareas como edición de vídeo o gaming.

Para un uso básico, un SSD SATA ya supone una gran mejora, pero si puedes optar por un NVMe, notarás todavía más diferencia.

¿Cuánta capacidad necesitas?

La mayoría de usuarios encuentran que un SSD de 500 GB es suficiente para el sistema operativo, programas y archivos habituales. Si almacenas muchos vídeos, fotos o juegos, es recomendable optar por 1 TB o más. Otra opción muy habitual es usar un SSD pequeño, por ejemplo, 256 o 500 GB para el sistema y mantener un HDD tradicional como disco secundario para guardar documentos y multimedia.

¿Es difícil instalar un SSD?

En muchos casos, no. En portátiles y torres con acceso al interior, basta con abrir, sustituir el disco, y clonar el sistema operativo (o hacer una instalación limpia). Hay muchos tutoriales paso a paso en YouTube para cada modelo concreto de portátil o placa base. Además, cada vez más fabricantes lanzan kits externos para que puedas hacer la clonación del sistema y luego insertar el nuevo SSD sin perder datos.

Merece la pena, sin duda

Si tu ordenador arranca lento, se queda pensando con frecuencia o tarda en abrir programas, cambiar a un SSD es la forma más rápida y eficaz de mejorar el rendimiento sin gastar mucho dinero. Es una inversión pequeña para un salto enorme.

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